28 de febrero de 2021

MXCVIII.- Caripilún


Yo vivo dentro de una caparazón.
Una coraza me protege del miedo,
me impide sentir, rogar y no creo.
Un muro me rodea el corazón.

No sufro no gozo, ni río de alegría.
No hay misericordia y ya no lloro.
Se me ha secado el alma de pavor.
No hay diferencia entre la noche y el día.

Hallaron al niño y no he sentido nada.
Solo vergüenza por la vulgaridad.
Pero la pena que abruma a la manada
ahora de noche me desvela en la mitad.

El drama humano pasa frente a mí.
No hay nombres, sino usuarios,
ni dolor sino calendarios.
Sólo un gran caso con Ruc y Rit.

Como un Conde de Montecristo,
no veo Justicia sino venganza.
Como un estúpido Sancho Panza,
no veo gigantes sino molinos.

Soñé que vivía prisionero en mí.
Que intentaba huir pero no podía.
Y quería sentir, pero no sentí.
Solo una larga y perezosa letanía.

Ahora quisiera ya no estar muerto.
Alzar mis manos: decir que sí.
Llorar un poco o tal vez dormir.
Y abrir los ojos cuando despierto.

24 de febrero de 2021

MXCVII.- Buscaló


Deja que la espuma borre
toda huella de estupor.
Has que con el alma vibre
de locura el malhechor.

Guarda dentro de este cofre
un tesoro en cada lágrima.
Llora de alegría y besa
cada labio al sonreír.

Hunde la raíz de un sauce
en la tierra del dolor.
Ya verás que con su sombra
vidas resucitarán.

No te pido que perdones.
No hay olvido ni perdón.
Sólo esparce tus mejores
sueños hechos realidad.

Píntalo, si ves un muro
Cántale, si la hallas triste.
Se tú mismo el angelito
que cuidaba niño de ti.

Pon tu brazo donde caiga
la esperanza sin amor,
llévala contigo y dile
que mañana es más feliz.

MXCVI.- Siempresente


Vuelvo siempre necio
con la pena de no verte,
de haber estado allí
cuando reías y cantabas,
de haberte dicho sí,
te quiero tanto amor inmenso,
de haberme no quedado
tan callado y tan lejano,
atando en una fragua
que no existe, mi tristeza,
doliéndome insensato
de un futuro que no es,
y siendo el adivino
de un dolor incontrolable.

Hoy tuve entre mis brazos
al completo ser divino
que busca mariposas
entre tantos matorrales,
que ríe cuando mira
un pajarito entre las nubes
y llora sin consuelo
porque pronto habré de irme,
mas sabe que mañana volveré
y seré de nuevo
el mismo que te sueña,
pero voy a arrepentirme,
aquí en mi casa solo
acorazado en la dolor.

Hay cuatro niños nuevos
cada tarde que florece,
perdidos en el viejo corazón
de mis temores,
y busco una esperanza
disfrazada de congoja
allí en la torre esbelta
de mi tierno ser intenso,
minúsculos que gritan:
ven papito no te vayas,
y entonces debo irme
porque tengo tanta prisa,
y siento tantas cosas
que la noche me desvela.

Un día volveré
con un puñal de fuego limpio
desnudo hasta la tarde
donde huí despavorido,
veré tras la cortina
al fantasmal que quiso atarme
caído inexorable
entre ponzoña y llanto alado,
seré como un versículo
en venganza y Montecristo,
de tantas amarguras
que no supe reprimir,
y al fin perdonaré,
porque no sé ser de otro modo.

El tiempo habrá de darme
su consuelo de guirnaldas,
llorando en el umbral
de catedrales y diplomas,
trenzado en una mano
pequeñita y cariñosa,
mi espíritu cansado
y dedicado con ahínco,
de arrugas en la cien
y pelo cano pero firme,
mirándote a los ojos,
hija mía con orgullo
dire que no fue en vano
mi dolor porque lo quise.

19 de febrero de 2021

MXCV.- Enamoría


Yo ser amado y admirado
idolatrado enaltecido
idealizado por el músculo
cretino de la válvula mitral.

Fui enceguecido me llevaba
de la mano la gitana verborrea
estrepitosamente dúctil:
y no le dije que no,
porque confiaba.

Porque creía que el amor
llegaba al cerco junto al árbol
en el río de las noches fascinantes:
y fue tan sólo una palabra suya
que, milagrosa bastará para sanarme,
para creer en su mirada y olvidar,
por entregar y abandonarme tonto
en las praderas del engaño tras año,
sobre la pátina cubierta del velero nupcial.

Fui vendaval.

Fui cabizbajo peregrino centavo
emocionado destilado ferviente,
a ser amante porque dije que sí,
como delfín ilusionado y coloro:
en una alberca me atrapó la nostalgia,
y llevo noches en chubascos eternos,
que luna llena, que piñata y pesebre,
que algarabía cuando abría los ojos,
y comprendía que no existe en realidad,
que todo es básico anestésico y basta.

Yo suelo ser iconoclasta amoratado
mendigo loco con un poco de fe
y velo náufragos así la venganza
o doy el beso sin valor Getsemaní.

6 de febrero de 2021

MXCIII.- Pedro González 2720


No sé por qué me figuro a veces
que esa tarde te dejé pensando,
viejo torpe, en lo terriblemente
torpe que has sido conmigo
durante todos estos años,
pero lo dudo precisamente
por lo torpe que eres aún.

Yo tengo un ojo en el alma
destinado de noche a descubrir
cada una de aquellas leves,
pequeñas insignificancias
en la mirada de los demás,
preguntas hirientes al pasar,
respuestas demasiado crueles,
conversaciones maledicentes
y soledades que no merezco.

Se abre de improviso pensando
en la inquietante oscuridad,
me despierta con un dolor
que presiente caras desgracias
y se pregunta por qué será así
el mundo amargo que habito,
adivina mis defectos escogidos,
y me condena a la insolencia
del insomnio y la tristeza,
de madrugada cuando no duermo.

Entonces considero la rabia
como aquella necesaria virtud
de la que fui dotado al nacer,
o acaso la hice mía hace mucho,
siendo niño al llorar y callar,
porque las tías se reían de mi,
porque jugaba en el jardín yo solo,
y va quedando allí lentamente
en el recuerdo atesorada una pena
cual moneda oxidada y antigua.

Pobre pajarito descuidado,
que me mira fijamente sonriendo,
lo que cantaba y no quisieron oírle
ni cuándo fue que lo amaron un día,
ni lo quisieron suficientemente,
y se hizo viejo con el ruido del tren,
que se pregunta si las cosas que dijo
las hubiese debido guardar,
para que el precio de la paz se cobre
con el silencio mío en el espejo.

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