31 de octubre de 2006

LXXXIII.- De ese flojo frío y rojo fiel reflejo hacia mí


Destiñen y tejen sus manos de viuda
la vida campana: yo no sé qué hacer.
Si perderme en la abundancia de la nada cruda
o seguir bajo el amparo de su infausto tañir.


El ínfimo arbitrario leve soplo bandido
oculto, me sorprende y no se deja ver,

que llega por la noche y no me quedo vivo.
Locuaz amargo trino, a revolcar mi placer!

Así que me resigno con tu amigo bufón,
amiga de mis años, poderosanguínea sal.

Si quiero dar a luz en mí la gran manzana,
no tengo lo que quiero porque pídolo mal.


Dímelo, mujer, que mi impaciencia quema!
Saca de tu pecho ese tamaño corazón
y, así, sobre la mesa su sangriento dilema,
ponlo en ese plato que dormido trago yo.


Para no perder la vida muriendo,
que nunca nadie vea lo que fui por ti,
rodeado de un vagón en multitudes,
amando tu otra mano y otro beso por venir.

30 de octubre de 2006

LXXXII.- Arrepentíos Permanentes


Ostenta un rostro humano carcomido por completo
en su agonía inaguantable de sirviente Rasputín.
Su cuerpo de profeta aniquilado por la angustia
se ha vestido de pudor, ni se emborracha jamás.

No cree nada más que en el oscuro antiguamente,
en su impertérrito poder de la ultratumba delictual.
Incrédulo ser, hecho elegancia y salones
nos sirve para todo, cual verdugo matarás.

Contempla desde un alto cielo el crudo cocimiento,
del mar en multitudes que saluda y que se va
y sigue por las calles con su esperma de cuaderno
marchando obedecer su anal cretina inmemorial.

Gritos que semejan una sala de tortura
o un largo atar de cuervos y de hienas y de sal.
Alaridos sin consuelo, sin asilo o cicatriz:
Lluvia de sulfuria inerte y crudo natural.

Amores, mil amores que se espejan y se besan.
Estrépito de cráneos soberanamente mal.
No existe nada de eso porque todo es traicionemos.
Desierto ya sin flores ni carbono ni coral.

Ven a vivir conmigo, hermano mío, mi chaval,
con el filo de la muerte y sé tu guerra temporal.
Olvida el canto claro de las madres obedientes
y tu tregua niñez y su letargo floral.

29 de octubre de 2006

LXXXI.- La Nena



Un viejo retrato de color naranja
absurdo, fijo y mudo, reprodujo fiel,
lo que es mío en la pared, pequeño
sonriente exultante y camarada chascón.

Así que no me ofusques ni me busques, por favor,
pelirroja cuerda floja otra vez:
porque soy un gigante diamante pequeña
absoluto imperfecto, mutante trinar.

En pelotas, sigo vivo por la casa y sé contar,
sin respirar ni preguntar contento,
más allá de treinta y cuatro, mucho más,
como niño melodía y caminar despierto.

Sin zapatos ni corbata ni cuello,
sin asunto ni perpetuo ni piel:
cítrico esperpento que me dio mi hija,
enamorado me quedé con él.

26 de octubre de 2006

LXXX.- Laberinto Cables


Yo pretendo dejar de almorzar
y abandonar esa burguesa costumbre
de mirarle los zapatos a la gente:
otra moda de decir que incomódalo querer.

Si la forma peligrosa

de decir las mismas cosas
es la fina y mentirosa
caminante dilección,
su pilar y su espinoza,

la que surca y memotiva,
que me luce y nos conduce

con apuro y sin afán,
es un grueso peregrino cruel,

la sucinta mascullando
que parábola no brilla,
una roca loca pestilente y curvilínea
como el rojo castellano y meridiano farol,
dilocuente anaranjado y tibio
pero nunca es amarillo solitario y fino sol,
porque el foco moco cojo
es demasiado poco:
si me toco un puro coco
es casi loco para mí.

Como gárgola y envidia verán
que mi tierra agricultura

es la más agria dedica,
donde todos los rincones se parecerán
a la vida que los curas predican
y practican, porque nunca se complican.

