Todos tratan de explicarlo
como sociólogos al recate,
de aprovecharse como narcos intrusos,
de reprimir como fachos de combate,
de encausar como demócratas ilusos,
de apropiarse como marxistas,
de exacerbar como anarquistas
o de reírse, como yo.
Pero es una lengua, una medusa,
una ameba, un ser enigmático que mengua
de noche y que de día se eleva,
que migra, grita y revolotea,
que un día despertó para volver
todo o casi todo de revés,
que aprieta las gónadas del poder
y que una tarde se habrá de disipar
en medio de la cruda niebla,
mirando hacia la noche brotar
el nuevo mundo que parió desnuda,
con tanto dolor y tan fértil,
tan desconocida,
para nunca mas volver.