27 de diciembre de 2006

CII.- Derechito Flagelo Color



Si llegase finalmente pirihuín a mi destino
soberano o clandestino de no sé por qué,
es posible que me encuentre cavilando con ella,
con ustedes y con alguien que tomando café.

Si a un sosiego tan pueril en esa fábula viril
otro infame lo convierte en silabario caracol,
su sombrilla de insensato nunca túvole ganas:
candoroso adivinar que se aglomera en mí.

Que mañana se haga tarde demasiado tarde
para todos es lo mismo, pues vivir es recordar.
Vulnerable matinata que se queda ciega,
que se inyecta y se diluye y no te gusta ná.

Los que eternamente vamos caminito al sol,
persistentes animales sin cariño ni sonar,
flor inmensamente vivos invadidos de furor:
amarga carga que arde y larga niña a mi panal.

22 de diciembre de 2006

CI.- Volantín Grité


Hoy viví la circunstancia más dichosa,
la oportuna y peculiar lunaventura que
sin avisar se hizo de mí soñando,
y estremeció, con su ademán, mis pies.

Un horizonte desprovisto de aire
me arrebató volando casi nuevo
por superficies de completo volumen,
abriendo surcos de rocío marrón.

La cofradía enarboló una fuerza
de fauna y vértigo, rodeandomé,
pero seguí en mi levantar de nubes,
su ventolera de cosquilla y libertad.

Un viento inexorable de fulgores amigos
nace justamente en mi manera de ser,
me priva levemente de mis miedos niños.
y nunca más he visto caminar su luz.

21 de diciembre de 2006

C.- Tablas



Todos me conocen en el fondo,
porque llevo en las manos el fondo de mí,
pero nadie me ama mucho en realidad,
porque trotan y me tratan como niño de jardín.

He mirado todos los lirios en el campo
y la promesa ciega que el infausto se llevó,
mas nunca pude hallar la flor de añadidura,
las aves que no hilan ni al viejo centurión.

Soy un escalón en la espiral del triunfo
que logran los que nunca se dignaron a vivir
un mundo sin vida ni sangre; un eslabón
donde todos los infames se aprovechan de mí.

Amar sin esperar en tanto me eres de provecho.
Olvidarte para siempre, porque ya te utilicé.
Vivir y trabajar en la faena de los hechos.
Ignorar al que no sirve para amar a los demás.

16 de diciembre de 2006

XCIX.- Benjamín Solito


Mi sombra pagana se fue consumiendo,
cochina y violando su huella, sin fe.
No quise ya nada y mintiome la noche:
que nadie en la vida me quita o me da.

Hambriento, los nueve malditos,
pidiendo mendrugos a gritos de pan,
siguieron cayendo de pronto una hilera
a la pieza en que solo moríame yo.

Cerré en mis rodillas su calma ligera,
que salva migajas y deja llorar.
Mi palma se clava a la calva madera,
callado y perdido, sintiéndome mal.

La papa se llenó de cucarachas.
Si muero veinte veces, no lo van a saber.
Solitario me dejaron con demonios
mirando como gatos, al amanecer.

Se fue la loca muerta, y mis amigos ayer,
que llorando me dejó un canijo.
Pero yo no quiero ver a nadie nunca más.
Me escondí y no me encontró ni Cristo.

14 de diciembre de 2006

XCVIII.- Volcanto Mío



La extática inminencia que me lleva en andas,
de cuajo ha arrebatado lo que vive y va
conmigo sobre un ártico espectaculario:
qué estrépito palpita y se hace vanidad!

Todos los espejos que me han visto callan
y no me reconocen si desnudo soy.
Le brota al alma vértigo de sombra clara:
sencilla muerte mente a la que sobreviví.

Por qué no he de entregarme por entero al aire,
dejar de serme náufrago o perdidormir?
No existen en el ánima otros fuegos nuevos
y es largamente noche la que sigue al azar.

Por eso me he arropado con la músicalimento,
neurálgico y caminotauro fiebre amor,
la primorosa musa que viviendo mata:
abrupta liebre ocúltase en mi caparazón.

12 de diciembre de 2006

XCVII.- Fandango sin fin




Hay la vastedad de un agua fiera inmensa
que camina eternamente por el viento, sin morir.
Un alma a su planeta que aferrada, no se acaba:
vertiente inexorable oceanía cuculí.

Espacio que fatiga tan curioso y se condensa,
que llama, no se mueve y cuando llueve, sigue aquí,
ilimitadamente indefinida que no cambia,
que no me pertenece y siempre va detrás de mí.

Toda mi alegría se reduce a la existencia
de llena algarabía y con el fuego, su candor,
se ha nutrido de oro en un saludo y un descanso.
Podría derrotarme, mas la brega no es acá.

Abeja inestimable desde siempre que trabaja,
amante que habitaba su festejo y su panal:
mi mundo podrá nunca abandonar la tierra viene
ardiendo curvilínea y viva sal fundamental.

4 de diciembre de 2006

XCVI.- Mecha Loca



Flecha de batiente loca.
Lágrima de colibrí.
Ingenua que no cae nunca,
aunque tropieza y se ríe de mí.

Pluma de lirón valiente.
Alegría que no tiene fin.
A veces, me da un beso, a veces:
golondrina, me dice que sí.

Mecha locamente vente!
No te separes de mí!
Vente locamente mecha!
Mecha loca vente ya!

XCV.- Sudar y Belfos




Que se escuche lengüetear mi boca,
la que busca bajo el hombro suyo,
la que muerde fuertemente y puede,
la que pide tontamente bocas,
caminar y sin pisar, enteramente
sobre el alma clandestina de ese hedor
aliñoso de su vientre y apetito!

Soñando y novedoso turbio,
quien habría de mirar de nuevo
a esa misma bandolera blanca,
a esa millonaria molestosa,
tan urgente luna llena de limones,
tan amiga luminosa portentosa,
tan confusa, poderosa y fértil,
tan entera occipital y abandonarla luego,
para atar una vejiga de calor
junto al mástil que ha latido lágrimas
como un párpado feroz que arranca
todo lengua clandestina y cicatrices?

Qué desnuda es la humedad de la medusa,
toda entera y noche lenta en regocijo,
todo un largo y melancólico silencio en agonía,
desde donde un goterón de gritos,
buena fe de carcajadas escondidas,
el oscuro que te atrapa y que te muerde
y que saca de tu boca siete niños
y otras raras costumbres hogareñas.

3 de diciembre de 2006

XCIV.- Pomazul

Quiero despertar un día polar
ferviente, natural y compañero,
con una melodía hermosa plural:
caracola para ti en mi boca.

Retocar el estribillo en la ducha solar
y arropar tu canción de campana
con un par desconocidos acordes y tal,
mirando el celeste del cielo.

Creciendo cada vez,
desnudo todo el día,
siendo un aleteo al galope,
un tifón en hojas,
el latir de corazones verdes:
caparazón de la manzana al sol.

XCIII.- Envidiosa de la fortuna


Percibamos todos juntos en la miel cautela
esa nueva identidad de seguir siendo y desatar,
sufriendo y disfrutándonos tu muerte en la justicia
con todo por los otros y confiando en los demás.

