30 de enero de 2008

CCXCVI.- Espejito Espejito



Le fascina hacer el canto liberal
de la amante besadora enamorada,
cenicienta caperuza caprichosa
de sabor encantador fundamental.

Y me dice que no puede estar un día
sin el hombre que ella sólo quiere más
en divina fina hermosa y perezosa melodía,
“porque somos alma de algo espiritual”.

¡Qué bonito suena aquello en realidad!
Como plácido domingo por el campo,
margaritas luminosas atractivas
de robusta algarabía, de cariño bienestar.

Que si de algo hay que morir en esta vida
por lo menos que sea lindo y por amar,
aunque claro, puede que hayan otras cosas,
pero no hay que preocuparse, y sólo dar.

Yo pensaba utilizar un vale vista, entonces,
de bursátil milagrosa y novedosa virtud,
que me sirva como canje en mis romances,
y me lleve al paraíso en el que vives tú.

Pero tengo diecisiete acusaciones que hacer
y mañana tengo sala y por la tarde reunión,
por la noche tengo turno y no descanso bien,
pero son estupideces, ya que todo es puro amor.

CCXCV.- Pao Pao




Mirábala prístina dulce,
amábala pleno y plural,
rogábale maravillarse,
inútil, iluso y fatal.

Paciente cariño molesto
o ruda pasión animal;
se nota que solo le apesto:
ahora me largo a volar.

29 de enero de 2008

CCXCIV.- Migrata



Niña pajarita que se va de viaje.
Cruza la montaña para desaparecer.
Pierdo su mirada de callado traje,
pluma por el mundo y nalca de mujer.

Pasen los eternos congelados días,
cubos en la niebla de mi frigider.
Nunca su recuerdo me lo llevarían:
ebria es su canción de melodí placer

Busco por el atlas su trinar de pulgas,
cómodo descanso, gata de chalé,
y marco la distancia que nos encandila:
siglos por el orbe de la espuma piel.

Dicen que volaba bajo el indio polo:
coxis de la tierra y musgo taiga cruel.
Yo me preguntaba qué hace allí tan lejos,
¡Puede que se caiga y no la vuelva a ver!

Ella dijo que era sólo de ida y vuelta,
pero igual gaviota y chica se me fue.
¡Niña pajarita que se acabe pronto!
¡Toque la montaña y míreme otra vez!

Vuelva a su silente trajinar de paje,
véngase temprano que hace mal también
tanta nube fría y se le cierra el alma:
¡Vamos patacama, aprenderá a querer!

28 de enero de 2008

CCXCIII.- Socotroco



¡Soy tuyo vida mía!
Radiante como un foco.
Mi pecho viene un día
y desnuda tu alma toco.

¡Te adoro todavía!
¿Será que soy un loco?
Yo mucho te quería.
¡Ayer te amaba poco!

CCXCII.- Niebla



Juntos seremos afiebrada vida cúspide
por cientos de callados que unidos nos son
tan dentro y nosotros, desnudos, exangües,
cantándole al mundo en orgasmo y amor.

Yo me vine niño hasta el Ángela de mares,
una noche solo y en barco soñé
sumido en el alma arropada de sabores,
de rojos abiertos, y besos amé.

Mi pálida rosa pulida y porosa
que cada segundo pregúntaba qué,
tocando y pidiendo vivir cada cosa
que aun hoy, caprichosa, pequeña se fue.

Le quiero y le guardo una esperma furiosa
de miel verdenauta y erecta pasión,
por ir dentro de ella, canción fervorosa,
y estar para siempre con alma y calor.

25 de enero de 2008

CCXCI.- Cuculí Love


Y ahora voy a seguir, animado y feliz,
cometiendo cada día más errores:
rabia lámina de todo lo que obligo y fui,
claramente, no el mejor de los mejores.

Pero nadie se ha puesto arrogante de pie,
sin haber antes caído en lo profundo
por la vida de las cosas que consiste, no sé,
en dejar nuestra cagada por el mundo.

Yo lamento, hija mía, cada loca tontería
que aquel día me alejó tan violento de ti,
pero piénsalo bien, que eres niña todavía:
si no puedo equivocarme no podría vivir.

23 de enero de 2008

CCXC.- Plácida Rumora Silente



Mística marea peligrosa que
abanica así sus ojos de limón:
refrescándose, la ardilla caprichosa y es
como dulce y casquivana luna flor:
ella, que miraba silenciosa mi piel,
la maravilla, la fructífera canción
así sencilla y, luminosa, cierta noche llegó.

¡Música callada y marejada comezón!
Amo eso que brota de sus manos,
nada procelosa luminosa y yo,
nacido en lo divino de lo humano,
seré grillo en su dormido calderón.

