29 de junio de 2015

DCCLXVIII.- @miento


¿Por qué le impides obstinado brillar
con esas negras túnicas de cojo
a la viva y candorosa luz eterna,
cuando cierras frente al mar los ojos?

No puedes ver la solución de los problemas
porque parecen justamente existir
allí en el sitio donde no los ves,
detrás del tiempo que has perdido olvidándolos.

Llevas huyendo demasiados años
de aquella amarga insensata uniformidad,
esa que nubla y arropa a los tacaños
con los que debes cada tarde trabajar.

Vas a la escuela todo el día por primera vez,
y todavía estás pensando en lo mismo.
Así como se visten, piensan.
Del modo en que te miran, son.

Y pudiste haber sido un gran profesor,
un cantautor, un pensador, un poeta,
para instalar en los demás la primavera
y a la crisálida genuina en sus metas.

En cambio, has sido para siempre condenado
a deambular de oficina en oficina,
desnudo allí como escondido vagando
porque no logras habituarte a mentir.

En la mitad del fin del ancho mundoler
hay un eterno pajarito nuevo
al que ya nadie, casi nadie realmente conoce,
ni alcanzará jamás siquiera a conocer.

Una espesa tristeza cada lunes
se ha apoderado enteramente de ti.
Inevitablemente ahora te consume,
porque tienes prohibido sentir.

Vas a vivir durante largos años
atándote al cuello ese trapo pintado,
con el único afán de lucir sus colores
frente a aquella interminable piara.

Estar rodeado de haraganes hipócritas
a los que ignoras para ser feliz,
para pasar inadvertido creyendo
que ni siquiera se fijaban en ti.

Ya no te fías plenamente de nadie,
porque ya no le perteneces a este mundo.
¡Porque ahora quieres entregarte a la dicha!
¡Quieres por fin de nuevo ver la luz!



8 de junio de 2015

DCCLXVII.- Séptima Oriente con Cuarta Sur




Todos los inviernos se instalaba allá
en la extensa explanaba abandonada
donde otro tiempo hubo en la mitad
un aeropuerto perdido en la nada.


Largas hileras en medio de la gente
para subir a un cohete sesentero,
que llevaba dentro casi cientoveinte
pequeños aterrorizados pasajeros.


Era magia definitiva y fundamental:
los que lograban entrar, veían
bajo una pantalla, que pretendía
ser la ventana, al infinito y al capitán. 


Iba de espaldas y delante de él
había un set de controles pintado
brillando, y a través del decorado
una vistosa transparencia de papel.


El irresistible universo aventurero
de un superastronauta de feria, .
por entradas que le daba a la Delia
su pololo, que era el carnicero.


Un mariconcito gritaba febril,
que ya estaba muy nervioso:
"Toa' la hora que están ahí",
decía delante de nosotros.


Esto lo sabe solamente el que sabe.
Pero recuerdo que al final ni subimos
porque la fila para entrar a la nave
era terriblemente larga y nos fuimos.

6 de junio de 2015

DCCLXVI.- A sol y sombra


Hay un Borges ignorante que me irrita,
en este verde rectángulo de pasto,
me llama iluso, cobarde y nefasto
sólo por ver así correr la pelotita.

Que, fumando del opio del balón,
yo retardo las "Grandes Reformas",
que así permito la mentira y las coimas..
¡Debe ser mucho más huevón que yo!

¿Acaso cree que comienzan a robar
sólo cuando hacen sonar el silbato,
y hasta que para de moverse la de trapo,
que grito gol y se me olvida la verdad?

En los tablones de los campos deportivos,
(que no en las aulas de los pulcros salones)
revienta el alma del proleta y del bandido:
¡También se juega a la pelota en las prisiones!

El que se indigna sólo frente a la pantalla,
y vive terco prisionero de la red social,
puede llegar a ser el Rey de los Canallas.
¡Que no se meta en esta Fiesta Universal!


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