Porque cuáles consecuencias yo deploro más en ti,
si habremos de tener que castigarte igual
y todo de vosotros se vislumbra o vuela,
observándonos la viga del desánimo, tú y yo.

Fue queriendo perecer que no fue nadie con ella?
Y la dejásemos partir por si cualquier otra razón?
Todas las malditas enemigas fueron crueles
y ahora lloran en la sala: ¿Son culpables, Señor?

Quién sabe si sufriendo el orificio de su pena
fue risita en pleno patio de una larga voluntad,
la que sola una mañana en que no fue a la clase
se quitó por fin la vida que su madre olvidó.

1 de diciembre de 2006

XCII.- Cantilena




Felícita canción inmejorable,
lléname la boca y cántame cazando.
o hazme por amor canto cantar,
mas no viertas hecho lava mentirosa,
tan oscura su recinto aquí otra vez.

Si grito niñerías en tu oído,
grítalas conmigo florecer,
porque vuelo cielo negro a su consuelo:
de tu sangre se completa la raíz.

Todo al corazón se le hace miedo,
fruta amarga nuestra púrpura y cenit,
cuando aparte de su luz jadeante,
no te mira ni su fuego volantín.

Así que no te dañes la garganta,
no te ciegues y no mueras nunca más.
Quiéreme paz o plenamente canta!
Y desea puramente estar aquí!

Oh, amiga que destila su portento,
frenéticamente ante sí,
no te vayas ni te alejes nuevamente.
Amiga, no te prives de mí.

24 de noviembre de 2006

XCI.- Sombrilla y Relucero



Cariño que no tiene vuelta,
insigne recuadro poliedro,
y el cielo, bonito se encuentra:
ni una vez lo ha negado San Pedro.


Ese poema que canta volar
lo que inéditamente yo parlo
será comentario obligado juglar
o como quieras tú pintarlo.

De ése Alejandro Dumas
se ríe, por su coro
y nádaba entre la espuma:
que no se convierta en Oro.


22 de noviembre de 2006

XC.- Por el perdón picados


Ahora ya sé por qué esa mierda insana
entre los pelos de mi cara y su piel,
con el cuerpo dolor que inmundo mana
de su puerco sudor y mi entrepierna riel.

Preguntaba cómo fue que nos hallamos dormidos,
nos unimos, queriéndonos callados, mujer
y nos dejamos de amar, como si todo perdido,
porque todo ya nada, y casi nada, se fue.

Porque perdida y sin alma me encontré en un bar
a una hermosa que lloraba tan borracha como yo
y la abracé como creyendo que no la vería más,
pero esa noche, sin querer ella llorando me besó.

Ahora cierra la boca que sus labios no mueven:
el polvo se hizo tierra que la guerra mojó.
Melancólica paciencia que murmura y llueve
como lodo mal consejo que seguimos los dos.

Un oso furioso y una eterna flaca.
El insecto imperfecto, en la selva nos picó.
Distinta es la materia gris del toro y la vaca.
Fastidiosos cariñosos, pero yo soy el gruñón.

La cabeza, caliente y en la sien, dos cachos.
Escondida, la desnuda y muerta circunvolución
hereditaria inevitable de las hembras y los machos:
una puta araña ciega oculta en todo rincón.

21 de noviembre de 2006

LXXXIX.- Adelante, Sapito


Los nacionales buscaron
y por momentos se vieron
excelentemente bien parados
de mitad de campo hacia adelante, sapito.

Pero paulatinamente los intentos
se diluyeron y los locales
no se esforzaron mayormente,
para sacar el encuentro adelante, sapito!

Falta profundidad,
y sobre todo claridad, Sapito
a la hora del ataque
y al momento del finiquito...

Para sacar el encuentro adelante, sapito!

17 de noviembre de 2006

LXXXVIII.- Piadoso Polar


El vértigo en mi vida es lo que llevo dentro
amable de cuidado y con poquísima fe,
surcando el ancho mundo nuevo descubierto
por asir sus herramientas, y a mis héroes, quién?

Yo jamás fingí de arrepentirme y, por fin,
me quedé con ellas, como buen pastor,
atento caminante solitario en mi refugio,
capricho sin rencor y preocupado sólo yo.

Qué tendrá de recto que camine yo erecto,
que mire a todos lados y que piense en Dios,
si persígnome escondido y no me mira a mí nunca,
ni en el cielo claro incierto felicítame bien?

Profeso religiosamente mil conceptos
que nacen y crecen y van a morir:
Si no se han engendrado criaturas, lo pienso.
Si son abandonadas a su suerte, ya me fui.

15 de noviembre de 2006

LXXXVII.- Fecunda mujeres


Les llueven siete guiños rubicundos:
son genios en chubasco de glomérulo calor.
Aliños de cazuela que les sirve de improviso,
su larga caminata en pormenores sin honor.

Roer la minería bossa nova en gentilicio,
oculta en cada tripa que acumula su nihil.
Ganar la suerte en vuelo por rasante suplicio,
fascículos añejos y clavícula morir.

Yo soy el buen augurio a los que parten a la guerra,
y pide el alma suerte más allá del Rubicón:
que todos los que mueran habitados de confianza
con fe en su sinsabor, me pidan cuentas y valor.

Todo un alto gesto en descompuesto peculiar.
Sabores de agonía prematuramente mía,
de luminaria diestra, que me impide cantar:
comarca sin amor y necedades de flor.

Si quieren destinar su fuego análogo bendito,
yo pertenezco a la gentuza y siempre digo yo.
Que hay manchas que desluce mi ropa:
presumo de elocuente cada vez que digo no.

13 de noviembre de 2006

LXXXVI.- Hénide


Hubo una nocturna
algarabía silenciosa,
oscura y provechosa:
me encontré con ella, ayer.

Sentí que un organismo
de complejas posiciones
se henchía y se dormía
dentro de ámbitos de pan.

El hombre
y el hambre
de esa histórica mujer,
que no se había dignado
a alimentarse de mí.

Un rapaz que la atrapaba,
se adueñaba respirando,
jadeando y se fue lejos
a ocultarse en medio de él.

12 de noviembre de 2006

LXXXV.- Farsanti Tabaco


Ese viejo blanco vil y terco mudo cuasimodo,
que me mira cuando miro su castigo infernal,
me viene a aconsejar cuando le queda tan poco,
maldecir callado infértil como un ángel del Señor.

Que ese círculo de humo y corazón tan atractivo
fue juguete de mi boca y es verdugo en suspensión.
Que no siga ya con eso, que me va a matar,
que me quede yo dormido: he sido un loco de atar.

Lo que aspiro borracho cuando me hago el lindo,
enamorado y feliz: yo conocí a mi flor.
Y me mata lentamente, porque soy un tonto,
porque si él se va a morir, voy a morir consigo yo.

Y me dice que no siga abasteciendo al demonio,
que me rinda a tiempo, por amor de Dios,
porque estoy equivocado, porque fui un sopenco
y el tabaco es un veneno, y tiene toda la razón.

Pero yo le contesto como buen cristiano,
desde mi guarida hecha de puro fulgor,
que se quede callado, que se muera solo
y que me deje vivir, que ya no hay nada que hacer.

