20 de febrero de 2022

MCXLIV.- Dantésperanza

 

 

Yo quiero encontrar al Abate Faría,
royendo los muros de mi calabozo,
velando de noche y limando de día
el duelo perenne entre cada sollozo.

Ver aparecer tras el húmedo hueco
que se abre en el fondo de mi galería,
su cana cabeza y su cuello reseco
que matan mi muerte con luces de día.

Oír de su boca un relato que acabe
con este cautiverio de melancolía,
y un dulce tesoro que fijo se grabe
en mi mente cansada, que tanto dolía.

Si entonces se duerme por fin en la agonía,
hundiré mi existencia en su santo sudario
y pondré su cadáver en la loza más fría
de aquella mazmorra que fue mi calvario.

Arrojan mi cuerpo los dos carceleros,
creyendo que estaba en mi celda todavía,
y ceñido al abismo, sintiendo que muero,
en el mar que me arropa: grité mi alegría.

No hay otra riqueza que la valentía
de ansiar sin descanso ser libre y feliz,
ni existe en el mundo más tiranía
que no ver a nadie delante de mí.

11 de febrero de 2022

MCXLIII.- TEA

 

Hablé con mi jefe el otro día,
para darle gracias por confiar en mí.
"Creo que usted es asperger", me decía:
"No tiene empatía y es infeliz".

¡Cómo se le ocurre decirme eso!
¡Quién se ha creído que es!
A otro perro con ese hueso..
Nadie le ha dado el rol de juez.

Pregúntele a colegas de aquí,
a los pacos, gendarmes y tiras,
a la gente que trabaja para mí,
que le digan que todo es mentira.

Pero creo que no le interesa,
aunque intente demostrar mi humanidad:
vivo en medio del infierno en mi pieza.
Da lo mismo lo que haga en realidad.

Debo labrar mi vocación de artista,
alzar el vuelo en un avión de papel.
Acaso soy del espectro autista,
pero nunca seré como él.

9 de febrero de 2022

MCXLII.- Lo demás es música


 No me importa finalmente
que ese inicuo menosprecie
estas canas y las ganas
de otros veinte largos años
dedicados a esa especie
de pasión indiferente,
en que cada peldaño
se parece a los demás.

Escribo canciones hermosas
y las canto en mi guitarra,
las dedico enamorado,
si las fundo con mi duelo
o las vierto emocionado
allí en el nido de cigarras
que cuidaba de otro cielo
incluso antes de nacer.

La pasión que me subyuga
es un don que fui tejiendo
así en la terca soledad
o en la grata compañía
de cien dulces compañeros
con rubor de algarabía
y la coraza de tortuga
que es mi flor de humanidad.

¡Mirad los lirios en el campo!
Ellos no trabajan,
ellos no hilan,
pero digo en verdad:
yo valgo más que todo eso,
como alcántara y Bob Dylan
como rezo, amor o beso,
pulso armónico y volar.

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