Hay una presencia
que gira escondida
y, apenas te distraes,
vomita su hedor.
El miedo se apodera
como plaga invisible
del centro del alma,
que busca escapar.
Corroe las ánforas
llenas de vino,
que luego derrama
en la arena muriendo.
Despide a los deudos
con falsos pañuelos
y deja tres cuervos
picando la tumba.
No tiene vergüenza.
No quiere tu vida.
Te atrapa en sus brazos.
Te impide caminar.
Te miente respirando,
sudando y temiendo
que una día el artero
te vuelva a traicionar.-
El miedo no tiene
ni nombre ni cara.
Deambula en oscuros
pasadizos de carbón.
Si tienes la suerte
de huir, no te olvida.
Se queda en el cielo
gimiendo su dolor.
Volando espirales
que caen llorando,
te mira de lejos,
cual águila temor.
Hagamos fogatas
de sueño y romero,
y digamos a coro:
no vuelvas jamás.Ceñidos los hombros,
desnudos los pies,
alegre la mirada,
me liberaré.