Que la vida es como un alga que la mar frecuenta
y que la cuenta está pagada: no queremos sentir.
Porque así soy yo y así son casi casi todos
y en ese casi todos, todos vamos a morir.

Porque todos los que viven en el mundo sueñan,
que a la postre mueren, como muere el sol
y la vida es una parte de lo que ha de morir,
y que la mierda en la galaxia nunca tuvo buen color.

En cierta parte de la Historia me encontré una colilla,
la encendí con mi cerilla, y la locura ganó.
Hace ya bastante tiempo comenzó la fiesta,
se olvidaron de la muerte y todos fueron a bailar.


Y ahora tomo entre mis dedos el cilindro blanco
casi lleno de la muerte, de la alcohólica pasión
y succiono su veneno y me imagino la nada
la que lentamente come y me carcome y digo no.



6 de noviembre de 2006

LXXXIV.- Su brillándome marea


Dentro de mi boca que la nausea coloca,
no queda piel adentro ni su grito molar.
Sola cada cierta noche flores en aliño
y mucho menos dientes, y no canta más.

Me vine en yermoculto a su pistilo cuajar,
una pura mañana sin calibre hasta aquí.
Su profundamente amigo quiltro, fui ese yo,
siguiendo su camino de razado pueril.

Pero ya he olvidado su glaciar y su tono,
y de su terco pito, sólo hay puro adivinar
un sopor que supura carcomida vergüenza
y una amígdala que crece y que merece flotar.

Quisiera ser su fiel humor de tarde gala nueva,
con su mar y consumir lo que me quiera sin él:
balancear en su carillo que me fuera ya tanto
y consumar su luna plancton, todo lejos de aquí.

La graciosa bala libre que algún día conocí,
hecho mi vestido con un rapto de fiebre

que mi oculta fibra, que su vértigo dejé:
de manzana sin golpes, su cartílago murió.

31 de octubre de 2006

LXXXIII.- De ese flojo frío y rojo fiel reflejo hacia mí


Destiñen y tejen sus manos de viuda
la vida campana: yo no sé qué hacer.
Si perderme en la abundancia de la nada cruda
o seguir bajo el amparo de su infausto tañir.


El ínfimo arbitrario leve soplo bandido
oculto, me sorprende y no se deja ver,

que llega por la noche y no me quedo vivo.
Locuaz amargo trino, a revolcar mi placer!

Así que me resigno con tu amigo bufón,
amiga de mis años, poderosanguínea sal.

Si quiero dar a luz en mí la gran manzana,
no tengo lo que quiero porque pídolo mal.


Dímelo, mujer, que mi impaciencia quema!
Saca de tu pecho ese tamaño corazón
y, así, sobre la mesa su sangriento dilema,
ponlo en ese plato que dormido trago yo.


Para no perder la vida muriendo,
que nunca nadie vea lo que fui por ti,
rodeado de un vagón en multitudes,
amando tu otra mano y otro beso por venir.

30 de octubre de 2006

LXXXII.- Arrepentíos Permanentes


Ostenta un rostro humano carcomido por completo
en su agonía inaguantable de sirviente Rasputín.
Su cuerpo de profeta aniquilado por la angustia
se ha vestido de pudor, ni se emborracha jamás.

No cree nada más que en el oscuro antiguamente,
en su impertérrito poder de la ultratumba delictual.
Incrédulo ser, hecho elegancia y salones
nos sirve para todo, cual verdugo matarás.

Contempla desde un alto cielo el crudo cocimiento,
del mar en multitudes que saluda y que se va
y sigue por las calles con su esperma de cuaderno
marchando obedecer su anal cretina inmemorial.

Gritos que semejan una sala de tortura
o un largo atar de cuervos y de hienas y de sal.
Alaridos sin consuelo, sin asilo o cicatriz:
Lluvia de sulfuria inerte y crudo natural.

Amores, mil amores que se espejan y se besan.
Estrépito de cráneos soberanamente mal.
No existe nada de eso porque todo es traicionemos.
Desierto ya sin flores ni carbono ni coral.

Ven a vivir conmigo, hermano mío, mi chaval,
con el filo de la muerte y sé tu guerra temporal.
Olvida el canto claro de las madres obedientes
y tu tregua niñez y su letargo floral.

29 de octubre de 2006

LXXXI.- La Nena



Un viejo retrato de color naranja
absurdo, fijo y mudo, reprodujo fiel,
lo que es mío en la pared, pequeño
sonriente exultante y camarada chascón.

Así que no me ofusques ni me busques, por favor,
pelirroja cuerda floja otra vez:
porque soy un gigante diamante pequeña
absoluto imperfecto, mutante trinar.

En pelotas, sigo vivo por la casa y sé contar,
sin respirar ni preguntar contento,
más allá de treinta y cuatro, mucho más,
como niño melodía y caminar despierto.

Sin zapatos ni corbata ni cuello,
sin asunto ni perpetuo ni piel:
cítrico esperpento que me dio mi hija,
enamorado me quedé con él.

26 de octubre de 2006

LXXX.- Laberinto Cables


Yo pretendo dejar de almorzar
y abandonar esa burguesa costumbre
de mirarle los zapatos a la gente:
otra moda de decir que incomódalo querer.

Si la forma peligrosa

de decir las mismas cosas
es la fina y mentirosa
caminante dilección,
su pilar y su espinoza,

la que surca y memotiva,
que me luce y nos conduce

con apuro y sin afán,
es un grueso peregrino cruel,

la sucinta mascullando
que parábola no brilla,
una roca loca pestilente y curvilínea
como el rojo castellano y meridiano farol,
dilocuente anaranjado y tibio
pero nunca es amarillo solitario y fino sol,
porque el foco moco cojo
es demasiado poco:
si me toco un puro coco
es casi loco para mí.

Como gárgola y envidia verán
que mi tierra agricultura

es la más agria dedica,
donde todos los rincones se parecerán
a la vida que los curas predican
y practican, porque nunca se complican.

Dejadme llevaros, entonces, por fin,
con la canción de la canalla puerca,
oh mis hermanas de sangre y amigas,
a la nación de la callada tuerca.


Son sus ojos los que a mí me primaveran
y sus venas lo que me hace más feliz
porque ladro como juerga que gleba
y mirándola palabra me maquillo solar.

23 de octubre de 2006

LXXIX.- No os preocupéis


Todo consiste en animarse un poco,
en bailar toda la tarde sobre el pasto seco,
encender un aire simple de palabras sueños,
prodigarse libremente y desaparecer.

Eso es en lo que todo consiste:
olvidar todo de cuanto recordamos
y dejar una fantábula turgente
una alimaña y una buena voluntad.

Abandonarse a la sentina fervorosa
que revolcándose entre puercos diferentes,
divertidos, primorosos, delincuentes:
no hay otro modo de felices consistir.

Qué hay de vosotros, abogados militares,
maridos tercos, quincemil carabineros,
borrachos osos peligrosos que no saben
por un segundo de silencio encandilar?

Digo por fin que me son todas las fragancias:
mi suerte vierte en fuerte muerte y taladrar.

