Como un aire colibrillo cantormenta,
vuelo cielo melodino en pos de ti,
por el íntimo astrolabio, velo prístino, tan sabio
que nos lleva y me subleva repentino a mi trombón.
¡Soy un Colón!
Voy a morir en soledad creyendo
que aquella tarde recalé por fin
al descubrir mi libertá en Cipango,
y volveré a la carabela de las almas
para instalar el estandarte de la Reina de las Flores,
y huir.
¡Huir en caracoles, huir!
¡Huir en caracoles, huir!
Por eso voy en mi tortuga de rocío y silabario
en el camino paulatino de la huella de tus pies.
Me consume ese perfume de la miel músicanario
y sentiré posiblemente que el amor no tiene fin.