28 de diciembre de 2007

CCLXXI.- Bolero Tango



Ya no cuentes más conmigo
como el agrio buen amigo
que mató su caro tiempo en ti,
ni busques otra vez tampoco
nada en mí que te sostenga,
que te consuele
o que te llene de eso tenue
que solía yo entregar por complacerte.

Que no viene el aire claro que te llena
sin la fétida tormenta nauseabunda,
ni se acerca el gato niño
que se arrulla entre tus piernas
sin querer que por tu parte
lo atesores y lo quieras,
que hasta el hijo más amado
te traiciona un día
y esa piedra en que tu vida construías
una noche te negó y vendió,
se cansó y se marchitó dormida
como el mágico y rosado carmín.

Porque tu media naranja enamorada
es precisamente y sólo la mitad,
y el amoroso cuando duerme no ama,
ni se levanta en la mañana a trabajar:
yo estoy seguro que algún día
cuando ya no esté
pedirás una migaja al menos,
un beso tibio en la mejilla y una taza de te,
pero la vida ya se te ha ido lejos
y los amigos no te quieren ver.

27 de diciembre de 2007

CCLXX.- Son pajaritos


Se bañan amplios, sacuden sus alas,
ríen y gritan o se cuelgan de un panal,
en que el gorjeo de camisas amarillas
les hincha el miedo cosquilloso y pueril.

Corren el velo de un altar los viejos,
los tristes viejos olvidados del hogar
que ven volar siete gorriones a los lejos:
son siete niños de la mano, y a cantar...

Que cuando venga la alegría amarilla,
la clara y fácil vegetal infinidad,
será en honor de diminutos caballeros
que buscan ángeles en medio del mar.

26 de diciembre de 2007

CCLXIX.- Libra T


Tengo que viajar urgentemente.
Tengo que irme y no volver jamás.
Dar una vuelta por el amplio contorno
que me separa de la fiebre en soledad.

Dormía inhábil, esperando su llegada:
y las palomas me cantaron no vendrá.
Yo, melodías habituales, un tomate
y una apacible casa blanca, dejo atrás.

Todo ha quedado tan inmensamente lejos
que, por lo mismo, debo viajar:
hacer que pronto, plenamente y sin retorno,
se libre amable y por completo de mí.

24 de diciembre de 2007

CCLXVIII.- Templeman



Llegué temprano. Me puse lindo.
Salí descalzo. Reflexioné.
Abrí los ojos. Miré a la calle.
Venía un perro. Me fui con él.

Lamió mis dedos. Le sonreí.
Bajaba a prisa, cuando la vi.
Dolita, triste, cansada y sola.
Sin una risa. La saludé.

No pudo hablarme. Se quiso ir.
Entró a la iglesia, sin decisión.
Tomé a mi perro. Me despedí.
Estuve afuera. Miré el reloj.

La lluvia todo lo humedeció,
mojó mi capa, mi pantalón.
Cuando salía, me dijo ya.
Me fui corriendo por Dimalow.

Tomé el paraguas. Me devolví.
Había un charco. Estaba gris.
Paró la lluvia. Quemaba el sol.
No estaba el perro. Me dijo adiós.

CCLXVII.- Déjala Crecer


Hay un noble cántico perdido en una roca,
una magistral necesidad,
una flor que me fascina y provoca,
y que tiene de la luz la libertad,
la confianza satisfecha que buscándome descubre
el regalo que esperábamos dorado justo ahí.

Pero me voy, después de fáciles y luces,
porque he notado que no siento ya,
que aquel infausto abandonar que a mí me cubre
es demasiado parecido a su inefable no amar.

No me conformo sin llorar: no doy con esto.
No entiendo nada. ¡Yo no quiero ya más!

Si fue posible que una Babilonia luna
se haya venido abajo en gloria y majestad,
¿cómo es que me ha dejado vivo y caminando,

si yo era todo el cielomar de esa ciudad?

¡Que siga siendo! ¡Que se acurruque!
Que todo un íntimo destello le sorprenda desnuda,
arrebatándole, perteneciéndole
y equiparando al animal arrinconado que lucha
con el áspero dolor que eso le causa.

Por desplegar así el instinto de rendirse,
por conocer, por perdonar,
por despertar de noche en medio del silencio,
creciendo siempre, sin pavor y esperanzada.

Por ese fuego sin control, por el placer,
por el terrible y quemante placer
que el aciago descontrol provoca en mí.

21 de diciembre de 2007

CCLXVI.- Siempre



Yo había visto siempre
un faro inmenso alimentado
de frecuente luz perpetua,
con un alrededor de caracol
en que habitaba su magnífica
luciérnaga precisa de calor.

