31 de diciembre de 2008

CDLXVII.- Non Credo


Mi noble esperanza inconstante y baldía
no acepta por nada las cosas como son,
ni palabras acaso, ni sucesos de mentira
y se opone tajante a la crucifixión.

Milagros no compro si ocupo la ciencia
que sirve de mucho, que escéptico soy
en obras de culto sin perseverancia
y espero bien poco en la resurrección.

Que me es inseguro el concepto improbable
de Dios, por lo mismo también debe ser
entero increíble e inexacto, cual fraude
y acaso por eso no tengo esa fe.

Que nadie tendría esperanza sin juicio
en los hechos futuros, seguros y ciertos:
que nada me es claro, que todo es absurdo,
aunque a veces parezca que reviven los muertos.

30 de diciembre de 2008

CDLXVI.- Es justo y necesario


Ninguno cree mucho demasiado en nadie
y pocos finalmente se confían en Dios,
que esa larga caminata navideña por la calle
sólo al cura y a la hermana plenamente convenció.

Comienza el verano y diciembre termina
en el patio nocturno que el mundo olvidó
y llegan de improviso pidiendo los deseos
porque pase el año pronto, que ya todo pasó.

Las viejas decían que -con mucho gusto-,
el que viene será claramente mucho mejor,
siempre y cuando den las doce y justo:
cuando doce campanadas dé el reloj.

Yo conozco un primo mío que se alegra
y a una viuda que no para de llorar,
pero todos, casi todos con locura,
hacen algo un poco loco sin dudar.

A las doce de la noche cuentan plata
o le dan a la manzana buena circunvolución
y colocan en la puerta una maleta
que asegura la fortuna plena y multicolor.

Vendrán de una sortija dorada en la copa
varios meses llenos de prosperidad
y en ollas de lentejas, al subir de la escalera,
viajaremos hasta al cielo y mucho más allá.

Que dé vida y pura magia a tus deseos por docena
un granito de uva verde por talán,
y que linda esté servida toda mesa en cada cena
tras pararse, sentarse y volverse a parar.

Llena, Nena, tus zapatos de dinero
y el grabado de tu amado pon atado en un listón,
apretado y perfumado allí en tu pecho
con un hilo del color del corazón.

Escribe en un papel las porquerías rotas
que se lleva el 2008 al funeral,
las traiciones y las penas, las derrotas:
luego arrójalas al fuego de la noche final.

Al besar ruidosamente las campanas a la luna
echa un vaso de agua helada al más oscuro callejón,
y así alejas de tus ojos el dolor y la amargura
con las piedras del dinero, la salud y del amor

Limpia y adorna con espigas la casa,
y enciende las velas para cada ocasión:
azul era la paz; amarillo, la abundancia;
de naranja, inteligencia; y toro rojo, la pasión;

En todo rincón de tu humilde morada:
pon anís, clavo de olor, azúcar y canela,
un pastel amarillo con monedas separadas,
dorada la vajilla y escarlata las velas.

Hay que usar esta noche un calzoncillo nuevo,
una tanga, una braguita, un short:
para hallar a aquel divino y eterno amor aventurero :
rojo fuerte y de furioso terciopelo color.

Y yo quiero ver que estrenes el pálido tul
a través del espejo, brindando en el baño
burbujas de champaña que nos dicen salud
porque al fin se va este viejo y condenado año.

28 de diciembre de 2008

CDLXV.- Vino de la Casa


Hay una elefanta de luna y esperanto
ridículo peinado, colmena, vida y canto.
Me sabe a Carménère y a Sauvignon, Pinot,
su lirio despreciable y a todo pulmón.

Licor de tono ingente y café con maldición:
tan grave y delincuente, sin rehabilitación.
Es águila y anguila deforme y ficticia,
su piélago de impétigo mal gesto burlón.

De cándido tatuaje en azul que era carnada:
mi copa de vino con llave de sol.
Rosa amada moza que es diosa y camarada,
fecunda, miedosa, fogosa y feliz.

25 de diciembre de 2008

CDLXIV.- Abstinencia Cordillera




Cuando inmensamente en ella era mi mente,
pretendíamos desnudos una muerte senil,
como en águilas de etcéteras infibios volando
yo también era un coleóptero feliz.

Y no quiero que lo tomen a mal:
la necesito, la recuerdo y cuando viene,
donde hay trenes, caminamos hacia atrás,
me hace falta su presencia en los andenes.

Me hace falta la mujer acorralada
de claveles en el patio interior,
cual anímica marítima rodeada,
me hace falta su tabaco en la prisión.

Fue hace mucho, mucho tiempo y me hace falta,
su amarilla elucubrina, serpentícula cantanta,
sin almohadas, ni collares, ni teléfonos ni manta,
toda mínima, perpetua leve círcula y compacta.

24 de diciembre de 2008

CDLXIII.- Un catecú menos


Desperdigado urgentemente apaciguando
el contenido de la lucha diaria,
de elaborada axiología rota,
seremos polvo mota a mota y vida agraria.