21 de enero de 2008

CCLXXXIX.- Casi nada más, tantito



Si por descuido, mariposa blanca,
me avoqué lleno a la plural de ti,
fui un alcornoque que no guarda, y lanza
todo el carbón a la caldera, sin vivir.

Porque la vida, si no tiene pausa,
es alma brusca que se apaga y va
como la mecha que jamás se cansa:
yo quiero serte para descansar.

Y hacer amigos al sentir proclive
la lluvia danza que nos mojará;
seguir descalzos despacito, y vive,
mi amor entrego y lo navego sin remar.

CCLXXXVIII.- Mana Vida Pura Fruta y Quema


¿Tiene pena la pequeña cautelosa?
¿El susurro de su boca fue aleteo al llorar?
¿Se vistió su corazón de congoja?
¿O era viento, no fue pena y me confundo nada más?

Se había dicho hace ya tiempo
a aquellos cautos pudorosos
que se guardan un gorrión
en la cápsula profunda
del recóndito salón del alma:
que no escatimen su alegría
ni la duerman,
que no se culpen por el ciego raudo amor
que un día fecundo les florece y quema
y al día siguiente débilmente se apagó y, después,
se consumió y lo desechó la flema:
a su sepelio nunca nadie fue.

No tengas pena, cautelosa tan pequeña,
que tu aleteo es arrebol de luz en mí,
porque al amar tu corazón se llena
de la fragancia que nos hace vivir.

20 de enero de 2008

CCLXXXVII.- Largó ya



Fiel a la membrana que me une a ti
y a la vertiente persistente de albricias
que consumió el espacio triste en que viví:
No voy a dar mi brazo a torcer.

No voy a dar mis brazos nunca para nada,
ni mis canas nuevamente ni mi oculta piel,
porque animal que no seduce ni reclama
se oculta triste, queda tieso, sólo y cruel.

Así que juntos llevaremos en alto la frente
y sellaremos sinalagmas en el corazón:
herraduras que no rompen ni se funden,
los que unimos algo nuestro con espíritu hormigón.

18 de enero de 2008

CCLXXXVI.- ¡Tanto Tonto Contento!


El mundo me aconseja ser sereno
y me dice que debo callar,
contenerme en recipientes de hielo,
pero ocurre que no puedo aguantar.

Cuando advierto que quizá te abrumo mucho
y te obligo a deslizarte sin hablar de amor,
me siento nulo,
me pierdo un poco y nuevamente escribo
y, nuevamente al confesar este calor, me doy,
porque, Libélula, es calor lo que me agita
y doy entera el alma mía en tu honor.

Tanto quisiera no tener que andar diciéndolo,
pero la pólvora distinta de tu voz me arrebató,
me doblegó y yo debo reconocerlo:
soy agua clara y refrescándote -contento- te amaré.

Te digo -tonto- inexorable que te quiero
y sólo a ti, soy de tu cielo y tu color de vegetal,
y cuando llegue el momento de decirnos adiós,
cuando el verano se haya ido y sólo estemos tú y yo,
¿qué pasará?

Si necesito ir a morir contigo
no separarme nunca más de tu abanico y conocer
el oropel de nuestro nombre unido
y el apellido de tu padre con el mío en la pared,
yo quiero estar,
¡yo quiero verte y consumar mi luz de abrigo!
Mas me debo serenar y alivianar tu dulce paz,
para que pueda así limar y dar sentido
a esta frenética pulsión que me despierta en el hogar.

Amiga, voy a relajarme como un niño
y cuidaré tu corazón en libertad, lo haré
porque el amor que de mi boca se hace trino,
puede sonar muy estridente y perderá su liviandad.

Amiga hermosa, por tomar distancia,
si yo lo logro seguiré siendo de ti. Total,
si no lo logro acaso tenga una esperanza,
y como sea yo estaré por ti, puntual, igual.

16 de enero de 2008

CCLXXXV.- Acuarela Dimalow


Esos quietos ojos flojos que de ti sólo conozco
por el mágico recuadro que descubro siempre aquí,
van conmigo por la calle como viento y mariposa
cuando vengo del trabajo o si de pronto salgo a andar
por la mínima comarca que he escogido para darme
vuelo y nuevamente viene su magnético mirar.

Yo he vestido mi alma afable con estética adorable
y llevo puesta una sortija aquí en los dedos de mis pies
para verte cuando subo la escalera de mi cerro
y la cabeza se me agacha en el descanso que hay en él.

Y aunque tengo poco tiempo para asir esto que siento,
me he metido en tu aposento delicado y bergantín
por marcar mi palma abierta que he manchado melodiosa
con abrojos de canelo, margarita y digo: Sí,
es la mano que me lleva cuando sufro el arrebato
de las tímidas palabras que he anudado en pos de ti.

CCLXXXIV.- Melancohólico


He elevado entre vosotros la plegaria vigorosa
en que nacimos para el otro lentamente, tú y yo:
águilas conmigo y recipientes románticos,
gárgolas enfermas que se apiaden de mí.