Yo me he situado en cada pozo surco nuevo
y he desplegado en mil helechos la razón.

18 de octubre de 2006

LXXVIII.- Niño de teta


Maldita mala muerte y tan violenta,
que nos deja abandonados sin calzones,

que se lleva con el ánimo del lucro
nuestras vidas tan amadas corazones,
sin voluntad de su precioso amado dueño.

Ya no quiero seguir siendo ni viviendo:
que me amarga la vidá que amamos juntos,
cual terrible en ese sueño que no es,
que ya pasó, que no pasó y que no está más,
que me duele y no lo encuentro entre mis cosas,
que se viene él a vivir en mis recuerdos:
no lo veo y lo acaricio entre poemas,
no lo descubro, ni su risa ni sus penas,
ni su caracter que tan fuerte de manojos;
nunca más, ya no va más y me hago muerte.


Porque soy alma, sigo siendo alma de flores,
no soy tan fuerte, amada mía, soy un lirio,
y quiero hacerme en agua clara que no sufra,
pero estoy siempre condenado a la tristeza,
de mi otra vida ya tan lejos de su muerte.

Quiero sentir y no morir su niño mío,
ser astro nuevo que no hay forma de apagarlo.
Perdonamé, no fue mi culpa y ya estoy harto!
No quiero ser la cruz perdida y tu desdicha,
que soy el grito del silencio en tanto ruido!

Yo lo lamento, pero debo abandonarlo:
ya no quiero desprenderme de su furia,
ni ser mujer ni ser un hombre en cobardía:
traerlo de vuelta y ser su sábana perfecta,
ser su frazada y su callado amado leño.


Quiero seguir eternamente todo el día
y darle teta en toda el alma para siempre,
pero se ha ido y que ha pasado; no lo encuentro!

Pero la muerte se aprovecha de nosotros:
nos hace mierda o
nos perfuma y nos alienta,
nos entristece o nos encubre descuidados,
que no pudimos y, muy tarde, nos alerta.

El viento de espuma nos hace su vientre;
su yermo de sangre se viene a vivir;
cual niño y cual hombre nos dan de palmadas,
sus aspas de fuego y qué fue de mi Dios?



13 de octubre de 2006

LXXVII.- Fuga


Raros días, raros e infrecuentes
como faros encendidos para siempre,
juntos y aferrados a la ingente y consumada
intermitente eternidad de nuestra clara fina sangre.

Yo habré de ser la máscara infinita,
pues grita demasiado nuestro fiel y cruel silencio,
que las ganas no eran vanas y se quedan ahora en mí:
nos debemos para siempre la victoria y el reencuentro,
el café y el humo oculto en nuestras manos de rubí.

Manos que son furia y verde insignia de titanes:
tabaco hecho de planes que era nuestra libertad
y nunca más serán
mi lúcida canción desnuda
ni mi triste enamorada encandilada
que se viste con la mente callada
como un ángel desafiante frente a mí.


En libertad nos conocimos,
en libertad nos hicimos
y en libertad nos extrañamos,
porque nunca volveremos
a esa esquina iluminosa
de la ansiada y perturbada,
amarga y breve libertad.

Para volver a la casa y a la nada
para seguir viviendo el mundo nuevamente,
con la dulce amiga mía inevitable:
esta es mi flamante y furibunda pena,

miel dorada creativa ingente,
terminantemente y última,
bendita inteligente voluntad.

9 de octubre de 2006

LXXVI.- La Solución Final


Ánima lejana sobre un horno de calleja,
matanza en alabanza de un vulgar Getsemaní.
Miserias sin hogar por un quiltro ser humano:
no existe moraleja para vidas sin razón.

Anemia inconcebible de faunas callejeras
y el brillo de mis ojos, acaso es redención.
La piara de las culpas que nunca nadie cobra,
que el tiempo hace lo suyo, y el mío, corazón.

Qué tiñoso nombre le habrán dado a ese perro
que ni su propia madre sabe dónde está?
Se acerca como al fuego, delicia que amenaza:
posiblemente muera en pocos días más.


Mirándole callado, lastimoso y vergüente,
su mendrugo miedoso, su adiós hecho de pan.
Dejando de su vida un recuerdo inexistente:
el pan de Dios alegre que fresco se fue.

Yo quiero ser el cáncer que libre callejero
la sangre en romería que aléjase de mí,
pues vienen a la muerte y la peste los espera,
y a veces, solo a veces, les pide perdón.

8 de octubre de 2006

LXXV.- Solitario solaz de suprimir supremo


Nadie se quiere finalmente detener,
que buscan casi todos su destino exclusivo,
su asiento de casa y de gente muy seria
y de niños sin nombre, que gozan la miel.

Son muchas las ganas de vivir que me debo,
y recuerdos que no busco, pero luego veré
que duermo tan poco de pronto en la noche
y que siento insistentes desmayos en mi piel.

Y aunque a nadie le importe mucho en realidad,
y tenga que volver a la oficina a trabajar,
he sacado del baúl anochecido mis juguetes,
para irme en la mañana a tomar sol a Zapallar.

Nunca he pensado en matarme totalmente,
porque debe haber un modo de agradable color:
alcanzar y rematar al viejo tuerto sin su madre
y de vez un cuando levemente algún temblor.

Sin embargo, es justo ir a morir solito?
Maldito malo puerco, todavía yo no!
Porque nadie me quiere pasar su destino
y dejar en sus asientos a la vieja mamá.

Es más digno llamar la atención de los ilusos
y digan que, si muero, fui un ejemplo de bondad,
que siempre fui tan sano, transparente y alegre,
y amigo entrañable de mi grande y fiel amor.

Esas ganas de vivir que me debo, en la oficina
las busco, pero importa poco y nada en realidad,
porque quiero yo mañana tomar sol y caminando,
darme algún descanso, sin soltar el celular.

6 de octubre de 2006

LXXIV.- Díscolo Inmortal Insisto

Quiero que se entienda bien.
Yo no voy a morir mañana!
Yo seguiré diciendo cosas molestosas,
incluso luego de la próxima ventura
y las siguientes prodigiosas mil semanas.

Porque mi especie es nieve vasta y pulcra
de mil millones, casi vieja como el sol
y tiene magos por engendros de planetas
cuasinexpertos varoniles colindantes.

Y se ha venido cariñoso a hacer el mundo,
a dar espadas en delirio de promesas,
poner su fuego amor hogar con un rasguño
y cuerpo rojo a voluntades sin piedad.

Sobre el manto luminoso de la Historia,
que sacude cual sudario sin estiba
vuelan siete triquiñuelas persistentes
para no hacer que todo el día sea viento.

Como vértigo tozudo que marea,
no perecer ni resignado callando,
que si tuviera alguien de quien yo despedirme
no partiría ni me iría hacia la muerte así.

Abandonar todas las playas en la arena.

Ser siempre lejos y muy lejos desafiante,

amando y gritando y creciendo,

y diciendo hacia el final así tan lejos:

morir jamás, jamás, jamás!

5 de octubre de 2006

LXXIII.- Aunarnos


Ceniza y cariñosa certeza
que mueve y conmueve mi pereza otra vez,
se levanta con las manos en mis codos
y me arrastra hasta la playa para ver
las olas que no ha visto nadie.