¡Mira, luminosa campana!
Mira el fuego intenso claro y venturoso:
es la miel que nos abriga diariamente
y nos hace su colmena a la vez.

20 de diciembre de 2007

CCLXV.- Anestesis


¿Y cuál es el alivio que sin duda merezco
o el arco más eterno que tendré que atravesar?

No quiero esta fecunda tempestad ni privaciones:
pasar de la dichosa niebla un día a aquel horror
de ver que no hay pirámide ni eterna tumba nunca
y solo espirituales desventuras que se van.

Se olvidan pero toma todo demasiado tiempo,
milenios y periodos glaciales sin edad
que duran lo que tarda la certeza en deglutirse
o el sol de la mañana en alejarse y dar al mar.

19 de diciembre de 2007

CCLXIV.- Todo a precio de huevo


Ella misma ha dicho siempre que consigue
todo lo que se propone sin dudarlo mucho
y la he visto llena de eso que frecuentemente
llevan en el alma las ardillas simples.

El encanto del amor y la felicidad.
La primera vez de cada nuevo día.
Un efluvio de instantánea vanidad
que es eterna libertad ganada en la lotería.

¡Pamplinas! ¡Patrañas!

Tu librito con dibujos me abomina
aunque está lleno de bonitos consejos:
su impaciencia es mala ciencia que fascina
pero te engaña.

Atrapó a la vieja abeja en una turbia telaraña
y un horrible lodazal de espejos
donde espera su llegada la raquítica vieja
vestida como extraña moraleja, sin guadañas.

18 de diciembre de 2007

CCLXIII.- Mágica Epopeya Tritón


Camino en medio de seres extraños,
de cejas que todo lo preguntan
entre cientos de miles y millones

de zapatos y ajetreo solitario.

A eso se reduce mi sensato deambular
por lo que nunca dejará de existir,
lo que porfiadamente dura y se estremece
en un mundo poblado de vigor testarudo.

Me duermo lentamente y ya no voy
a acontecerme como trago hecho batalla
porque el viento reproduce su presencia en mí.

Químico y alado, fatídico y feroz,
amplísimo designio lento y descascarándose
por sobre el animado roedor anfibio de las cosas.

17 de diciembre de 2007

CCLXII.- Cuculábil



Montones de hojas secas
golpean a su puerta
y cierta gata tonta
se resiste a perecer.

Temibles por la noche
le vuelan diez zancudos
que quieren de su sangre
lo rojo, ya sin fe.

El cielo le entristece,
que hay sombra oscuridad:
su vida huele a muerte,
mas todo va a pasar.

Lo malo es que demora
pues viene un día más
de pérdida y ahora
los niños son su paz.

La calle le da pena,
la taza de café
y cada noche buena
lo llama su mujer.

15 de diciembre de 2007

CCLXI.- Obvio


He sido totalmente un alcornoque llorón:
tenía entre mis manos la semilla intacta,
la luz encandilante que llamaba y yo,
cegado por la furia, no la quise hallar.

Venían los gorriones a nacer conmigo
y toda un agua nueva flor delante de mí:
vergel apasionado que inyectando gaviotas,
tocaba mi cabello, más no quise ir.

Y sin embargo quedan en la orilla marcas
de alguna que otra línea que la mar borró:
escrito en el vestigio de la arena blanca
al menos para mí se lee clarito amor.

13 de diciembre de 2007

CCLX.- Ama Luz Ser



Asido a la romántica esperanza
de un cirio amigo pródigo, perdí.
Me resucita limpio lo que cansa.
No hay fuego dentro: todo te lo di.

Y así me fui quemando en oro vivo,
detrás de cada lástima con él:
la cruz y el uso lastre positivo
del ánimo dormido se me fue.

Tú me has quedado atrás: te llevo lejos
y cada noche más pequeña vas
perdida a la distancia y un espejo
te cuida, pero nunca escaparás.

CCLIX.- Ángela Campana Umbilical



Yo viví en un prado rubicundo
espléndido y dorado, sin dolor
de lágrimas inmóviles, el mundo
ficticio que nadie lloró.

Rocío le llamaba a la mañana;
llovizna a cada tarde y por la noche, flor.
Así nos alegrábamos, creyentes,
desnudos en el agua y levitando al sol.

Hicimos de la lluvia un dibujo
de solo copos ángeles y nieve placer:
le dimos vacaciones a las nubes
y al cielo sueño basto otro nombre mejor.

Pero una noche el mar cambió de prisa:
su cántico plateado fue sombra y sudor
sigiloso, que me sigue cual ceniza.
Nací, sencillamente, y nunca más volvió.

10 de diciembre de 2007

CCLVIII.- El Niño



¡Ánimo, Pedrito, que nos quedan cuatro siglos!
Estaré contigo siempre y nos vendrán a visitar
con su espada los piratas de ese largo cuento amigo
que leímos cierta noche y nuestra cala crecerá.