Espectro y criatura que en las manos lleva ojos,
y brillan o deslumbran e hipnotizan a su antojo.
Perdido así en el fondo, yo quería escapar del mar,
cuando vi que al fin de pronto me venía a buscar
ese frágil oro cándido que nada inconsciente
en el ignoto oscuro sórdido siniestro y abisal.

Y debo adivinar que soy amigo de las cosas:
eterno amigo íntimo del ser coloso igual:
soy príncipe primate, primoroso prisionero,
agudo, necio, fiero, catacumba y pastizal.

CCLXXXIII.- Ya era



Qué gran naufragio me arrancó de la floresta:
orquídea falsa que una vez me conmovió.
Y tú decías que esa muerte está en mi mente,
que es cosa mía y que he perdido la razón.

De ti había sido lo mejor que dio mi raza.
Se vino abajo en un abrojo y me fugué.
De pronto vi que no había ni una nube rubia.
Te dio lo mismo aquel sentido en que te amé.

Ya eres extraña a mí. No te incorporo.
Hay un abismo entre la nausea que cuidé
y mi sosiego caminante. Ya no lloro.
Ya no te siento y declinado me aparté.

15 de enero de 2008

CCLXXXII.- Greenside



Ni han tus pupilas, niña, nunca, verdes
ni ha tu silencio alguna vez mentido:
y no te burles de mi afán cobarde
ni por la noche ni con cada latido.

Toda tu vida corazón al mar
lleva consigo presa tuya la mía,
como botín que no se puede ocultar,
aunque te calle la boca dormida.

Y si te aparto de mi vista al fin,
un suspiro infinito que mudo reposa,
despierta y me embarco hacia ti.
¡Oh, niña, déjame pensar en otra cosa!

13 de enero de 2008

CCLXXXI.- Lluvia Ácida


No persiste el agua miasma para siempre
ni carcome eternamente su linfático sopor,
se esfuma.

Se condensa demasiado lejos, triste
y convalece en comatoso luto seco
hasta el momento en que la vida y su cause
de bálsamo libre
o de vuelo portento
os convoca al nuevo nido viaje virgen.

Trilla empresa en que se inicia una vez más
lo que bala o resbala en rebaño y costumbre,
y se yergue convicto el dolor peregrín
que es poluta migraña absoluta y recela
otra muerte que viva y que vuelva a morar.

Fue por nosotros,
que perdimos el valor en un instante
y baldío se escurría indecente, procaz
el esfuerzo desplegado por millones de seres
en abierta rebelión contra el fracaso intemporal.

Fue por nosotros,
que rodeando dejamos al dedo anular
con la prisa y la risa del culto y la pus,
donde vino su amante y su vino gastó
con los labios del dulce asesino rubor
que quita, que niega, y que escupe felón,
cuando nos mira.
Tenebroso desde viejo y no se va,
ni persiste como líquida rugosa
porque limpia, corroe, fecunda, destiñe
y se irá con nosotros o desaparecerá.

12 de enero de 2008

CCLXXX.- De Lirio


He decidido que la vida me seduzca
y traiga llena su canción más feliz.
Yo iba cansado de seguir mi propia sombra
y abrigo niño una esperanza en libertad.

Mas veo ahora que le calla un tibio miedo,
la incierta pausa en que desnuda no sabrá
si del silencio se consigue amor y fuego
o de mi boca sólo un beso, nada más.

Y me seduce francamente su misterio,
me dice cosas que no logro descifrar,
delirio idioma que no tiene diccionario
porque prefiere a la certeza el signo mar.

Yo soy el trigo partidario de su siega,
la arcilla amante que su mano de violín
convierte en pan de melodía vacía:
me pertenece como el agua que no fui.

11 de enero de 2008

CCLXXIX.- Quiera Dios


Yo no merecía realmente
tanta decepción desolación.
En su lugar, un río extenso de adoquines
habitado por la gente en sanación de mí.

Su compacta luz comparsa compartir,
agradecido peñarol que inunda todo,
como el ingenio preparado por un niño
desde otro largo acontecer en toque y fama.

Vive turgente el animal y gratamente,
fragante y fácil amador que nos conoce
y que hace todo porque yo esté bien por ti.
Tranquila, socia.

Eso me pasa cuando lloro poetizo mal hecho:
me dan las ganas de decir algo vulgar
para tomarme todo no tan a pecho,
como sistema y mecanismo de defensa sonar.

Y ante la pompa seriedad ridiculera
de eso que quiere ser sublime y no lo es,
lo que debiese ser más bien una tontera:
tú, yo, vosotros y nosotros con él.

Sé lo que quieras.

CCLXXVIII.- El Cabro Pillo


Me gusta más el cariñito instantáneo
y la mirada enamorada de inmediato,
que este penoso deambular urbano
de no mirarse lo que va calatos.

