24 de junio de 2020

MLIX.- Los Maderos de San Juan



Tu banquete en la moneda devaluada
en el invierno más lluvioso del siglo
para mí ya no son nada,
porque has muerto.

O el cumpleaños esa noche de tu nieto,
cuando Chile estaba a punto de estallar,
ya no es nada para mí:
estás muerto.

Y esa foto narcisista al descubierto
con el viejo y centenario general,
es la nada para mí:
estás definitivamente solo y muerto.

Esta noche de San Juan iconoclasta
quiero dar un testimonio de escozor,
porque sientas la miseria del horror
contra el padre de tu abuelo pederasta.

Sietemil doscientos veinte fenecidos
menos uno
van rondando el pasadizo de la muerte,
con los hombros encogidos,
los pulmones inertes
y los ángeles ancianos en ayuno.

Si don Héctor ya no tuvo funeral
y María no ha escuchado cantos fúnebres,
es que cientos de chilenos desolados
ahora escriben esta noche conmigo,
confinados sin permiso aquí a mi lado,
tan heridos por la mácula insensible
de tu puerco nauseabundo cementerio,
que es el parque colosal de la vergüenza.

Piden pan y no les dan.
Piden queso y les dan huesos.
La tortura de esperar salir ilesos
de esta peste que se llama Sebastián.

19 de junio de 2020

MLVIII.- Tres Dieciocho






No se suiciden
delante de los bueyes.
Non bis in idem
sine lege.

Peligro concreto:
coronavirtual.
Tipo penal,
un gueto.

Bien jurídico protegido:
en un basural
y ha sobrevivido
con dolo eventual.

9 de junio de 2020

MLVII.- La Cuculí


¿Por qué hay que defenderla de una foto?
¿Por qué no burlarse de ella?
¿Por que no cantarle o soñarla?
¿Por que tanta reverencia?

No es Juana de Arco,
ni Candelaria ni Hipatia.

Es compañera de juerga,
tan paisana, tan irascible,
tan lejana e imposible,
es una doctora de aquellas,
una mujer empoderada,
pan de leche, luna, chumbeque,
aceituna de Azapa,
para la foto de portada
y es, al menos para mí,
el cotidiano consuelo infinito
para estas largas semanas iguales,
mi idea de redención
para esta fútil humanidad
que hace brotar mala hierba,
malvada malesa estéril
y Mañalich por doquier.

No todo es mentira.
No todo es dolor.
Hay llareta escondida
desde hace más de mil años.

Ella es la Reina de las Negras,
que sabe moverse libre
por el tablero para arrinconar
todas las tardes aburridas
al estúpido Rey de las Blancas.

Es mi dicha matutina,
mi alegría cotidiana,
mi dulce luz completa.

Tomo un vaso y dos hielos,
agua tónica y jengibre,
un destilado del Norte
y lo mesclo todo muy bien,
agrego un disco solar,
un corazón de limón 🍋 de Pica
y lo disfruto al seco en honor
a Izkia Siches de Arica!

¡Salud por la Ñusta de la Salud!

8 de junio de 2020

MLVI.- Ambiguatsapp




Ella viene y me pregunta
cada viernes: "¿Cómo está?".

Y tan solo en seis segundos
le respondo que estoy bien,
que me paso siete noches
por semana imaginando
el inmenso paraíso
que soñaba en un lugar
de ocho estrellas en calipso
y nueve nubes de algodón,
que le pido a Jesucristo
algún milagro de pasión,
y al final me deja en visto
con las ganas de llorar,
porque nada le intereso:
solo quiere mi atención.

Yo me esfuerzo: no le hablo
y me pregunta: "¿Qué pasó?".

Si me tardo en responderle
para hacerla sufrir más
de lo que yo he padecido
por mi estúpido candor,
se me pasan los minutos
y no aguanto este dolor
que me aprieta la garganta,
y me consume la ansiedad
de saber si le preocupa
ciertamente mi agonía
o tan sólo está jugando
como siempre, cada día
por la tarde: ya es de noche
y no me ha vuelto a preguntar.

Ahora viene y me pregunta
nuevamente: "¿Cómo está?".

Si le digo que la quiero,
me responde un calderón
de cincuenta y nueve blancas
en Adagio interminable,
y yo cada dos minutos
ruego atento al celular
que sea ella la que hable
o que me vuelva acaso a amar,
pero son mis ilusiones,
fantasías pelacables,
porque nunca realmente
supe bien lo que sentía,
y la culpa no era mía:
no me dio su corazón.

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