29 de junio de 2007

CLXXXIV.- Ébano y Edén



Mama burra y serpiente confianza:
miedo o puma perfume jaguar,
que no fuese admitido en el arca
y ha dejado a la barca zarpar.

Quien ha visto a la mula llorando
y a su negro jinete morder?
La cigüeña de plata no quiere
que la cuide y la salve Noé.

La crianza se lleva en la panza.
La tormenta violenta, después.
Su diluvio requiere paciencia:
un efluvio de nata y niñez.

CLXXXIII.- La pata coja


Desde hace tiempo yo no creo en nada,
no quiero nada: ya no quiero saber
que la antipática de mármol acostada,
la sin espada, se ha dormido en el poder.

Semidesnuda tremebunda deforme,
la mojigata que se cree mujer,
la prostituta que vendó sus ojos
y vendió por una mosca su deber

Y que su libra inmaculada nos acoja,
porque creamos que ha cumplido su papel,
pero no quiere ver la viga ni la paja
y se ha podrido lentamente su merced.

La nula perra se ha escondido impotente
y se acompaña de una corte funeral,
que se ha olvidado de la furia de la gente,
porque a las cuatro de la tarde ya no está.

28 de junio de 2007

CLXXXII.- Plácida Oración Muro Carente


Yo consumí un vestigio avaro, imprudente
que estremecía mi impertérrito y soñé,
buscando allí donde simulan y no hallaba,
no claudicaba y, sin hallarle, amanecí.

Pero confié.
Dejé en sus manos mi alimento y mi piel.
Abandoné por un segundo mi complejabilidad.
La perdoné.

Borré dichoso mis haberes más preciados.
Le pedí cuenta de mis deudas: calculé
que pude haber amado tanto a tantos,
pero no púdelo pagar, y trabajé.

Sentí su mala voluntad apaciguada,
desesperadamente digna y olvidada,
con una simple y pudorosa candidez.

26 de junio de 2007

CLXXXI.- Bueno ya!


Carezco de la forma perfecta.

No me allano simplemente y puede que,
como suele ocurrir en estos casos,
necesitase simplemente, no sé,
de una amable compañía conmigo,
de un bergantín sin nombre nuevo, de un amigo
que si golpease aquí en la puerta, dijese:
"Sigue así, que ya no hay nada que perder".

Y me digné.

Mi acompasado vericueto turgente,
mi lamentable displicente longitudinal y yo,
que no tengo nada dentro y lo recuerdo:
quiero volver a la niñez y sigo aquí,
mirando viento sorprendido la noche,
imaginando papelucho original,
guardando todo tras un baño en el espejo
mi vida niña sol amiga pertinaz.

Yo recuerdo aquella noche en que miré las estrellas
y viví todo el pasado en lo que vi.
Le preguntaba yo a la página siguiente qué venía,
y me decía "viene siempre descubrir
o decidir y concebir la vida nueva
que percutir la noche es águila feliz".

23 de junio de 2007

CLXXX.- Nadie lo sabe


Castillo cántico de luz y claridad:
mi maquinal involuntario mecánico.
Ariete péndulo, colgante suspendido.
Artilugio medieval y oscuridad.

Florido mío tronco viejo inmemorial,
el diferente luminoso paciente
que musical y resignado filoso,
me llueve lágrimas, por él y sollozo.

Son los humores del berilio metal.
Me mira lejos la tonada que deje
todo el final y marginal no concluyente,
allá muy lejos, arqueológico y tonal.

El sencillo viejo niño pipiolo,
fundamental reliquia lógica sin fe:
mi grial ameno molibdeno imprudente,
mi tulipán y tenebroso talar.

Que displicente militante tan dudoso,
y veleidoso, pestilente, tan vulgar
que se perdía todo el día habilidoso:
el más valiente senescente popular.

Maldito cínico que niega su consumo
y que maldito prefería no brillar,
por asignar a cada fálico su cofre
y perseguir al incipiente criminal.