Donde se cruzan diariamente
los apóstoles de Dios,
en ajetreo incesante y bacinicas de a dos,
su cruz de gala.

Con los que tocan a mi puerta
y me seducen
hechos vanas palabras
que la luz regala.

Yo digo no.
Digo mañana,
y a veces corro la cortina agazapado,
amanerado detrás de la ventana.

Es la pasión que hace llorar
de redentor que va a morir,
semilla pérfida que intenta parar
mi furia alérgica no quiero ravotril.

19 de diciembre de 2008

CDLXII.- Último Ancestro Común Universal



Se esperaba en el despliegue uniforme
del gracioso acontecer del universo,
una fuerza mantenida y robusta
aplicada permanentemente
sobre el quieto contorno de las cosas.

El deseo inclaudicablemente,
su continua evolución que nada cambia,
que es prolífica marea y continúa,
no ha dejado la promesa sin cumplir
y persiste como el vértigo y la historia.

18 de diciembre de 2008

CDLXI.- Retro Ceder Mitaño



No quiero presidir,
pagar, ni ir adelante,
tampoco sufragar,
para eso está la gente.

Volver para nacer,
sentir por un instante
la plena libertad
ahora como antes.

Recuerdo que en Vivar
velaba yo inocente,
oculta en un lugar,
la luz intermitente.

Me fui para volar,
perdido en la pendiente,
de espaldas a la mar,
eterno navegante.

Pero hay a quien le da
lo mismo exactamente,
suplir o titular,
amar o displicente.

Dejar que el año pase,
vehículos ahorrar,
la noche en el hogar,
la moda indiferente.

Hoy día voy a atar
el tiempo en una jaula
y voy a echarlo atras,
de viaje penitente.

16 de diciembre de 2008

CDLX.- Incontenido de Pajaritos


Al niño gato que no cela ni caza,
a la señora que no sabe complacer,
al pasajero silencioso y absorto,
huraño, roto, abandonado en el andén,
le hablo de motas de polvo, volante risueña,
mareo que turbia provoca la suave
pimienta farola rasante del sol.

Y no me entienden, como nadie me entiende.
Miran el hondo calamar de su papel,
rol asumido en la memoria de la gente:
que nada cueste y lo que cuesta a su nivel.

Al aguacero no lo llamo por su nombre:
viruta o lágrima; ni fiesta a lo que fue.
Mi anaranjado tulipán de las palabras
no me pregunta cómo canto y para quién.

No logro dar con el arsénico que mate
a la repleta bola inquieta cardinal:
su coro pica mi garganta. Hago lo mismo,
siempre lo mismo, no me puedo contener.

14 de diciembre de 2008

CDLIX.- Ahora puede apagar el equipo


Ya estás aquí y yo no lo había notado.
¡Es tu existencia ese milagro redentor!
Porque callando me había quedado
en soliloquio frente al ordenador.

No la irreal, sin aventura humana,
virtualidad sin tierra firme va a sanar.
Vamos andando codo a codo esta mañana
a la elegante vida mística y plural.

Ya me he quitado la escafandra pegajosa
para salir cual elefante de monzón
a aquella pura superficie calurosa
que se agiganta dentro de mí.

Sé nuevamente la pasión, la fantasía,
que estoy atento y vivo sólo para ti.
Si me arrepiento, me levanto y te busco.
y nada encuentro porque ya te perdí.

13 de diciembre de 2008

CDLVIII.- Lloremus


Memorial de la culposa y temerosa pereza
para ser cada semana nuestra hermana desden.
Fue la dama sempiterna, fueron vírgenes necias,
fue mi prima tan fogosa a la carroza sin sosten.

¡Qué floja conmemora su indolora proeza
cada día del sol en el laude y en la mesa!
La reina cavilosa, la Santa Madre Iglesia,
la flora más inocua, con toda la riqueza.

Santo Dios camina haciendo ditirambo en seis figuras
con el oro moro poro que convoca a cada fiel.
Y a la boca mueca toca poca presa ni ternura
porque a todos no ha llegado tu cordero. Amen.

11 de diciembre de 2008

CDLVII.- Santurrón de Maní



No practico lo que mandan desde arriba:
soy traidor que por la borda fue arrojado,
que sobrevive en un madero a la deriva
como galeote bien sujeto y predicado.

Por eso no hago de la suerte suplicio:
mejor rechazo esa maldita bendición.
Aborto y cargo a mi querido angelito,
que por el resto de su vida ya murió.

Pero la muerte se me hace imposible,
de modo entonces que sigo adelante,
cual Nazareno parlantemible,
sobre un ambón de terciopelo itinerante.

10 de diciembre de 2008

CDLVI.- Siempre después


Sé que nunca va a llegar el día:
esperaré tranquisentado, solo
a la mañana siguiente y todavía,
eternamente seguiré esperando.

