5 de marzo de 2015
DCCLX.- Descortestarudo
No quiero perderte:
no tengo la edad.
Prefiero la muerte
a dejarte de amar.
Quisiera estar sano
y el mundo a mis pies,
tomarte la mano.
Tener veintitrés.
Pero es un instante
que no volverá:
mi flor delirante
tomó su lugar.
Mas tengo la suerte
de no claudicar.
No voy a perderte:
soy ola del mar.
4 de marzo de 2015
DCCLIX.- 1981
Tenía doce
calas de latón forrado:
y la celeste casaquilla del dragón.
En cada uno el rostro pálido pegado.
Son futbolistas de Tarapacá.
En el Colegio York había una tranquila sala
con un inmenso planisferio azul
y allí la profesora Salomé me hablaba:
“Cómo es que sabes tantas cosas tú”.
Había un plátano oriental en el camino
que se metía en mis pupilas al atardecer,
y por la noche me miraba el Camilo,
que no sabía si reír o comer más puré.
¿Dónde era el aire que veníamos cantando?
La casa fría de Maravedíes,
el patio mínimo, el pasillo, el árbol
y el viejo caqui que jamás olvidé.
y la celeste casaquilla del dragón.
En cada uno el rostro pálido pegado.
Son futbolistas de Tarapacá.
En el Colegio York había una tranquila sala
con un inmenso planisferio azul
y allí la profesora Salomé me hablaba:
“Cómo es que sabes tantas cosas tú”.
Había un plátano oriental en el camino
que se metía en mis pupilas al atardecer,
y por la noche me miraba el Camilo,
que no sabía si reír o comer más puré.
¿Dónde era el aire que veníamos cantando?
La casa fría de Maravedíes,
el patio mínimo, el pasillo, el árbol
y el viejo caqui que jamás olvidé.
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