Dejadme llevaros, entonces, por fin,
con la canción de la canalla puerca,
oh mis hermanas de sangre y amigas,
a la nación de la callada tuerca.


Son sus ojos los que a mí me primaveran
y sus venas lo que me hace más feliz
porque ladro como juerga que gleba
y mirándola palabra me maquillo solar.

23 de octubre de 2006

LXXIX.- No os preocupéis


Todo consiste en animarse un poco,
en bailar toda la tarde sobre el pasto seco,
encender un aire simple de palabras sueños,
prodigarse libremente y desaparecer.

Eso es en lo que todo consiste:
olvidar todo de cuanto recordamos
y dejar una fantábula turgente
una alimaña y una buena voluntad.

Abandonarse a la sentina fervorosa
que revolcándose entre puercos diferentes,
divertidos, primorosos, delincuentes:
no hay otro modo de felices consistir.

Qué hay de vosotros, abogados militares,
maridos tercos, quincemil carabineros,
borrachos osos peligrosos que no saben
por un segundo de silencio encandilar?

Digo por fin que me son todas las fragancias:
mi suerte vierte en fuerte muerte y taladrar.

Yo me he situado en cada pozo surco nuevo
y he desplegado en mil helechos la razón.

18 de octubre de 2006

LXXVIII.- Niño de teta


Maldita mala muerte y tan violenta,
que nos deja abandonados sin calzones,

que se lleva con el ánimo del lucro
nuestras vidas tan amadas corazones,
sin voluntad de su precioso amado dueño.

Ya no quiero seguir siendo ni viviendo:
que me amarga la vidá que amamos juntos,
cual terrible en ese sueño que no es,
que ya pasó, que no pasó y que no está más,
que me duele y no lo encuentro entre mis cosas,
que se viene él a vivir en mis recuerdos:
no lo veo y lo acaricio entre poemas,
no lo descubro, ni su risa ni sus penas,
ni su caracter que tan fuerte de manojos;
nunca más, ya no va más y me hago muerte.


Porque soy alma, sigo siendo alma de flores,
no soy tan fuerte, amada mía, soy un lirio,
y quiero hacerme en agua clara que no sufra,
pero estoy siempre condenado a la tristeza,
de mi otra vida ya tan lejos de su muerte.

Quiero sentir y no morir su niño mío,
ser astro nuevo que no hay forma de apagarlo.
Perdonamé, no fue mi culpa y ya estoy harto!
No quiero ser la cruz perdida y tu desdicha,
que soy el grito del silencio en tanto ruido!

Yo lo lamento, pero debo abandonarlo:
ya no quiero desprenderme de su furia,
ni ser mujer ni ser un hombre en cobardía:
traerlo de vuelta y ser su sábana perfecta,
ser su frazada y su callado amado leño.


Quiero seguir eternamente todo el día
y darle teta en toda el alma para siempre,
pero se ha ido y que ha pasado; no lo encuentro!

Pero la muerte se aprovecha de nosotros:
nos hace mierda o
nos perfuma y nos alienta,
nos entristece o nos encubre descuidados,
que no pudimos y, muy tarde, nos alerta.

El viento de espuma nos hace su vientre;
su yermo de sangre se viene a vivir;
cual niño y cual hombre nos dan de palmadas,
sus aspas de fuego y qué fue de mi Dios?



13 de octubre de 2006

LXXVII.- Fuga


Raros días, raros e infrecuentes
como faros encendidos para siempre,
juntos y aferrados a la ingente y consumada
intermitente eternidad de nuestra clara fina sangre.

Yo habré de ser la máscara infinita,
pues grita demasiado nuestro fiel y cruel silencio,
que las ganas no eran vanas y se quedan ahora en mí:
nos debemos para siempre la victoria y el reencuentro,
el café y el humo oculto en nuestras manos de rubí.

Manos que son furia y verde insignia de titanes:
tabaco hecho de planes que era nuestra libertad
y nunca más serán
mi lúcida canción desnuda
ni mi triste enamorada encandilada
que se viste con la mente callada
como un ángel desafiante frente a mí.


