30 de enero de 2013

DCCXXVII.- Eco




Yo repito que la vida
es inquilina de los árboles
y extiende repentina
sobre campos de ciruelas
el latido primigenio
de millones de palomas
y la prisa matutina
de mi niño que se va.

Porque tiene dos millares
de genuinas alcántaras,
navegan los delfines
persiguiendo humanidad,
se oye solo la canción que aplaude.
sólo quieren sus latidos huir.
tengo solo que llorar de alegría.
sólo cabe al corazón latir.

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