Al final uno se queda solo:
detrimento paulatino de la
lluvia color,
y recoge caracolas
carcajadas
para estar junto a la cama
de los viejos al morir.
Nunca voy a abandonarte,
canto:
caminando se hace vértigo,
ventana y ventarrón.
De la mano permanezco
siempre
y bailando la que dice más o
menos así.
Mi niño me busca mirándome
y yo le sonrío pa darle
valor.
Mi niña dibuja una pérgola
y va Luis Emilio llevando
una luz.
Que tiene pistilos de música
y estambres de cachorros,
caramelos que escondí
en
mi terrome, terrome, tesic, tesac.
¡Terrome,
terrome tepún!