En libertad nos conocimos,
en libertad nos hicimos
y en libertad nos extrañamos,
porque nunca volveremos
a esa esquina iluminosa
de la ansiada y perturbada,
amarga y breve libertad.

Para volver a la casa y a la nada
para seguir viviendo el mundo nuevamente,
con la dulce amiga mía inevitable:
esta es mi flamante y furibunda pena,

miel dorada creativa ingente,
terminantemente y última,
bendita inteligente voluntad.

9 de octubre de 2006

LXXVI.- La Solución Final


Ánima lejana sobre un horno de calleja,
matanza en alabanza de un vulgar Getsemaní.
Miserias sin hogar por un quiltro ser humano:
no existe moraleja para vidas sin razón.

Anemia inconcebible de faunas callejeras
y el brillo de mis ojos, acaso es redención.
La piara de las culpas que nunca nadie cobra,
que el tiempo hace lo suyo, y el mío, corazón.

Qué tiñoso nombre le habrán dado a ese perro
que ni su propia madre sabe dónde está?
Se acerca como al fuego, delicia que amenaza:
posiblemente muera en pocos días más.


Mirándole callado, lastimoso y vergüente,
su mendrugo miedoso, su adiós hecho de pan.
Dejando de su vida un recuerdo inexistente:
el pan de Dios alegre que fresco se fue.

Yo quiero ser el cáncer que libre callejero
la sangre en romería que aléjase de mí,
pues vienen a la muerte y la peste los espera,
y a veces, solo a veces, les pide perdón.

8 de octubre de 2006

LXXV.- Solitario solaz de suprimir supremo


Nadie se quiere finalmente detener,
que buscan casi todos su destino exclusivo,
su asiento de casa y de gente muy seria
y de niños sin nombre, que gozan la miel.

Son muchas las ganas de vivir que me debo,
y recuerdos que no busco, pero luego veré
que duermo tan poco de pronto en la noche
y que siento insistentes desmayos en mi piel.

Y aunque a nadie le importe mucho en realidad,
y tenga que volver a la oficina a trabajar,
he sacado del baúl anochecido mis juguetes,
para irme en la mañana a tomar sol a Zapallar.

Nunca he pensado en matarme totalmente,
porque debe haber un modo de agradable color:
alcanzar y rematar al viejo tuerto sin su madre
y de vez un cuando levemente algún temblor.

Sin embargo, es justo ir a morir solito?
Maldito malo puerco, todavía yo no!
Porque nadie me quiere pasar su destino
y dejar en sus asientos a la vieja mamá.

Es más digno llamar la atención de los ilusos
y digan que, si muero, fui un ejemplo de bondad,
que siempre fui tan sano, transparente y alegre,
y amigo entrañable de mi grande y fiel amor.

Esas ganas de vivir que me debo, en la oficina
las busco, pero importa poco y nada en realidad,
porque quiero yo mañana tomar sol y caminando,
darme algún descanso, sin soltar el celular.

6 de octubre de 2006

LXXIV.- Díscolo Inmortal Insisto

Quiero que se entienda bien.
Yo no voy a morir mañana!
Yo seguiré diciendo cosas molestosas,
incluso luego de la próxima ventura
y las siguientes prodigiosas mil semanas.

Porque mi especie es nieve vasta y pulcra
de mil millones, casi vieja como el sol
y tiene magos por engendros de planetas
cuasinexpertos varoniles colindantes.

Y se ha venido cariñoso a hacer el mundo,
a dar espadas en delirio de promesas,
poner su fuego amor hogar con un rasguño
y cuerpo rojo a voluntades sin piedad.

Sobre el manto luminoso de la Historia,
que sacude cual sudario sin estiba
vuelan siete triquiñuelas persistentes
para no hacer que todo el día sea viento.

Como vértigo tozudo que marea,
no perecer ni resignado callando,
que si tuviera alguien de quien yo despedirme
no partiría ni me iría hacia la muerte así.

Abandonar todas las playas en la arena.

