29 de septiembre de 2006

LXX.- Que no lo separe el hambre


La quiebra armoniosa sequía,
su tormento de piel reseca,
con ojos vacíos y flojos:
hay que conservar por algo.

Amarga huracana de azúcar,
su amigo en silencio y borracho,
no debe decir esas feas palabras,
atado su rabo a perderla de vista:
durmiendo a su lado cachorros
y un par de botellas de té.

Se varan ballenas que cumplen condena,
porque ella es un tajo de oruga que araña
y nosotros decimos: qué bien!

Conmigo se daña el domingo por dentro
y unida hacia mí, su martín pescador,
cual chocan lejanas galaxias,
la flora se arroja a su muerte batalla,
y me llevo a la tumba ese dúlcero amor
que es todo naranja suplicio y limón.

Mis blandas retinas dormidas serán
aquello que es ánfora y suerte:
la especie de rojo sonido y carbón,
rugido en jalones y extinta llorón.

28 de septiembre de 2006

LXIX.- Parto!


Qué graciosa tenebrosamente linda
la magnífica benéfica cigüeña,
inigualable la lombriz incontrolable
de mis largas fluctuaciones animosas
y fervientes incentivos de prudencia!

Convicciones por cualquier rincón del orbe
puerto anaranjado espeluznante
y barlovento de alegría vida mía!

Qué bendito amor insecto enarbolante
siento enteramente y decidido hoy!

Me he empeñado en dar jirones de locura,
decidirme a desprender toda avaricia
y lanzando a aquél que es puro animaligno
de mi náufraga vendimia de garugas,
por la borda circunnávegando el viento
por las putas y las madres y los cielos,
en rizada marejada carcajada!

Por volver a caminar en Marmolejo
y tenderme sin calcetas ni corbata,
sobre el pasto de la plaza emborracharme,
de Camila hasta Pudeto y Taqueadero,
con mis duendes y mis libros y mis aires,
y mis flores delirantemente siempre,
porque nunca he sido más pleno que ahora,
porque hoy es 27 de septiembre!

26 de septiembre de 2006

LXVIII.- Caronte


Preferiría no tener que superarte nunca más,
ni seguir jamás los pasos de mi cuello atado a ti,
o ser el despistado que te imita despiadado
cada día que compita enadmirando tus pies.

La huella de tus clavos, los pasos de tu buey,
las armas de tu cofre y el bufo necio hiel.
Hay algo que se oculta en cada niño mar siniestro,
lo saben sus abuelos y sus hijos también.

Sin forma de evitar que al final todo se sepa,
nos quedamos en la orilla, mojando nuestros pies.
Qué adúltera homilía en mil escamas nos mudó,
su cruda piel de adulta con mis remos sin sudar!

El caso es que dejamos su fragancia y nos callamos
lo que ahora es catacumba y ya no entiendo nada bien.
Qué ha sido de nosotros, los ángeles de miel
que fuimos navegantes, sin córteluna y rey?

Yo digo que prefiero no tener que superarte,
ni ser tan despiadado en cada paso que seguí,
pues cada niño es alma de otro necio navegante
que quiere darse al padre nuestro océano y vivir.

24 de septiembre de 2006

LXVII.- Espematosaurio


Flojo orzuelo tonto que suena tan mal.
Botón que sin ojal de martillar no cuaja,
porque algo le sobra y la puerta no cierra:
melodía que hierra, no se aferra y se raja.

Cabo suelto clavo que en el ultimo verso,
cae allá al final y no se deja domar.
Gotera de la casa que llora como guagua:
diente de agua guerra que no deja de sonar.

Esa que masturba y despabila mi mente,
me hace así escribir y me encandila indecente,
porque brotan verborreas de licor y de semen:
son resabios venenosos de cutícula glacial.

Todamente mucho en mi cabeza ella resuena
salamandra que cura a su campana que sana
y el caracol que mana de su almendra y perdura:
linfa pentagrama de una mente insana.