Pensaba y escribía universales
de tu hijo conmigo y de mi madre con él,

pero vuela raro un aire de espectro claro
que se quiere enemistoso retener
y se pierde como el triunfo que inmoral,
no nos pertenece en lo absoluto.


Porque ha sido mi hijo casi vuelto flecha
que al viento y al aire y al roce del mundo
se ha dado por vencido y se apodera de él,
como selva americana de pirámides
o cruces largamente abandonadas,

o musgo de oro lento que imbatible cubre
a esos viejos galeones hundidos.

Ya no hay nada que se vuelva inmaterial
y todo en cierto modo es nudo nuevo
que nos habla como a cerdos sordos
en la vieja muda inmunda irrealidad del mundo!

Somos finalmente lo que vemos
y nosotros lo sentimos al final:
cuando trato de pintar mi tiempo,
yo vacío el de los demás.

Somos mudos para los ciegos
y sordos para cantar.

3 de octubre de 2006

LXXII.- El abracadabra más simple


Ala de mosca turgente y cocida,
prodigio de vino callada.
Tritón y retículo ludo que grita,
gestuoso violento mastín.

Inerte canciona prudente.
Orfebre que mece y que nos pertenece:
padrastro amasijo ferviente,
fantágora y ente, elegancia pelón.

Película sorda que nadie te vio
y me dio solo un beso caliente.
Perfume rocío quemándola Dios,
romana cariña estridente.

Borracha cantina de labios,
es calor su adminículo eréctil
y al final de la noche encerrado,
que de suyo cobarde y tan verde se fue.

Desde entonces no vi aquel amor
en su voz nuevamente curiosa
que su boca se me hizo insegura,
que tan poca y tan loca y tan dura.

Ay, amor no te dignes a unirme
en tu fálica corte de firmes,
pon tu cielo silencio al desnudo,
tan ansiosa y ganosa por irte.

Que yo voy todo ajeno y tan tuyo,
mi pantera, mi fiera, mi sirte,
no permitas que forme yo parte varón
del honor que te viste y desviste.

Seme púnicamente tan mía,
tan amiga, tan obvia y tan simple,
que metódicamente desee de noche
ser de día y, como el día, persiste.

1 de octubre de 2006

LXXI.- Amnesis


Qué sería de mí lo que consideras último,
parte de un aroma ciego y perdido,
fuego en abundantes cantantes debutantes:
tan lento y como lentos, tristes al final?

Segura de que vives y sabes lo que digo,

conoces mis pasiones, lo que voy a decir,
me ignoras o me buscas lo que sigo dando pena:
la flor mil amorosa y generosa que te di.

Dígnate paciente esperando mi fulgor
y abandona aquí por fin esa insistente maniatada
de querer estar atando mis cabos no resueltos
u olvídate de mí, que no cuesta nada, amor.

Yo siempre y no me acuerdo lo que lógrase intentar!

Mi abuela se ha callado y no la he vuelto a hallar,
ni su amor misericordia ni su buena voluntad.
Por su culpa encontraremos ese mal remordimiento
que se viene a ser tan cándido, según mi parecer.

No hay más felicidad ni otras brumas candilantes
que no haber hecho lo máximo y lo propio jamás,
y pender de querubines y de lógica serena,
queriéndome poquito y llamándome otra vez.

Ya no te pertenezco ni le soy completamente
a nadie: no hay un alma que nazca en pos de mí.
Su roce se conoce y se despierta con los gallos
o duerme simplemente cuando migra porque sí.

Yo soy parte de un amago ciego y perdido.
No sabes lo que digo y te lo que voy a decir:
olvídate de mí, que no cuesta nada tanto.
Yo siempre lo consigo y vago tonto dolor.

29 de septiembre de 2006

LXX.- Que no lo separe el hambre


La quiebra armoniosa sequía,
su tormento de piel reseca,
con ojos vacíos y flojos:
hay que conservar por algo.

Amarga huracana de azúcar,
su amigo en silencio y borracho,
no debe decir esas feas palabras,
atado su rabo a perderla de vista:
durmiendo a su lado cachorros
y un par de botellas de té.

Se varan ballenas que cumplen condena,
porque ella es un tajo de oruga que araña
y nosotros decimos: qué bien!

Conmigo se daña el domingo por dentro
y unida hacia mí, su martín pescador,
cual chocan lejanas galaxias,
la flora se arroja a su muerte batalla,
y me llevo a la tumba ese dúlcero amor
que es todo naranja suplicio y limón.

Mis blandas retinas dormidas serán
aquello que es ánfora y suerte:
la especie de rojo sonido y carbón,
rugido en jalones y extinta llorón.

28 de septiembre de 2006

LXIX.- Parto!


Qué graciosa tenebrosamente linda
la magnífica benéfica cigüeña,
inigualable la lombriz incontrolable
de mis largas fluctuaciones animosas
y fervientes incentivos de prudencia!

Convicciones por cualquier rincón del orbe
puerto anaranjado espeluznante
y barlovento de alegría vida mía!

Qué bendito amor insecto enarbolante
siento enteramente y decidido hoy!

Me he empeñado en dar jirones de locura,
decidirme a desprender toda avaricia
y lanzando a aquél que es puro animaligno
de mi náufraga vendimia de garugas,
por la borda circunnávegando el viento
por las putas y las madres y los cielos,
en rizada marejada carcajada!

Por volver a caminar en Marmolejo
y tenderme sin calcetas ni corbata,
sobre el pasto de la plaza emborracharme,
de Camila hasta Pudeto y Taqueadero,
con mis duendes y mis libros y mis aires,
y mis flores delirantemente siempre,
porque nunca he sido más pleno que ahora,
porque hoy es 27 de septiembre!

26 de septiembre de 2006

LXVIII.- Caronte


Preferiría no tener que superarte nunca más,
ni seguir jamás los pasos de mi cuello atado a ti,
o ser el despistado que te imita despiadado
cada día que compita enadmirando tus pies.

La huella de tus clavos, los pasos de tu buey,
las armas de tu cofre y el bufo necio hiel.
Hay algo que se oculta en cada niño mar siniestro,
lo saben sus abuelos y sus hijos también.

Sin forma de evitar que al final todo se sepa,
nos quedamos en la orilla, mojando nuestros pies.
Qué adúltera homilía en mil escamas nos mudó,
su cruda piel de adulta con mis remos sin sudar!

El caso es que dejamos su fragancia y nos callamos
lo que ahora es catacumba y ya no entiendo nada bien.
Qué ha sido de nosotros, los ángeles de miel
que fuimos navegantes, sin córteluna y rey?

Yo digo que prefiero no tener que superarte,
ni ser tan despiadado en cada paso que seguí,
pues cada niño es alma de otro necio navegante
que quiere darse al padre nuestro océano y vivir.

24 de septiembre de 2006

LXVII.- Espematosaurio


Flojo orzuelo tonto que suena tan mal.
Botón que sin ojal de martillar no cuaja,
porque algo le sobra y la puerta no cierra:
melodía que hierra, no se aferra y se raja.

