22 de octubre de 2018

CMXLVII.- Nervio Sismo



Canta, persevera, retumba 
lejos de la cloaca verruga, 
múltiple bendito corazón 
que salta y alimenta, perfuma.

Deja que la infanta duerma
y no ladres hasta que la luna
sea de agua cristalina y tú
no hagas nada todavía láctea.

Calma que se esconde pluvial, 
que llena de sangre las redes
y vierte clandestino su panal,
pluralbaricoque fundamental.

CMXLVI.- Turbiología



Ahora es el Santo que exige respeto, 
el pobre intocable, viejo inmaculado, 
amado y respetado por sus nietos,
porque nunca ha cometido pecado.

Y prepárense aquéllos que no son
los amados en su cohorte de fieles,
que la venganza no tiene perdón
y sus artes son frías y crueles.

La muerte sonríe y lo espera sentada 
al medio del puente que no tiene fin,
ni el río se mueve, que no se oye nada,
mas todas las sumas se pagan allí.

16 de octubre de 2018

CMXLV.- Putre Facto


El mundo es asqueroso: 
debo huir del mundo. 

Coger las dos maletas 
y marchar bailando, 
dejando a la mitad 
de mis parientes solos 
y ver si me acompaña 
acaso la otra mitad
de los que viven, 
porque a los muertos 
iré a visitar. 

En las iglesias se respira 
extremaunción y abandono, 
el mismo viento puerco
que encumbra los emblemas 
y tiñe con tinieblas
mi espeso camino.

Es asqueroso de verdad
y muy penoso el mundo.

Ya no queda más remedio 
que llorar y huir
hasta la inmensa soledad
y la más grata compañía,
de los viejos
que me vieron amar.

6 de octubre de 2018

CMXLIV.- Nónó


Sacrificó temprano a todos los conejos que había en la casa, que eran varias docenas. Pasamos el día escondidos viendo monos animados en la tele de una tía que vivía lejos, allí donde nunca nadie nos encontraría. La tarde fue silenciosa. 

Volvimos en la noche a Patricio Lynch, que ardía como un comando electoral. Entraba y salía gente del Comité Permanente de Solidaridad. La Laika ladraba nerviosa por tanto alboroto. Yo oía la Cooperativa pegado a la radio y la tele no importaba. 

Supimos antes de la medianoche, gracias a Sergio Campos, que Pinochet había sido derrotado, que salir a la calle a gritar durante tantos años no había sido en vano, que la capacitación hecha a tantos jóvenes para cumplir su labor de apoderados de mesa no había sido en vano. Que el 'camino institucional' trazado por Jaime Guzmán era sólo una farza, un jugarreta que no les resultó, aunque hoy pretendan decirnos lo contrario. 

Ni siquiera el fuego de las barricadas había sido en vano. Supimos que la dictadura podía llegar a su fin. Que el militarismo era una peste que debíamos desterrar. Que éramos dueños de nuestro destino. Y bailamos una ronda a la una de la mañana cuando Cardemil reconoció la aplastante derrota al fin. La Yeye, la Jimena, el Camilo y yo, hicimos cantando felices una ronda de niños infinita de alegría y esperanza en el patio sin conejos, porque todos estaban servidos en la mesa, la mesa que por fin fue la mesa de todos. 

Llegó tanta gente esa noche. Hubo tantos abrazos. Tanta lágrima de consuelo. Mi padre estaba feliz. Había ganado el No. Y el No era una palabra gigante: ¡Vete maldito asesino! ¡Váyanse por fin soldados del terror! Alejamos con un lápiz el miedo de nuestras vidas. El miedo con el que nació mi primer recuerdo, el miedo a decir la verdad, el miedo a ser torturado otra vez. El miedo a decir No. 

Piñera, el mismo que hace unos días vendió en el salón oval de la Casa Blanca nuestra bandera para comprar su impunidad en norteamérica, quiere comprar nuestro grito de Justicia con las luces azules que engalanan está noche a La Moneda, el mismo Palacio republicano que sus secuaces mandaron a bombardear con un Presidente digno en su interior y resistiendo. 

No. 

Ese mequetrefe que es capaz de vender su tricolor, quiere robarse hoy una victoria que no le pertenece. Porque el No es un tesoro de la gente que Pinochet intentó acallar con su puño de asesino. El No es parte de la Historia. Y la Historia es nuestra, y la hacen los Pueblos.

CMXLIII.- Profe Aravena




Tengo clases en La Norte
y en la mano un pucho
después paso al Comercial
y en la noche al Curupucho.

El foco roto y las balatas gastadas
del auto lleno de pruebas sueltas: 
todas seguramente revisadas, 
pero ninguna devuelta.

Para el hiato el acento dierético
y el diacrítico al ilativo define
la próxima clase vemos el fonético
y algunos libros llevados al cine.

En la noche reviso las pruebas   
oyendo a Serrat en vivo,
lo grabé como las misma huevas,
pero nada que no arregle un vino.

CMXLII.- Yo me quiero viralizar


Conocida por el mundo entero ser, 
por mis talentos y mi alegría, 
y si me ven en la peluquería
no tanto autógrafo como ayer..

Que yo también tengo derecho 
frente al espejo, y ser una Elvis
famosa, pomposa, una diosa
preciosa en refinadas selfies.

Los bemoles de la fama,
tú ya sabes, cuidar mi imagen:
está a cargo de una dama
y su empresa de marketing.

Pronto me haré vieja y contarán
acaso de mí algo bonito
porque poco alcanza una ya 
a hacer mucho en quince minutos.

CMXLI.- Unomismo


Bajo el agua sintiendo 
el sordo latido de todos, 
cual eco en el hueco de una concha vieja, 
que el sol descascaró.

Hay una lenta pausada sucesión 
de pequeñas vidas, cuyo brillo 
no alcanza a ser notado en otro mundo, 
pero existe. 

Como en el intestino que además
de ser eterno, nos tiene dentro
y así vamos por la vida siendo alimento 
y alimentándonos de los demás.

CMXL.- Discursi


Hay una parte del cuerpo
a la que nunca puedes dejar 
de hacer dulcemente 
trabajar de vez en cuando.
 
Vigilamos castillos de arena,
nos quedamos dormidos
y, de tanto despertar, como muertos
de tanto amar al mar.

No puedo dejar de desear 
locamente, y sin amar no podría, 
Pero amar sin desear sería
totalmente fuera de lugar.

CMXXXIX.- Salud Incompatible



Lleva en un canasto 
ciento viente mil palabras 
y noventa o más dibujos 
que una noche pintó. 

Traza en la croquera 
con los ojos cerrados, 
bichos raros, hojas secas 
y dos tréboles alados, 
redobles de tambores 
que le obligan a bailar.

Acróbatas canciones 
de versículos paridos 
en medio de una ola 
hecha de vértigo y horror, 
sonatas que pensando 
van tejiendo cabalgatas
y un ámbito en el alma 
que no puede controlar.

Arrima en ananqueles 
de madera perfectas 
hileras infinitas 
goterones de papel, 
son libros que no logra 
resistir guardar a veces, 
y cada vez que puede
compra cuatro cinco o seis.

Esa es su maldita enfermedad: 
pensar riendo canta, 
dibuja, llora y fue 
confiando amablemente 
en siete amigos que un ladrón 
guardose en una alforja 
y nunca más recuperó. 

Pero sigue creyendo en la luz,
amando la risa de sí,
temiendo la llegada de la noche
y deseando con locura y soledad.

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