Todos se quieren y se quieren dar,
todo se busca y se adivina el sexo.
Lo que no tiene nada malo en realidad.
Sólo es la mar desmesurada de regreso.

Quiere volver a apoderarse de la arena,
de la que nunca se hará dueña tal vez,
de la que besa y abrazándonos te quema:
espuma nata seminal del hombre bien.

Así que ponte a trabajar, hermana mía,
sal a la calle en caramelo general
y ponle manos a la ubre todo el día:
abre tus piernas al eterno carnaval.

9 de enero de 2008

CCLXXVII.- Caracolvido Mariposa Inespiral



Testarudo gordinflón enamorao,
que se queja de la vieja corazón
y que sufre como necio caracol solito,
pues no tiene lo que espera jamás.

Dormida, la amiga pequeña carbón
en la caparazón de su pena, goloso
camina en glorioso castigo y afán,
mas no besa ni quiere al bonito besar.

Fina estela de baba caricia pulgar
por el alma perdida en suplicio viril
que de día se enfrenta a una ruda tormenta,
al carente lamento del lento vivir.

Porque sigue y prosigue su terco camino
en añoso destino que es chapa carril,
pidiendo y queriendo querer ser querido
y dejando en la ruta al amor cuculí.

CCLXXVI.- Féretrofeo



Blandía la noche
su piélago muerte,
de suerte que a nadie
dejaba mirar.

Estrépito manto
y ebánica lumbre,
pulido y granado
en planetas de ti.

Aplaude su mágica
grande proeza
que no todo el mundo
culmina y se va.

De cuajo vi culpa
viruela arrancando,
la nube pensando:
yo quiero comer.

Homínica fría,
arrojadme serena
al azul caprichoso
abanico final.

7 de enero de 2008

CCLXXV.- Cuchi Cuchi



Oh, ¿quién podría atar en una bola de sesos
al hondo pestilente que se agarra de mí,
lanzarlo desde el alto de una torre hasta lejos
y echarme en su regazo para siempre jamás?

¿Calmar mi pesadumbre con la nueva proeza
de un ángela ferviente que me llene, me va?
¿Servir al clan entero en desperdicio y parejas
o ser de nuevo invicto, neonato y sanar?

El íntimo poroso cariñoso prefiere
ser una vez de nuevo el ribereño besador,
mareo y ronroneo de una musa que quiere
la boca que se toca, me acurruca y pezón.

CCLXXIV.- Eso sería



Voy a interpretar el himno clásico
de la multiconyugal pasiva,
donde todo se parece de pronto
a aquella inmensa mamadera vacía.

Si pide el niño que le den la papa,
todos nosotros corremos a servirla:
le preparamos nido cálido, se acaba
a medianoche, y se nos va la vida.

Hay que vivir el estar dentro de nosotros,
hay que sentirlo y doblegar la ira,
que por correr vimos al tiempo crecer:
a eso vinimos, a cantar la sinfonía.

De la Esmeralda y su bandera al tope,
de cada noche en que ella no venía,
cuando volví con esa extraña gripe,
la comezón de cada tarde se dormía.

Y si ella quiere ver de nuevo a Soda,
que vaya libre y que se ponga linda.
Y si volver a los 18 está de moda,
de qué me quejo: lo hace la mayoría.

3 de enero de 2008

CCLXXIII.- Ciudadanza


Flamenco que reposa en el pantano.
Amígdala que siempre traga mal.
Temístocles que no convence a nadie.
Patriota que se rinde a la mitad.

Yo quiero ser camino sin señal ni adivinable,
al paso que si damos no sabemos donde va,
de suerte que si siente el corazón su viejo roble

no aguante otro verano en que haya sólo soledad.

Y van las amistosas por el bosque,
mirándome, pidiéndome vivir
y sin embargo elijo al hada muerta,
la tumba en que me siento y digo sí.

Porque todo fuera al fin como si nada
y mi sirena sicopática situada en un sitial
de siniestra sincronía y sibilina simpatía,
con sigilo sibarita, me siguiera sideral.

2 de enero de 2008

CCLXXII.- Cúcuru Meme



Ayer deje mi abrigo, mi cansado paletó
y así, sin calzoncillos, me arrojé feliz,
calato, en la mañana y me metí a nadar:
yo tuve el esmeralda de Cavancha en mí.

¡Qué espacio cotidiano descubrí por fin!
¡Qué luz de mediodía me quemó la piel!
¡Qué hermosa nube blanca se alejó y me fui!
Posiblemente nunca a mi futuro volveré.

Algo raro tiene un nuevo mago color:
aliño y coincidencia luz de Tarapacá,
amigos que no he visto desde el 82
y soy para mi muerte el pirigüín que huyó.

Nos gusta Cuculí Pop