15 de febrero de 2023

MCCXVIII.- Tu viejo gobierno de difuntos y flores

La mentira da piruetas en la sala
como un hacha malparida, repugnante
y la codicia polvo y pólvora bala,
cual rebaño de comunes petulantes.

Llorando muertos sin dolor la queja:
ay, que manchan a su pueblo de sangre obrera.
Hay que ver cómo celebran tras las rejas
el año nuevo entre tinieblas y salmuera.

Pero son hienas con hedor de perra,
porque usan mascaras de vicio lechón,
escondiéndose de quien ara la tierra,
y nunca en sus vidas pedirán perdón.

Porque rebuzna la maldad con chanclas,
haciendo pasta con los niños y castigo:
usándolos cual soga, timo y trampa
y abusándolos como testigos.

13 de febrero de 2023

MCCXVII.- Sigmund Fraude


 

Érase una vez un psicólogo jurel,
amargo repertorio de cruel calcomanía,
que juzga sin oír y acusa sin saber.
Ni deja de hablar infames tonterías.

Tiene diplomado en antiguayas pajas,
magister mal colgado detrás de la pared,
el culo perfumado del periné a la raja,
teléfono privado, reloj de parived.

Controla los impulsos de todos los demás
con libros usados que vende en la botica.
Histérico convulso, receta melipás:
arroja cinco dados y luego diagnostica,

Ya le saqué la foto al rey de la tincada,
jurero y charlatán, maniático que espanta,
ladrón pelafustán que no le achunta a nada:
parásito en el poto y cahuinero chanta.

Sacó el primer lugar, lamiendo sus ojeras,
lo obtuvo en aplaplac o en feria de alpargatas.
Es fácil de engañar como un gurú cualquiera:
tres palos el coñac y clínica barata.

MCCXVI.- Life de 10



🗝️

Acaricio tu brazo adolorido mirándote
y busco entre los dedos de tus pies,
jugando con los míos en un sueño
donde vamos juntos de la mano.

Buscando loros rubios escondidos
en la copa verdesnuda de los árboles,
y caminamos juntos, descalzos
sobre la arena del mar, entre la orilla y el sol.

Y bajamos escalones corriendo,
saltando siete y dos, de cuatro en cuatro,
como niños del cerro cordillera,
descorcharlo carcajadas en el aire.

Bajo la luna serpentina del puerto,
donde encumbramos el mismo volantín,
y recitamos el capitulo de un libro
con tu nombre y el mío en letras verdes.

Que sentimos la misma comezón,
abrigamos la misma esperanza
y vivimos ese sueño repentino
que inocentes nos halló hace tantos años.

Cantando la sonata del silencio,
a horcajadas peregrinas en la noche,
temblando de viento, mordiéndose los labios
y riéndonos de todo sin hablar.

Porque logras evaporar mis sombras,
sumergir mi insoportable desaliento,
congelar mi furia lágrima en el té
y elevar mi cruel dolor volviéndolo fanfarria.

Cantándolo parvada,
trinándolo en el tiempo
y deseando con locura
nuestra dulce algarabía láctea.

MCCXV.- Fatalito Aravena

 





Hago poco y fallo.
Pacto con el diablo.
Yerro cuando callo.
Yerro cuando hablo.

Algo siempre pasa:
es como una multa.
Todo me fracasa,
nada me resulta.

Predico, practico
y todo sale mal.
Pido sea muy rico
pero le echo sal.

Vivo en la derrota,
mi ropa se mancha.
Tiro la pelota
lejos de la cancha.

La fiesta era sorpresa.
Le digo al cumpleañero.
Me encierro en la pieza
y se va el viejo pascuero.

Pierdo el unicornio,
rompo la camilla.
Si no tengo insomnio,
sueño pesadillas.

Levanté una cerca,
y me queda tan lejos.
Aprieto la tuerca
y quiebro el espejo.

Pinto y queda feo.
Soy inoportuno.
Pido tres deseos:
no se cumple ni uno.

Caigo cuando vuelo.
Entro y quedo afuera.
No tendré consuelo
ni cuando me muera.

Lo único que quiero
es que todo acabe,
que empiece de cero
¡Dónde esta la llave!

La chapa no funciona,
La puerta no se abre.
Soy como la mona.
La concha de tu madre.

11 de febrero de 2023

MCCXIV.- Pacienteramente Gorrión


 

No aguanto cuatro meses nuevamente
sin saborear esa alegría que no tiene precio,
tan extraña para el resto de la gente,
y para mí tan necesaria: soy un necio.

Que ya no aguanto una semana más así,
sin yo cantarles la canción del Rucio
sin caminar entre los árboles que vi
por ese parque de un camino medio sucio.

Y ya no aguanto un día más sin ir a verlos
o llevarlos de la mano a ese columpio
que está una cuadra de la Plaza Guarello,
para mecerlos en mis brazos limpios.

Pero no queda más remedio que aguantar,
seguir aquí en la casa solo sin partir,
y que me vean, ni a ningún otro lugar,
porque me tienen prohibido ser feliz.

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