20 de agosto de 2006

LVII.- Preñada Locura


Disipada toda idea que carente no se quiere,
problemática presencia que, pasando, va
y le dice a sus hermanos que ya nada me parece,
que camino yo en el patio, que ni caso ni razón.

La muñeca su cabeza, como todo el mundo,
peina como reina y no la vuelve a usar;
me dice que realmente son enanos
y me mira con temor, y son molinos, nada más.

Todo el mapa mundi tiene críos.
Toda la maldita, la bendita nación
y Silvana cuando tarde ella se palpa la panza
y le palpita y se cansa su latido maravil.

Ya no quiero tener hambre y mil comentan de mí

cosas que, fecundo y no me arrastropolar,
domeñado refulgente mi pretérito clamaba
que no fuese y me dolía todo el día, ravotril.

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