21 de junio de 2007

CLXXIX.- Tambor Lúgubre



Invierno parecido a rieles blancos:
cae la fría gravedad ciega del mar
y se acongoja entumecida
su fatal solemne voz que pide fuego,
que sin abrir la boca llora y su asesina
corrosión hecha verrugas que lastima
al viento sol de la prisión, y los follajes
que no han dejado al niño muerto sin hablar.

Fantasma trino que en la copa del canelo,
clamando ver al menos hojas y conejos
para aplacar su congelada vanidad,
levanta manos primorosas como huesos
y las dirige al infinito umbilical.


20 de junio de 2007

CLXXVIII.- Endimión y su Diana


Ya no tengo inspiración: no hay luces;
no tengo fuego ni camino en el umbral.
Soy el que brilla al caminar silente,
atrabiliario y pertinaz, rural.

Dormida rubí de inseminada carencia
que ha adherido su habitáculo en mí
y me ha privado de esa válvula ventura,
de mi tesón y me ha dejado aquí,
donde hay señores que perciben las cosas
sin esa ingenua posición que yo asumí,
y que obedecen a otro mudo nudo pulso,
hecho de látigo, manteca y café.

Y parecen tan seguros de la próxima jugada,
tan rebosantes de genuina y fina fe,
que he terminado por guardar silencio.
Yo miro al alba y ya no sé qué hacer.

Abrí dichoso aquel día una figura imposible,
hablé descalzo y liberé a la nuez.
Yo fui travieso bandolero rubicundo,
pero se ha henchido en mí su arete pálido azul
y con el sol dejé de ser ameno colibrí:
enamorado y, furibundo, me dormí.

16 de junio de 2007

CLXXVII.- Matilda Madre


Yo necesito un vendaval desesperado,

una amigable despedida sin amor
o una primicia que me cubra enteramente
del festival acongojado y del dolor.

Su gutural espasmo fétido me asombra,
me tala pálido e indefenso deambulé
por la parroquia de la calle que ignoraban,
donde el mendigo abandonado ya murió.

A la niña de mi mente le estimula llorar,
y yo pienso andar alado casi siempre:
que la manzana deja huellas en el contre igual.

Cada paso de su vientre es decidido pilar
y todo cuadro familiar parece fino y decente:
que ha sido simplemente puro cuadro familiar.

14 de junio de 2007

CLXXVI.- Mirasol Coralba


¡Yo digo que mañana siempre es más feliz!
El ingrato se asemeja mucho más al viento;
las miradas que hace rato nada más mordían,
se oscurecen: amanece y todo crece de nuevo.

La fragancia abandonada nos embriaga otra vez;
el influjo de su prisa nos da risa y llama
desde el centro de la cama, la impoluta preñez
que levanto, difumino, y ya veré mañana.

Día médico y ficticio, fraudulento y ranas
que se arrojan al pantano donde nunca más,
con la luz se va la furia y mi dulzura carga
vano polvo de la noche que jamás volverá.

¡Este sol que llega no es el que se acaba de ir!
Otra luna hay en su fuego, pluma y, luego, tambor
cuyo golpe de agua borra toda flora cicatriz:
cantanuncia que mañana viene mucho mejor.

12 de junio de 2007

CLXXV.- Jesucrista



Ellos mismos sin mirarnos altaneros sostenían
bizantinos importantes asuntos:
alternaban libremente sin vergüenza cada día,
en los pasillos, orgullosos de pie.

Ventilaban con pasión amanerada y sin temor
sus lamentables nimiedades, diferencias
que esperaban la llegada de la furia de Dios
disfrazada de estadística y ciencia.

Todos ellos convivían en un ámbito de momias
arropadas con la muerte, en regocijo;
y pasaron tantos años sin hacer de ello mención,
que les juramos obcecada atención.

Imaginábamos que un mundo de quinientas soluciones,
pero raro, cruento, avaro y sombrío,
nos conmovía y no sabíamos si huir o luchar:
nunca hubo sitio dónde exactamente partir.

De pronto una especial aparición del Aire Tierra
visita con furioso eterno cántico, y viene
oscuro un personaje conservado y prodigioso
despedido y olvidado de la Historia General.