LXVI.- Casangre


Horribles protuberancias que marcan
mi cara desde hoy, como volcanes
inmensamente pintos semejantes
a cráteres de impacto furibundos.

Desintegran mi retracto trinitario:
y me hago levemente nada yo,
sin amantemente nada a mí sujeto,
moriré por fin de viejo y ya lo soy.

Se asoma la sombra de parca baldía,
su dolorosa forma infrecuente de filón
alondra que asombra, bergantín ruinosa
anárquico bolero indiferentementemor.

Mi agua puerca de langosta numinosa
que se vierte mentirosa amargo y juntos,

afiebrado lo pudriento irresistible:
los inquietos ventisqueros que sufrí.

Soy vagancia pura sin oxígeno y fisuras;
mis rojos planetas retroceden y se van
cada noche fiera como rémoras de plata:
brillo escualo sol y carroñera sin final.

21 de septiembre de 2006

LXV.- Getsemaní Tostado


Se ha llenado de mensajes de trigo
que de vástago le arropan sin razón ni fe.
Ya no canta como antes y el ombligo
ha perdido el perlacruz en su fulgor de piel.

Yo me lo topaba varias veces en el día
y repetía su monserga como loco de cité.
Me daba sudando su manopla vacía
y hecho todo simpatía de prudencia, me decía:

"¡Tengo sed! ¡Tengo sed!
¡Dios mío, tengo mucha sed!
¡Y un mundo de sensaciones,
pero loco, qué terrible sed!"

Lastimero residuo de potencia clueca,
cada día más flaco o más arrugas en la sien.
y se vuelve mujer y no lo quiere aceptar,
y se maquilla un poco más si va a llover.

Él que se deprime en decadenciamente solo
y no lo oyen desde que apagó su larga voz
de barato cancionero que girando crece:
ahora nadie le agradece, porque casi murió.

18 de septiembre de 2006

LXIV.- Cenicero Aporte


Que fina alegoría me has hecho!
Cual prudente y caliente cliente de burdel,
que se mete con una águila y un hueso,
que se oculta de sí mismo y que se burla de ti.

Yo no digo lo que pienso de la escoba
o de la gata que soba ni la boda ni el puré:
que son todos iguales para ti, los hombres
y todas diferentes las mujeres, tú también.

Por ese viejo placer que de amistoso esperar
se hizo maldito genial, pero sensual ilegal,
yo voy cagando encerrado en este baño por ti,
o caminando plebeyo a la azotea social.

Así que tengo potencial divino
de prodigioso luminoso poeta?
Que no te miro para nada las tetas
ni me tengo casi nunca mucha fe?

Entonces solamente de muy lejos,
mi cara rara clara mira luna de papel,
que la vida es agua luz de espejo
y no se sabe ya ni cuándo ni quién.

15 de septiembre de 2006

LXIII.- Mamiña

Frenética a Nicómaco que oculta va
zumbando su loco cariño regalar
al prodigioso bocharro de Baltimore:
la niña puta vieja, le escribía morir.

Le decía que no amaba a nadie,
que era ella únicamente
y le tocaba la nariz: no sé.
Niña mía, sólo mía, quiero ver.

La barriga vacía, Maximiano dormía,
le cortaba la cabeza, y la frente,
la gemela que adoraba ya tanto, lamía
su maldita florañeja de la mar revolución.

Pero nunca se lo dijo a su mujer,
ni a su amante porque no tenía
ni lo podía confesar al comité.
Yo no sé, porque nunca la pude conocer.

Oriana que versa, su plática conversa
todo el día y por la noche con él,
porque nunca se hizo enteramente viejo
y ella siempre lo venía a ver.

Amando sin agua ni tregua ni guagua,
la luz de su cara que gritando se fue:
el último arrecife de su fauna
¡Bendita llora mía por él!

Yo confieso como un hombre siempre
lo he soñado y he querídolo saber,
ser el dulce radicario con los débiles,
el feroz amargonauta con el Santopoder.

Generoso con el quién me quiere tanto,
despiadado con el hijo del demonio cruel,
que me manda y me demanda la bufanda,
el oropel de mis uñas y la pluma clavel.