Prodigiosa cantará a ese brillamás de fuego
y en el ancho cielo mar hará de nubes su tonal
para darle aquella pausa necesaria a nuestro juego,
maravillas, correremos y desnudo dormirás.

Por las buenas almas hubo cierto día mil colores
y en las tímidas y cándidas canciones del jardín
latirá una multitud en tu corazón de rosas flores
que es rincón de caracoles para la posteridad.

CCLVII.- Espejo Papel Diamante Cupido



La estrella delicada que bonita buscaba
para el ánimo destino otro ferviente mejor
era alegre fruta mugre que se hacía vinagre,
eyaculando como sangre por la boca su dolor.

La sombra de la dura rima fría y pacata
que la virgen infeliz en una arcada vulgata
dio al oprobio de su madre una María meretriz
y la extensa cicatriz que le ardía en la guata.

De la fiesta inevitable por los besos niños
no quedaba otro vestigio que mi vértigo clamor:
positiva influencia como anhídrido cariño
pero dulce en la solapa el distintivo del horror.

Se la lleva maricona de la mano la muerte
y el mejor de los amigos que no quiero conocer:
caprichosa, quieta, mínima y doliente,
cual delírica impaciente y penitente mujer.

8 de diciembre de 2007

CCLVI.- Cuculírico Valiente Tenaz


Yo soy un holgazán de fieltro,
un raro cormorán dormido,
un signo alado de pudor violín
y voy solemnemente por el viento.

Por el buen sagrado tránsito bonito,
la sonrisa se dibuja en el camino,
como un ángel que aparece y su mensaje
no me asombra porque soy de canto.

Y es la noche mi pacífica indolora,
mi sudor atacameño, mi pequeña más feliz,
de mi dolor cada vez menos y mi cantimplora.
Yo soy todo lo que siempre fui.

CCLV.- Job



Dios me da en el fondo de una cuasimal
sincera indignidad fluctuante:
indiferente se ha posado una alondra
sobre el tímido tejado de mi libro tejido.

Fui arrojado crudo anclado a la vida,
a la baldosa de mi concepción,
por el placer que le provoca la burla
tempestiva que acomoda y casanova, me empujó.

El mocoso un día, a la mañana siguiente,
se durmió en la casa descuidadamente
y absolutamente sin pensar en nada:
por él sería lo que siempre quisiese.

Lo que el destino deparara me vino
y sin aviso de acusete me apuntó,
sin precaver ni la misión ni la duda:
así de extraño es el humor de Dios.

6 de diciembre de 2007

CCLIV.- El Aguilán




Último recodo que cansado no vi,
ciego por la noche de mi fe que latía:
gárgola podrida en la que tanto creí,
vestida de oro puerco con olor a vida.

Porque nada bastará para sanarle,
sólo lástima, desidia y tempestad,
no merece lunas nuevas en el orbe
ni entrar así en mi vida nunca más.

4 de diciembre de 2007

CCLIII.- Hasta Pronto Infinito Fugaz


De pronto había una lumbre que llenaba todo.
La playa en que dormía se pobló de sol
y vi que no era el hombre poderoso y firme
ni el bien amado dulce que merece tu lugar.

La inmensa levedad nos sorprendió desnudos,
cual vértigo de culpa y se desmoronó,
pues nada que yo hiciese me la devolvía,
ni mi beso tierno claro en soledad, el calor.

Y así me acontecía con horror ingente:
la piel de la resaca ya no volvió más.
Se fue hasta lo profundo de la mar muriendo
y me ha arrojado náufrago su desesperación.

Permite que se bañen mis tobillos firmes,
amiga, no te ocultes para siempre de mí,
que arena en donde hallaba caracolas blancas
lleva el mar consigo libre hacia la eternidad.


3 de diciembre de 2007

CCLII.- Que se triste venir




El fuego siento digno de horas llenas
después de cultivar la irrealidad,
seguimos caminantes de la mano:
la duda fuerza inmensa del hogar.

Ayer de ver pasar la risa quieres,
dormida como zángano, te vas:
que siempre estuvo tímido a tu lado.
Vomita come culpa mama ron.

Se ha dicho toda ruda mal palabra.
Debimos olvidándonos al mar.
Seiscientos habitantes no son nada.
La vida que te llena terminar.

El hombre afortunado que descansa.
Pacífica risueña prieto pan.
La cumbre inalcanzable de lo propio.
La dicha novedosa matinal.

Asintomática aura perezosa.
No existen dos maneras delirar.
Su clitorídeo oculta nube niega.
Se come se mastica sé normal.


Nos gusta Cuculí Pop