Una habitante enamorada de las calmas sencillas,
de si misma, y maloliente nos prestaba atención:
"Que en el centro de mi especie nos miramos y -decía-
toda vida sin futuro pero viva brilló".

Desde entonces observamos los curiosos asuntos:
no había nadie en los pasillos, porque todo acabó.
No había momias arropadas con la muerte en raciocinio,
porque un claro sitio bueno nos amaba sin Dios.

9 de junio de 2007

CLXXIV.- Cuculí Plop

Aquí está otra vezcondido el orondo,
el archivaldo del mezquino lagar,
ese que quiere ser fiscalcahuete
en su fatal insimilar mediocridad.

Su pusilánime vergüenza perezosa,
metiendo su pronombre en el pozo,
sin agallas, lastimero y calato,
mentirosa refunfuña insidiosa,
que me fastidia, memoriza y redunda
con amargo y suculento anonimato.

Dile, tú, melancolía ruidosa,
mi filosa niña fría bajamar,
que me guarde su tesoro en silencio,
que se tome el tiempo mudo leyéndome,
para cerrar caballeroso la boca
o que me olvide, que no está obligado a ver,
ni a escribir, ni a leer, ni a soportarme
y, si le gusta otra manía, que se vaya,
que yo no escribo para casi nadie más.


Porque si quiere lo que quiere, puede postular,
so mariquita molestoso deforme,
con tal que grite para todos su chapita vulgar,
su domicilio, su apellido y su nombre
y le prometo que lo haré feliz,
pero se esconde.

Yo lo medito, lo publico y le contesto,
para que se haga tan famoso como yo,
tan opulento, tan jocoso, tan tuerto,
tan culterano pendejo su castizo rococó,
pero no.

Porque no sabe, no conoce, ni tienta,
cierra vacío su alcornoque en un ancla,
y se sienta
el maldito cobardía noche, en un rincón,
recalado mojigato, su teclado muriendo,
que presume cachiporra cuanto dice mi canción,
sin remotamente nimio saberlo.

8 de junio de 2007

CLXXIII.- El arrullo


Y algún día le podrías responder,
decirle bien, alguna cosa, no sé.
Mas no dejar así a esa rara palta vieja,
que se muele y se consume llorando.

¡Respóndele, maldita sea!
¡Comunícate con él y siéntelo!
Hostígalo una noche diciendo
que su sombra se ha borrado para ti.

El balcón en que desnudos fumaron
va llenándose de plumas de paloma
y de polluelos de paloma muertos.

De negros huevos ciegos de paloma,
de secas cagarrutas olvidadas
y de oscuros nidos pálidos vacíos.

7 de junio de 2007

CLXXII.- Formal y Cortés



Cada nuevo instante de mi vida
es el último y la muerte viene ahí,
dolorida ventolera delirante:
dardo culminante de la suerte que viví.

Navegando conocí el idioma tránsito.
Orbitaba Fobos áspero y senil.
Comandante de centrales de moebio.
Era amigo, cura, médico y candil.

Caprichosa es la ignorancia en vocaciones:
me arrojó pequeño y lánguido hasta aquí.
Desde entonces soy lamento que no oyes.
Desde entonces no he parado de mentir.

Caminante fui poema y fui gorriones,
ayudante de peoneta, me vendí,
reemplacé mil ceniceros y una noche
me marché para no ser lo que no fui.

¿Qué hago ahora entre vosotros los amables?
Bebo solo del rocío en un cubil.
Viajo lejos al planeta de los planes
y aparento que contento canto y fin.

6 de junio de 2007

CLXXI.- Libélula Ferviente


La que niña un día me perteneció,
la que ha nacido para el alma mía,
la que persiste tras el año que pasó.
La que reía.

La calcetina abandonada en mi pieza:
el dibujito que no supe qué hacer.

Fría una mañana
ella desnuda me vio
y caminaba por el aire todavía:
culminaba en mí su día, y fui yo
su melodía.

La gran infanta de la magna realeza,
la que a la postre inclaudicable me fue.

La cobardía.

