22 de octubre de 2017

DCCCXXXI.- Pez Julepe



Casi siempre resulta tener mejor
a los peces gordos, no tan cerca.
No es que les tenga mucho temor,
pero la mala fe es demasiado terca..

Ahora voy a nadar en el fondo
desde hoy o mañana o pasado,
triste, cicatrizado y hediondo,
pero fijándome en todos lados.

¡Vuela, pajarito nuevo que sana!
Y despliega tus alas de candor,
que ya se acaba con la campana,
este recreo sin pena ni dolor.

DCCCXXX.- Cuarentonto



Llega la hora en que duermo
con remedios para todo lo que duele
y aunque, no obstante me consuele,
siempre sigo estando enfermo.

A la mañana siguiente me tardo,
lavando, planchando y te escucho
decirme: ¡Ya no más puchos
y que te cuides, Luis Ricardo!

La procesión es harto larga
y cantan gaviotas que vuelan:
Hay que cuidar la vela
y tragarse las gotas amargas
.

Si llego a morir a los noventa,
por años en larga caminata
se ira la vida sin darnos cuenta:
y un día nos cobra y nos mata.

20 de octubre de 2017

DCCCXXIX.- Dejad que los niños vengan a mí



Cruel como la guerra del golfo,
¿Habrá algo en la vida más cruel
que ser bombardeado por Adolfo
y que Stalin te libere de él?

Pero hoy el Vaticano es a Dios,
lo que una piedra en la mano a la perla,
y creo que Juan Pablo pudo verla
pero en Chile hubo cosas que no vio.

Ahora Che Bergoglio visita otra casa
y a otro mundo distinto, que no lee
esos libros en los que casi nadie cree.
Jesús no siempre sabe lo que pasa.

Antes el amor era más fuerte y fiel,
pero varios de vosotros iréis a ver
a ese argentino, charlatán y mercader,
aunque tengáis miedo de mirarlo a él.


18 de octubre de 2017

DCCCXXVIII.- Cazador Ambulante



Llevaba muy adentro el oscuro rugido
de siete grandes aviones transparentes
y, rodeado de tanques invisibles,
vio venir la cruel conspiración
que le iba a arrebatar en tinieblas
sin aviso la vida con aquella mano
que no parece demasiado ajena.

Un bombardeo de dolor lo agobiaba
pues sentía que lo habían traicionado,
y se quedó combatiendo solo
en la casa donde tanto se sufre.

Despidió a sus seres queridos,
y en medio del asedio final
pronunció un último discurso
que pocos alcanzan a oír.

Así honraba con su vida
la palabra empeñada,
que con algo de amargura y decepción
juró cumplir hace cincuenta años.

Y llega el momento de la muerte
anunciada, querida y recordada
por aquellos que lo viven para siempre.

17 de octubre de 2017

DCCCXXVII.- La Flor Sopla



Obedecía, como buen novato,
dedicado cada día a cumplir
inteligente, y cobraba barato
o no pedía nada más para mí.

Aquellos días se han ido lejos..

La bella y candorosa luz dorada fue
apagada como apagan a los viejos.

Me entregué por entero a la pega,
ayudando y levantando la mano,
lealmente como debe ser la entrega,
diligente, muy cordial y sano
iquiqueño de caliche y corazón
testarudo, pero siempre de pie:
aquella dulce margarita murió.

Finalmente me vine a Santiago,
ignorante de la mala voluntad
sempiterna de los tristes vagos
caprichosos, que sin dignidad,
altaneros y pedantes hicieron
lo imposible, con inicua maldad
indecente, y cómo me dolieron:
ahora todo va a quedar atrás.

Decidido me largo del infierno:
es la vida que comienzo a vivir.

Caminando de nuevo por la calle,
hare lo mismo que siempre soñé:
ir aprendiendo sin que desmaye
la belleza candorosa de mi Fe.
Eso es exactamente lo que haré.


6 de octubre de 2017

DCCCXXV.- Odiarjona



Lo lamento, pero Arjona 
sólo estiércol para mí
cagarruta de paloma,
un leproso colibrí.

Rima estar, como si nada,
por amar, todo le rima
y tener junto a la almohada,
a la señora de la esquina.

Y salvar con la vecina
o la nana en la cocina,
la gestora en la oficina,
de repente alguna prima.

Se le rinden sólo burras,
como ebrias de salón,
pero siempre queda alguna,
que se abruma y dice no.

Y reduce a las mujeres
su razón para cantar:
aunque es claro que no quiere
otra cosa que mamar.


DCCCXXIV.- Santiagonía



Estoy enfermo de melancolía
y una rara tormenta me cubre hoy,
porque un ingrato me amarga el día
y me muestra lo insensato que soy.

Estoy atado a una dolencia vacía
y no la matan comprimidos recubiertos,
ni ver pasar toda mi vida en alegría.
Un taco eterno me mantiene despierto.

Quiero dormir y despertar soñando,
hacer del sueño el mejor evento,
donde una clara tibia tarde temblando,
la Goga llega y me abriga del viento.

Pero no está, que mi niñez se ha ido
acostumbrando a ser un grato recuerdo.
Colgaré a Santiago en los ganchos del olvido
y volveré a las escaleras del Puerto.

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