30 de marzo de 2011
DCLXXX.- 14 Asientos
Callada compañera, la Matilda,
tu amiga caminando va,
marcando cada paso en esa misma
vereda iluminada por un haz.
¡Un año perdido! Llorando por amor.
Huir despavorido. Dejándome llevar.
¡Qué absurdo descuido! No hay nada peor.
Estoy arrepentido: todo lo hice mal.
Cambié mi soledad por la desolación.
La vida me engañó. Creí que era verdad.
No basta con rezar: si acaso existe Dios.
Salí del cascarón. ¡Te juro, nunca más!
Su amarga sombra me cubrió los ojos.
¿Habrá otro ciego que conozca la ciudad?
Aquel dormido, abandonado, pordiosero cojo
que me guíe en la profunda oscuridad.
DCLXXIX.- Cuarentonces
Peligro porque viene el diablo. Alerta.
Bandido que nos hace mal.
Fumando, caminado. Compra y venta.
He visto la mitad de Dios.
El año que entra llego a los cuarenta.
La vida va quedando atrás.
Perdido por andar sin darme cuenta,
como uno que nació y murió.
El tiempo que he perdido está de vuelta.
Tendría que vivirlo igual.
Cual viento que me dio su mano abierta:
de noche no me la cerró.
Prefiero caminar sin rumbo, a tientas:
prefiero ser terrón de sal.
Acopio umbilical de bella fuerza.
Cuidado, porque vengo yo.
27 de marzo de 2011
DCLXXVIII.- El manual para la Poesía del Mundo
La idea es saborear el cuerpo de la existencia
desde la boca de un niño
y sentir el alma de lo que nos rodea
con los ojos cerrados.
Hay que abrir el corazón insolente
al esplendor dormido en la catedral de las cosas,
lleno de algarabía, porque estamos vivos
y seguros de su belleza, porque existe en realidad.
No hay que dejar que la sombra de la desesperanza
inunde nuestra percepción,
porque ya tendrá su momento:
al menos, que nos permita construir el mundo.
Luego vendrá la hora de las responsabilidades,
la hora de los juicios y de las condenas:
porque el tiempo del fragor rotundo del día bueno
es el momento de la libertad.
Y la libertad es lo mismo
que el instante multitudinario de la oportunidad.
Porque el primer día es el mejor
y todos los días son el primero del tiempo.
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