Cabo suelto clavo que en el ultimo verso,
cae allá al final y no se deja domar.
Gotera de la casa que llora como guagua:
diente de agua guerra que no deja de sonar.

Esa que masturba y despabila mi mente,
me hace así escribir y me encandila indecente,
porque brotan verborreas de licor y de semen:
son resabios venenosos de cutícula glacial.

Todamente mucho en mi cabeza ella resuena
salamandra que cura a su campana que sana
y el caracol que mana de su almendra y perdura:
linfa pentagrama de una mente insana.

LXVI.- Casangre


Horribles protuberancias que marcan
mi cara desde hoy, como volcanes
inmensamente pintos semejantes
a cráteres de impacto furibundos.

Desintegran mi retracto trinitario:
y me hago levemente nada yo,
sin amantemente nada a mí sujeto,
moriré por fin de viejo y ya lo soy.

Se asoma la sombra de parca baldía,
su dolorosa forma infrecuente de filón
alondra que asombra, bergantín ruinosa
anárquico bolero indiferentementemor.

Mi agua puerca de langosta numinosa
que se vierte mentirosa amargo y juntos,

afiebrado lo pudriento irresistible:
los inquietos ventisqueros que sufrí.

Soy vagancia pura sin oxígeno y fisuras;
mis rojos planetas retroceden y se van
cada noche fiera como rémoras de plata:
brillo escualo sol y carroñera sin final.

21 de septiembre de 2006

LXV.- Getsemaní Tostado


Se ha llenado de mensajes de trigo
que de vástago le arropan sin razón ni fe.
Ya no canta como antes y el ombligo
ha perdido el perlacruz en su fulgor de piel.

Yo me lo topaba varias veces en el día
y repetía su monserga como loco de cité.
Me daba sudando su manopla vacía
y hecho todo simpatía de prudencia, me decía:

"¡Tengo sed! ¡Tengo sed!
¡Dios mío, tengo mucha sed!
¡Y un mundo de sensaciones,
pero loco, qué terrible sed!"

Lastimero residuo de potencia clueca,
cada día más flaco o más arrugas en la sien.
y se vuelve mujer y no lo quiere aceptar,
y se maquilla un poco más si va a llover.

Él que se deprime en decadenciamente solo
y no lo oyen desde que apagó su larga voz
de barato cancionero que girando crece:
ahora nadie le agradece, porque casi murió.

18 de septiembre de 2006

LXIV.- Cenicero Aporte


Que fina alegoría me has hecho!
Cual prudente y caliente cliente de burdel,
que se mete con una águila y un hueso,
que se oculta de sí mismo y que se burla de ti.

Yo no digo lo que pienso de la escoba
o de la gata que soba ni la boda ni el puré:
que son todos iguales para ti, los hombres
y todas diferentes las mujeres, tú también.

Por ese viejo placer que de amistoso esperar
se hizo maldito genial, pero sensual ilegal,
yo voy cagando encerrado en este baño por ti,
o caminando plebeyo a la azotea social.

Así que tengo potencial divino
de prodigioso luminoso poeta?
Que no te miro para nada las tetas
ni me tengo casi nunca mucha fe?

Entonces solamente de muy lejos,
mi cara rara clara mira luna de papel,
que la vida es agua luz de espejo
y no se sabe ya ni cuándo ni quién.

15 de septiembre de 2006

LXIII.- Mamiña

Frenética a Nicómaco que oculta va
zumbando su loco cariño regalar
al prodigioso bocharro de Baltimore:
la niña puta vieja, le escribía morir.

Le decía que no amaba a nadie,
que era ella únicamente
y le tocaba la nariz: no sé.
Niña mía, sólo mía, quiero ver.

La barriga vacía, Maximiano dormía,
le cortaba la cabeza, y la frente,
la gemela que adoraba ya tanto, lamía
su maldita florañeja de la mar revolución.

Pero nunca se lo dijo a su mujer,
ni a su amante porque no tenía
ni lo podía confesar al comité.
Yo no sé, porque nunca la pude conocer.

Oriana que versa, su plática conversa
todo el día y por la noche con él,
porque nunca se hizo enteramente viejo
y ella siempre lo venía a ver.

Amando sin agua ni tregua ni guagua,
la luz de su cara que gritando se fue:
el último arrecife de su fauna
¡Bendita llora mía por él!

Yo confieso como un hombre siempre
lo he soñado y he querídolo saber,
ser el dulce radicario con los débiles,
el feroz amargonauta con el Santopoder.

Generoso con el quién me quiere tanto,
despiadado con el hijo del demonio cruel,
que me manda y me demanda la bufanda,
el oropel de mis uñas y la pluma clavel.

Lo sé! Sencilla, rara y fría, mi témpano!
Soy el cerdo infiel, el recuerdo sin querer
que perdido descolgué el teléfono,
niña mía, sólo mía, y yo por qué?

Porque sigues siendo niña de mis ojos,
porque fuiste solitario amor acaso ayer,
y acaso alguna vez seré tu niño flojo,
el que rojo nunca nada y casi nada por hacer.

Lo sé!

Yo soy tu vida y mi vida: jurel!
El cojo melodía y tu despojo que busco
un luminoso pan y vino, y yacer.
Soy el error incomparablemente el mundo!

Yo sólo quiero conocer y merecer
nada más puro que el bendito placer!
Amoroso caliñero cuculí que va
solamente a ser amigo y complacer.

12 de septiembre de 2006

LXII.- Universario


El lugar donde se dan, en la cara, algunos de esos.
El aire que veloz alegra el corazón
y le da aquel dorado sonoro
color.

La luz que de un instante fecunda
y arroba,
se adueña de todo, si brillando sescribir.

El ángel que nos hace conocida la cara

y alegres caminamos por la vereda
libres.

El flautista que se ha ido loco

al ver el aroma que se oye,
la alegre canción que subyuga
y nos aleja de todo lo demás.

El fármaco inubicable: ese que nadie vende,
ese que todos buscan y nos llena de pulcros efluvios.
El viajero perspicaz que gruñe
entre luces de abanico
y prisma de cristales.

El azucarado amanecer que llena
el corazón del desamor.
Un ángel pequeño y
tan pequeño que no sabe
ni siquiera lo que hacer
ni nada qué decir.
El coleóptero venenoso
andrajoso y ruín.

El palomo que cuando muerde besa y cuando besa
muerde.
La mujer que siente como niña y vuela como nadie.
La sábana que va sin cuerda y lleva las manchas

de amores inmundos.

El ave rapaz que se alimenta bajo el agua detenida,
y muere dignamente sin decir palabra.

Todo aquello que no se parece a sí mismo.
La esperanza realmente verdadera
que se siente únicamente entre los sueños.
La piedad que busca uno
al hacer el amor.

La mariposa que no resiste un segundo
sin oir esa palabra
que la hace feliz,
y que sin embargo
sigue
siendo mariposa.

La estación donde todos los trenes
se detienen y no avanzan más.
La enfermedad que sufre la luna
cuando se mira demasiado al espejo.

El insoportable hedor que despide
un hombre que no quiere salir
de su amablemente y triste

luz de catacumba.