Lo sé! Sencilla, rara y fría, mi témpano!
Soy el cerdo infiel, el recuerdo sin querer
que perdido descolgué el teléfono,
niña mía, sólo mía, y yo por qué?

Porque sigues siendo niña de mis ojos,
porque fuiste solitario amor acaso ayer,
y acaso alguna vez seré tu niño flojo,
el que rojo nunca nada y casi nada por hacer.

Lo sé!

Yo soy tu vida y mi vida: jurel!
El cojo melodía y tu despojo que busco
un luminoso pan y vino, y yacer.
Soy el error incomparablemente el mundo!

Yo sólo quiero conocer y merecer
nada más puro que el bendito placer!
Amoroso caliñero cuculí que va
solamente a ser amigo y complacer.

12 de septiembre de 2006

LXII.- Universario


El lugar donde se dan, en la cara, algunos de esos.
El aire que veloz alegra el corazón
y le da aquel dorado sonoro
color.

La luz que de un instante fecunda
y arroba,
se adueña de todo, si brillando sescribir.

El ángel que nos hace conocida la cara

y alegres caminamos por la vereda
libres.

El flautista que se ha ido loco

al ver el aroma que se oye,
la alegre canción que subyuga
y nos aleja de todo lo demás.

El fármaco inubicable: ese que nadie vende,
ese que todos buscan y nos llena de pulcros efluvios.
El viajero perspicaz que gruñe
entre luces de abanico
y prisma de cristales.

El azucarado amanecer que llena
el corazón del desamor.
Un ángel pequeño y
tan pequeño que no sabe
ni siquiera lo que hacer
ni nada qué decir.
El coleóptero venenoso
andrajoso y ruín.

El palomo que cuando muerde besa y cuando besa
muerde.
La mujer que siente como niña y vuela como nadie.
La sábana que va sin cuerda y lleva las manchas

de amores inmundos.

El ave rapaz que se alimenta bajo el agua detenida,
y muere dignamente sin decir palabra.

Todo aquello que no se parece a sí mismo.
La esperanza realmente verdadera
que se siente únicamente entre los sueños.
La piedad que busca uno
al hacer el amor.

La mariposa que no resiste un segundo
sin oir esa palabra
que la hace feliz,
y que sin embargo
sigue
siendo mariposa.

La estación donde todos los trenes
se detienen y no avanzan más.
La enfermedad que sufre la luna
cuando se mira demasiado al espejo.

El insoportable hedor que despide
un hombre que no quiere salir
de su amablemente y triste

luz de catacumba.

El mal camino inevitable que termina alguna vez

siguiendo todo aquél
que alguna vez siguió.
Aquello que uno amó
hace tanto tanto tiempo,
y sigue sintiendo cerca, a pesar a pesar de todo.

La anciana que canta
cual mujer que vuela
cuando niña y siente
como nadie más.
El triste aroma intenso que por lo mismo sabe
y desde lejos se ve.

El ángel inmenso que
nunca pudo ver
ni supo qué decir, tampoco
lo que hacer,
pero fascina.

Las opciones que la vida da

y que sin embargo no implican
ni una sola pizca de sal en libertad.

Venir a la vida sin haber
pasado por la niñez,
o sea, ser adulto
nada más que de inmediato.
Ocupar un lugar en el espacio,

pero únicamente el lugar que otro tiene
reservado para ti.

La estación del año
que precede al verano,
y que dura sólo un par de noches.
La dulce esperanza
que inunda
cuando se logra reconocer todo.

El espacio del océano
que se imagina
quemar
cuando se pone el sol.
El hombre completamente
dedicado
a su casa y a su vida, metido en la ducha.

El ruido que hace la serpiente
blanca que vive en la antártica,
alimentada por militares
que hacen patria.

9 de septiembre de 2006

LXI.- Nevastolirán



Mejillamor en oroviento y sombraluz.
Figurino evitabundo y alegril.
Caleidonauta querubino de los grilces.
Morbosamentermita cuculí.