5 de junio de 2007

CLXX.- Oniricaldo


Vánida bonita me persigue.
Délira confínase a mi tren.
Huyo arrinconado

por el ínfimo balón
y soy hurón:
perseguido comadreja talón.

Férula canícula que ladre.
Sol envejecido prado no.
Líbrame de córalito madre.
Póstuma novena terminó
y se fraguó
el anhídrido molécula vigor.

Seré, y serás filón,
tu peyuco calcetino niño dios,
que penúltimo barítono si péndulo,
el camélido parina tricolor.
Escrutador:
tal cuasimodo aditamento flor.

El orador de los anillos fétidos.
El artemible maravino pichón.
La luna llena de conífera domeico.
El coronel de lo imposible he sido yo.

4 de junio de 2007

CLXIX.- Pudriento


Amigo mío, me equivoco demasiado:
que no sigan mi huella tus pies.
No remedes ni adivines lo que quiero:
si te parezco angelical, no soy así.

Soy el infame vil traidor de la existencia,
la sanguijuela sin honor, el puerco espín,
que se rebela a la maldita imprudencia:
ni en el infierno me querrían recibir.

Yo soy arcano disparejo y mundano,
que sin asunto me acomodo y, ahora bien,
son mis aciertos errores en tus manos:
que no eres digno de plagiar mi inmadurez.

Has de tu vida lo que quieras, no la mía,
que ni yo mismo me hago caso y, al revés,
la suerte me es indiferente melodía:
nunca podrás morir lo mismo que yo.

3 de junio de 2007

CLXVIII.- Piélago Sinfín


Hermosa calma abrupta del infante calamar,
que se desliza,
que busca náufragos
y vuelve anonadado al brillo ingente
numinoso y caminante de la rara fina sal.

Dando sólo pasos como silla en fuga,
en la más impenetrable oscuridad,
sin hallarla.

Un encierro espeluznante,
una vitrina sombría
que nunca dejaré de palpar,
marcando al caminar un pulso
de agonía que jamás se detendrá.

Yo prefiero ser el lado acompasado y fucsia,
porque mustia es la elegancia de la piel:
todo es micro, todo es nado,
todo es ámbito incerteza de penumbras
todo es agua que circunda y va lebrel.

Yo quiero ser el cántico destino,

su fino manto de caduca y de pincel,

su prodigar mi oscuro pálpito vinilo,

su cloroformo de dominio y ser amé.


Y a donde sea que su raya perentoria,
su hielo mágico, me vaya con él.

CLXVII.- ¡No voy a dar nombres!


Terribles realidades
se desnudan
e impactantes revelaciones
no se descartan.

Fuertes campañas
se encabezan
y los últimos preparativos
ya comienzan.

Las agendas de futuro
son la prioridad
pero las cuentas secretas
se descubren.

El informe de la comisión
será contundente
y a la dirigencia
no le temblará la mano.

2 de junio de 2007

CLXVI.- Musicalderón Silencio


Nunca violo nadie malicioso violar
ni eludiendo ley alguna vigente.
Siempre solitario su camino cantar
y ahora sólo como pájaro miente.

Para líos asesinos que no sabe,
no le cuadra ni tenía compás,
pero tuvo ese sabor inconfundible
y el olor de la profunda soledad.

El perico arrepentido que cantó,
el eterno cariñoso penitente,
la perdida y melodiosa solución
para todo herido náufrago valiente.

Es el músico invitado a la fiesta,
el que vive solamente de la gente
aunque nadie lo acompaña ni piensa,
por decirle alguna cosa diferente.

1 de junio de 2007

CLXV.- Todos



Nadie anda descalzo en la plaza
durante el verano:
en las playas se baña la gente
y nadie entona el Himno Nacional.

Nadie quiere ir a los funerales,
ni ha previsto las contingencias,
y se lamentan cuando emerge
nauseabunda la basura sin control.

Nadie deja pasar a las ambulancias,
ni cede el asiento a las señoras
con sus hijos en brazos,
cuando van a trabajar.

Nadie se persigna en el baño,
ni condona los intereses,
ni perfecciona los contratos
ni cumple lo que promete, jamás.

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