Y me dirán de nuevo todos juntos
por alegrarme que vendrás, que volverás,
que cumplirás esa promesa dorada,
si no mañana, alguna noche o después.

Tú más allá del horizonte indeclinable,
amiga náufrago, mi todo corazón,
el compromiso de serena paz futura,
mi flor desnuda, etermitente y porvenir.

Seguramente yo estaré otra vez mirando,
desde la playa en impaciente pulsación,
vacío, lábil, aterido y cansado,
pero creyendo que has llegado por fin.

8 de diciembre de 2008

CDLV.- Una vieja canción olvidada



¡Mariana, ven! Acércate.
Ven, que la noche se ha portado bien.
Ven que en el cielo
ya no caben más estrellas.

Mariana, ven, confía en mí,
siéntate a mi lado y cuéntame,
dime si la muerte es un lugar
o sólo bruma en desconsuelo.

Yo no le tengo miedo al cielo.
Yo no le tengo miedo al mar.
Yo no le tengo miedo a nada,
ni a la vida ni a la muerte.

Yo no le tengo miedo a nada.
Sólo quiero descansar
y vivir en libertad,
y vivir, amor, en libertad...

¡Mariana en libertad!

5 de diciembre de 2008

CDLIV.- Ni el mejor orador conjugar


Yo la encandilada gota que arde quise
ciego derramar como postrer latido
música torrente y melodía sangre
fuego inútilmente que hizo escoria de mí.

Tiempo pasajero que al final de ti
me aleja cabizbajo dolorido y es
viento no perfume ni talán de cada
nuevo amanecer que no estaré contigo.

Lágrima suplicio del deber no somos
esos que hace tiempo se miraban niños
hechos de una rara coincidencia o luces
que hacen del camino un desvarío placer.

3 de diciembre de 2008

CDLIII.- Ven y siéntate



Si se trata de pedir,
no hay amigo que nos cuide,
que no dé parte de sí
cuando el otro se lo pide.

Porque un día nos amaron,
nos dijeron el secreto
del eterno ser humano
que llevamos bien adentro.

Lo que alcanza para ti,
se comparte y no se niega:
es la magia de vivir,
es nuestra naturaleza.

No es un gasto adicional,
no requiere ni colecta:
con el vino y con el pan
nos sentamos a la mesa.

Unir el almuerzo de todos
en un solo y sencillo almuerzo:
compartir la esperanza común
de paganos y conversos.

CDLII.- Plan Tatú Color Alelí


¿Por qué daría de mi suerte arrinconada
lo no que tengo, por haber nacido allí
donde su fábula pasión desesperada
fuera la luz de una presencia silenciosa?

Es que me fui.

Me dediqué yo al precipicio más infame,
de no vivir para dormir y soñar,
sin olvidar ni recordar: no amar a nadie,
que solitario o solidario, daba igual.

Pero una noche descubrí con asombro
que del rubor de su mirada iba a nacer el color
con que pintose una libélula en el hombro,
y me lo ha dicho alegremente con urgente calor.

Yo volvería

Yo dejaría de su voz aquel recuerdo,
que me ha alejado de otras vidas, y la gente
dice de mí que sólo de arrepentimiento
al fin y al cabo no se puede vivir.

2 de diciembre de 2008

CDLI.- Haz que parezca un accidente


Esa jueza de mierda se tiene que joder.
Llámate a la prensa. ¡Tenía que ser mujer!
Es bueno que comience la radio con tu voz.
No quiero que se piense que a nadie le importó.

Cuidado con la gente: que no vaya a saber.
Preocúpate de verte muy serio en la TV.
Ahora, si consultan quién fue, tú sólo di:
“No acepto más preguntas” (que no se hable de mí).

Tenemos que cuidarnos. Me tienes que cubrir.
Yo siempre te respaldo. No me mires así.
La culpa es de los diarios. No saben informar.
Instrúyete un sumario. Después se va a olvidar.

CDL.- La Jauría


¿Qué querrán decirle como tontos
al mestizo vagabundo que se va?
¿Se molestan porque mea los troncos?
¿Les irrita acaso verlo caminar?

Han salido con dinero a todas partes
en la calle principal de la ciudad.
Compran cosas porque están felices:
¡Todo sea por la blanca navidad!

"Es el mito del ladrido de los perros",
yo les digo enfurecido caminando,
distraído por la calle Libertad.

"Es la fuente de la amarga multitud",
que la gente se aglomera por la tarde
y cuándo compran, llega la felicidad.

1 de diciembre de 2008

CDXLIX.- Algún día entenderás


Balan caprinos sin ubre,
de plasticolor: tienen sed,
cual rocas en fraude, me cubren,
como lento de la piel.

Marioneta urgentemente mía,
cavilosa, peligrosa al caminar,
curvilínea, muda rima fría,
incoherente y bifocal.

Anaranjado de algo físico y deforme:
suplicio fútil y de almácigo bastón,
que va detrás, que su presencia me hable,
sentido fétido y a todo pulmón.

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