Ángela lávala láguila!
Inigual y verdeveras misericordial.
Deliciente miraflor su gusanía habitabundo:
romanticorrupción que quisentí.


Naser farandulino obsesional.
Ágelina amárgolor y sexistir.
Tescucho, maravil y marimar,
el domeñado que arrastropolar.

LX.- Cuculibre


Fueron encerradas cierta noche para siempre
todas tristes, las impuras emociones
ellas últimas benditas tan alegres,
bajo fuertes medidas de rigor.

Sólo lo que injuria y reacciones,
lo que es hecho, lo que te hace pecador,
así entonces no se quién cómo ni cuándo
una noche cual cobarde lo encerró.

Y lloraban como viudas sin consuelo
la lujuria, con la envidia y la pasión,
la avaricia, la mentira y la pereza,
pero nunca los pecados de Dios.

Desde un cofre castigadas y dormidas,
yo tampoco no sé bien cuál ni por qué
cierto infame vil travieso y tan arisco:
duende místico la caja liberó y se fue.

Hermoso armado ruido de silencio crudo,
terrible apareció libre de canto un cisne,
cual enorme en una nube desde dentro
como todo lo que intenso se vivió sentir.

Todo lo que es ágelina incienso
ya se ha ido y nunca nadie vio su flor,
y si alguno la cubriera o lo pudiera,
sólo amárgolor y viento capturó.

Ya se fueron por el orbe liberales
para ansiar y dar por alguien respirar
y algún día, alguna vez, alguna noche, ser
para todos lo que sienten y se dan.

Obvio salvo la esperanza de ser libres
los que rudos y desnudos se ven,
con las últimas benditas emociones,
fui una noche liberado yo también.

8 de septiembre de 2006

LIX.- El gran amor de nuestras vidas


Perdido entre la roca y la revienta marea
que soñaba siendo niño, en otro idioma y otro sol.
La negra y solitaria ballenera abandonada
donde un día se hizo tarde, y se cayó mi reloj.

Ilumina mi viejo y por la plata se queja,
en que llegaba a la mesa de mi niña cabeza:
retumba la pobreza de la casa en mi pieza
y la bandeja de plata que le dejo a mi mamá.

Camino a Gorostiaga del Camilo su mano,
en Covadonga a mi hermano, no lo he vuelto a ver.
En Bellavista, me saluda del colegio a la casa
y de la casa al colegio, y al amanecer.

Hay un hondo recorrido que se entrega en el aire
y en el cerro la Cruz, a la cantera el dragón:
Desértico costero y colorado camanchaca,
qué tan bueno y compañero es nuestro viento al interior!

Y el mocoso mentiroso, presumido lloraba:
yo cantaba pecoso y colorido sin fe,
porque no me arrepentía para nada de nada
y que la risa me daba, pero todo se fue.

2 de septiembre de 2006

LVIII.- Buena Presencia


Yo me beneficio con algunas cosas,
con sencillas reacciones que parecen deglutir.
Y esa mar siniestra no me es nunca buena:
fruto de tus almas y de todo de ti.

Habré de dar palmadas en su espalda negra,
confiado en que algún día me permita naser?
Se olvida que he nacido para ser complejo
o ser completamente: yo no sexistir.

Carícatura esdrújula, perfidia humana!
El ente en cuanto ente que mi amigo vio,
que nunca pudo asir como manzana roja
y eleva entre sus manos cual espada volantín.

Tendré que ser entonces ese anfibio elegante
y vestirme de prudente para sobrevivir?

Oh, mi amor sereno, mi cariño sinsabor,
que canta, amada mía, eternamente dual!

Cuánto desearía que jamás sufrieras,
que nunca más te fueras y que nunca más,
que vivas enseguida toda entera en tu lugar,

la misma, cada día, en mi agonía singular.

Todos somos siempre el uno mismo, cada cual
detrás de todo viene como siempre el otro igual,
y no hay alternativa, ya no hay forma de salir:
cuaresma larga apesta cuesta fiesta y carnaval.

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