El mal camino inevitable que termina alguna vez

siguiendo todo aquél
que alguna vez siguió.
Aquello que uno amó
hace tanto tanto tiempo,
y sigue sintiendo cerca, a pesar a pesar de todo.

La anciana que canta
cual mujer que vuela
cuando niña y siente
como nadie más.
El triste aroma intenso que por lo mismo sabe
y desde lejos se ve.

El ángel inmenso que
nunca pudo ver
ni supo qué decir, tampoco
lo que hacer,
pero fascina.

Las opciones que la vida da

y que sin embargo no implican
ni una sola pizca de sal en libertad.

Venir a la vida sin haber
pasado por la niñez,
o sea, ser adulto
nada más que de inmediato.
Ocupar un lugar en el espacio,

pero únicamente el lugar que otro tiene
reservado para ti.

La estación del año
que precede al verano,
y que dura sólo un par de noches.
La dulce esperanza
que inunda
cuando se logra reconocer todo.

El espacio del océano
que se imagina
quemar
cuando se pone el sol.
El hombre completamente
dedicado
a su casa y a su vida, metido en la ducha.

El ruido que hace la serpiente
blanca que vive en la antártica,
alimentada por militares
que hacen patria.

9 de septiembre de 2006

LXI.- Nevastolirán



Mejillamor en oroviento y sombraluz.
Figurino evitabundo y alegril.
Caleidonauta querubino de los grilces.
Morbosamentermita cuculí.


Ángela lávala láguila!
Inigual y verdeveras misericordial.
Deliciente miraflor su gusanía habitabundo:
romanticorrupción que quisentí.


Naser farandulino obsesional.
Ágelina amárgolor y sexistir.
Tescucho, maravil y marimar,
el domeñado que arrastropolar.

LX.- Cuculibre


Fueron encerradas cierta noche para siempre
todas tristes, las impuras emociones
ellas últimas benditas tan alegres,
bajo fuertes medidas de rigor.

Sólo lo que injuria y reacciones,
lo que es hecho, lo que te hace pecador,
así entonces no se quién cómo ni cuándo
una noche cual cobarde lo encerró.

Y lloraban como viudas sin consuelo
la lujuria, con la envidia y la pasión,
la avaricia, la mentira y la pereza,
pero nunca los pecados de Dios.

Desde un cofre castigadas y dormidas,
yo tampoco no sé bien cuál ni por qué
cierto infame vil travieso y tan arisco:
duende místico la caja liberó y se fue.

Hermoso armado ruido de silencio crudo,
terrible apareció libre de canto un cisne,
cual enorme en una nube desde dentro
como todo lo que intenso se vivió sentir.

Todo lo que es ágelina incienso
ya se ha ido y nunca nadie vio su flor,
y si alguno la cubriera o lo pudiera,
sólo amárgolor y viento capturó.

Ya se fueron por el orbe liberales
para ansiar y dar por alguien respirar
y algún día, alguna vez, alguna noche, ser
para todos lo que sienten y se dan.

Obvio salvo la esperanza de ser libres
los que rudos y desnudos se ven,
con las últimas benditas emociones,
fui una noche liberado yo también.

8 de septiembre de 2006

LIX.- El gran amor de nuestras vidas


Perdido entre la roca y la revienta marea
que soñaba siendo niño, en otro idioma y otro sol.
La negra y solitaria ballenera abandonada
donde un día se hizo tarde, y se cayó mi reloj.

Ilumina mi viejo y por la plata se queja,
en que llegaba a la mesa de mi niña cabeza:
retumba la pobreza de la casa en mi pieza
y la bandeja de plata que le dejo a mi mamá.

Camino a Gorostiaga del Camilo su mano,
en Covadonga a mi hermano, no lo he vuelto a ver.
En Bellavista, me saluda del colegio a la casa
y de la casa al colegio, y al amanecer.

Hay un hondo recorrido que se entrega en el aire
y en el cerro la Cruz, a la cantera el dragón:
Desértico costero y colorado camanchaca,
qué tan bueno y compañero es nuestro viento al interior!

Y el mocoso mentiroso, presumido lloraba:
yo cantaba pecoso y colorido sin fe,
porque no me arrepentía para nada de nada
y que la risa me daba, pero todo se fue.

2 de septiembre de 2006

LVIII.- Buena Presencia


Yo me beneficio con algunas cosas,
con sencillas reacciones que parecen deglutir.
Y esa mar siniestra no me es nunca buena:
fruto de tus almas y de todo de ti.

Habré de dar palmadas en su espalda negra,
confiado en que algún día me permita naser?
Se olvida que he nacido para ser complejo
o ser completamente: yo no sexistir.

Carícatura esdrújula, perfidia humana!
El ente en cuanto ente que mi amigo vio,
que nunca pudo asir como manzana roja
y eleva entre sus manos cual espada volantín.

Tendré que ser entonces ese anfibio elegante
y vestirme de prudente para sobrevivir?

Oh, mi amor sereno, mi cariño sinsabor,
que canta, amada mía, eternamente dual!

Cuánto desearía que jamás sufrieras,
que nunca más te fueras y que nunca más,
que vivas enseguida toda entera en tu lugar,

la misma, cada día, en mi agonía singular.

Todos somos siempre el uno mismo, cada cual
detrás de todo viene como siempre el otro igual,
y no hay alternativa, ya no hay forma de salir:
cuaresma larga apesta cuesta fiesta y carnaval.

20 de agosto de 2006

LVII.- Preñada Locura


Disipada toda idea que carente no se quiere,
problemática presencia que, pasando, va
y le dice a sus hermanos que ya nada me parece,
que camino yo en el patio, que ni caso ni razón.

La muñeca su cabeza, como todo el mundo,
peina como reina y no la vuelve a usar;
me dice que realmente son enanos
y me mira con temor, y son molinos, nada más.

Todo el mapa mundi tiene críos.
Toda la maldita, la bendita nación
y Silvana cuando tarde ella se palpa la panza
y le palpita y se cansa su latido maravil.

Ya no quiero tener hambre y mil comentan de mí

cosas que, fecundo y no me arrastropolar,
domeñado refulgente mi pretérito clamaba
que no fuese y me dolía todo el día, ravotril.

25 de julio de 2006

LVI.- Caleidonauta


Sus jardines infinitos dedicados a mí.
son orgasmos que no terminan nunca.
Es la mar inmensamente significa:
¡Nunca sufras y quédate aquí!


Yo quiero todavía esa substancia.
Adquirir un alma mía indeplorable.
Suprimirme por un momento,
un pequeño momento y subsistir.

Desgraciadamente soy el mismo
y nuevamente la misma substancia.
Su padre, gran maestro insignificante
virvirá lo amablemente por fin.


Vivirá por fin la flor hermosa..
su luna misteriosa me recrea
y, jocosa, me alienta y me acosa

Me seduce, me rodea.

Me provoca

24 de julio de 2006

LV.- El mejor lugar para morir




Soñé que se moría en Pica.

Nunca anda nadie por ahí. Cada 16 de julio sale la Reina a pasear, pero en Pica no pasean ni los gergeles.