Ser siempre lejos y muy lejos desafiante,

amando y gritando y creciendo,

y diciendo hacia el final así tan lejos:

morir jamás, jamás, jamás!

5 de octubre de 2006

LXXIII.- Aunarnos


Ceniza y cariñosa certeza
que mueve y conmueve mi pereza otra vez,
se levanta con las manos en mis codos
y me arrastra hasta la playa para ver
las olas que no ha visto nadie.

Pensaba y escribía universales
de tu hijo conmigo y de mi madre con él,

pero vuela raro un aire de espectro claro
que se quiere enemistoso retener
y se pierde como el triunfo que inmoral,
no nos pertenece en lo absoluto.


Porque ha sido mi hijo casi vuelto flecha
que al viento y al aire y al roce del mundo
se ha dado por vencido y se apodera de él,
como selva americana de pirámides
o cruces largamente abandonadas,

o musgo de oro lento que imbatible cubre
a esos viejos galeones hundidos.

Ya no hay nada que se vuelva inmaterial
y todo en cierto modo es nudo nuevo
que nos habla como a cerdos sordos
en la vieja muda inmunda irrealidad del mundo!

Somos finalmente lo que vemos
y nosotros lo sentimos al final:
cuando trato de pintar mi tiempo,
yo vacío el de los demás.

Somos mudos para los ciegos
y sordos para cantar.

3 de octubre de 2006

LXXII.- El abracadabra más simple


Ala de mosca turgente y cocida,
prodigio de vino callada.
Tritón y retículo ludo que grita,
gestuoso violento mastín.

Inerte canciona prudente.
Orfebre que mece y que nos pertenece:
padrastro amasijo ferviente,
fantágora y ente, elegancia pelón.

Película sorda que nadie te vio
y me dio solo un beso caliente.
Perfume rocío quemándola Dios,
romana cariña estridente.

Borracha cantina de labios,
es calor su adminículo eréctil
y al final de la noche encerrado,
que de suyo cobarde y tan verde se fue.

Desde entonces no vi aquel amor
en su voz nuevamente curiosa
que su boca se me hizo insegura,
que tan poca y tan loca y tan dura.

Ay, amor no te dignes a unirme
en tu fálica corte de firmes,
pon tu cielo silencio al desnudo,
tan ansiosa y ganosa por irte.

Que yo voy todo ajeno y tan tuyo,
mi pantera, mi fiera, mi sirte,
no permitas que forme yo parte varón
del honor que te viste y desviste.

Seme púnicamente tan mía,
tan amiga, tan obvia y tan simple,
que metódicamente desee de noche
ser de día y, como el día, persiste.

1 de octubre de 2006

LXXI.- Amnesis


Qué sería de mí lo que consideras último,
parte de un aroma ciego y perdido,
fuego en abundantes cantantes debutantes:
tan lento y como lentos, tristes al final?

Segura de que vives y sabes lo que digo,

conoces mis pasiones, lo que voy a decir,
me ignoras o me buscas lo que sigo dando pena:
la flor mil amorosa y generosa que te di.

Dígnate paciente esperando mi fulgor
y abandona aquí por fin esa insistente maniatada
de querer estar atando mis cabos no resueltos
u olvídate de mí, que no cuesta nada, amor.

Yo siempre y no me acuerdo lo que lógrase intentar!

Mi abuela se ha callado y no la he vuelto a hallar,
ni su amor misericordia ni su buena voluntad.
Por su culpa encontraremos ese mal remordimiento
que se viene a ser tan cándido, según mi parecer.

No hay más felicidad ni otras brumas candilantes
que no haber hecho lo máximo y lo propio jamás,
y pender de querubines y de lógica serena,
queriéndome poquito y llamándome otra vez.

Ya no te pertenezco ni le soy completamente
a nadie: no hay un alma que nazca en pos de mí.
Su roce se conoce y se despierta con los gallos
o duerme simplemente cuando migra porque sí.

Yo soy parte de un amago ciego y perdido.
No sabes lo que digo y te lo que voy a decir:
olvídate de mí, que no cuesta nada tanto.
Yo siempre lo consigo y vago tonto dolor.

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