Yo había ido de puro sapo, con mi curso. Veníamos de la playa. Una playa enorme, con el sol anaranjado y tibio de los sueños. El Billy Willy andaba metido en un experimento para bajarle el nivel a la playa. Unos cocimientos químicos que se depositaban en la orilla y que hacían retroceder
la marea unos varios metros, pero dejaban una especie de planchón peligroso con resaca diabólica, de esas que solo se ven
en los sueños.

Siempre que sueño en la playa, se sale el mar. Llega hasta la muralla que lo separa de la calle. Siempre que miro el mar
de mis sueños, se sale despavorido y vuelca su pesadilla sobre mí. Siempre que sueño en altura, me caigo hasta morir. Siempre. Pero este mar era distinto. Y el experimento del Billy Willy dio perfectos resultados. Nos bañábamos felices. Habían olas gigantes, que nos pasaban por encima como bandada de pterodáctilos marinos. Y yo me quedaba quieto en la orilla. Pasaba la ola y seguía ahí mismo. Era distinto al mar típico
de mis sueños.

Dormíamos en una casa de playa. Como veinte en la misma pieza. No vi ninguna mujer.
Siempre que sueño con mujeres, las persigo. Parece como si ninguna mujer se me resistiere cuando sueño con ellas. Es cuestión de insistir un poco, aunque todo sea
un extraño sueño.

Siempre que sueño con mi curso del colegio, estoy en pelotas. O en calzoncillos. Pero nadie se ríe. Es natural.
Es un sueño.

Había una cosa rara.Libros. Muchos libros. Se supone que todos eran míos, porque los metía en mi mochila con desesperación.
Y aparecían compañeros con libros en sus manos. Los dejaban en el suelo y yo los metía en mi mochila. Eran Breviarios, del Fondo de Cultura Económica. Libros impresionantes. Todo lo que uno podía saber estaba ahí. Y todos a mi disposición, en esa casa de la playa.
La casa de los sueños.

De pronto había que ir a
una casa gigante de Pica. Estaba hecha de madera y muy antigua. Con el papel tapiz quemado por el sol. Y un gran patio. Una chacra desordenada y llena de pollos. De las paredes colgaban cadenas, redes de pesca
y habían réplicas en miniatura de galeones del Siglo XVII. Toda una riqueza incalculable.

Subimos a una casona
al final de la chacra. Ahí supimos que había muerto. Estaba metido en su ataúd. Nadie podía mirar el cajón.
Había una sala típica de Pica. Con los clavos oxidados, con el piso de madera astillada y con alfombras gastadas y viejas. Las paredes pintadas de calipso antiguo y descascarado. Al fondo, en la pared, una pantalla gigante de televisión mostraba el rostro inquebrantable del General muerto. En la entrada habían compañeros míos a los que no les interesaba en absoluto la muerte. Era un sueño.

Yo miraba al muerto a la cara.
La Nona rezaba callada. Me veía preocupado por el General muerto como todos los muertos, con los ojos cerrados. Pero, de pronto, los abre. Me mira
y los cierra. Yo no me asusté porque desde que estaba en la playa supe que todo era un sueño.

Siempre que me doy cuenta que estoy soñando, me caliento y persigo a las mujeres. Siempre quieren, porque ellas también saben que todo es un sueño. Una vez soñé que había mucha plata enterrada a la orilla
del camino a mi casa. Junto a la huella, metía la mano y salían monedas gigantes de cien pesos. Yo las guardaba en unos tarros de leche condensada. Salía y salía plata debajo de la tierra.
Pero era un hermoso sueño.

La gente en Pica
decía que el General tenía prometido ir a morir allí; lo quería mucho. Construyó chacras y abrió los pozos. Trajo naranjos y pavimentó las calles con un asfalto especial que no quema los pies
cuando uno lo pisa.

Y el General se veía dichoso metido en su muerte.
Pero a mi me intrigaba que hubiese abierto los ojos, así de súbito, y que los hubiere cerrado con ese guiño diabólico. Descubrí, entonces, que -en la sala contigua, en un pequeño cuarto típico de las casas de Pica- se había instalado un grupo de imbéciles que había digitalizado la imagen del General muerto y había logrado asustar
a todo el mundo con las caras de risa y los saludos de payaso repentino que a veces se veían en pantalla.

Yo me enojé mucho y la Nona
me encontraba mucha razón. "El respeto al silencio de los muertos está
por sobre cualquier cosa". Yo metí la cabeza por la puerta entreabierta de la sala contigua: "Cuando se mueran voy a venir a quitarles el sueño. Les voy a meter un cuesco de palta en los ojos y una botella de Fanta por el poto". La Nona me sacó de un ala. Pero seguí odiando en mi interior. Por malditos que sean los muertos, nadie merece que le perturben el eterno sueño.

Pero yo era el único que me había enojado.

Mis compañeros
se habían ido a la Cocha:
un resbaladero de aguas sospechosamente tibias y lleno de gente todo el Santo Día.

Bajamos a la casa principal. Los pollos me seguían y una paisana me iba contando las muchas cosas buenas que había hecho el General muerto en Pica; que Pica era el mejor lugar donde el General
podía venir a morirse. Yo le quería contar que no se tenía de él el mismo recuerdo en el resto del mundo. También creía que Pica no era el mejor, sino el único lugar donde el General podía venir a morirse tranquilo. Pero me acordé de los imbéciles de la sala contigua y m
e enojé de nuevo, aunque todo era un extraño sueño.

Un sueño, nada más.

20 de julio de 2006

LIV.- Pobre Niño


Me dijo que venía.
Andaba medio raro.
Su padre está en la Peni.
La madre nunca fue.

Este niño, viejo,
lo tiene casi todo:
conducta irreprochable
y colaboración.

Bueno, en todo caso,
espero que aparezca,
aunque como vamos,
no creo ya que venga.

A mí, viejo, tres años,
me parece mucho.
¿Por qué no lo bajamos
a sesenta y uno?

Lo estuve ayer llamando
desde mi oficina.
Si viene, ¿la matamos
o pedimos nuevo día?

Bájale la multa
y remisión condicional;
le damos cuatro cuotas
y, luego, renunciar.

Total, fue sólo un robo.
¿O no, Señor Fiscal?

18 de julio de 2006

LIII.- Un minuto de silencio


Rondó en un ámbito de sombras mudas
por el que nunca en realidad me obedeció.
Cuando lo traje -estoy seguro- a la casa
de madrugada, no era un niño criminal.

Nunca tuvo pareja ni mantuvo a sus hijos,
no tuvo prole ni trabajo y no celó.
Como si prófugo quisiera no ser visto,
se manejó como doméstico anormal.

Se alimentó de puras sales minerales
y se alojó felino dentro de sí.
Más pretendió ser colibrí sin alas
y picaflor sin ser, por cierto, colibrí.

Del perro, parco se ocultó además y, frío,
ni una palabra jamás le dirigió.
Un parricida de testículos vacíos,
fue su misterio tenebroso, sin piedad.

Por qué lo extraño, casi siempre y dormido,
si se condujo tan uraño como en todo sin fe?
De qué sirvió si al final ese ermitaño que, viejo
una mañana, allá lejos, su esqueleto se fue?

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