26 de febrero de 2009

DI.- Punta Ángeles


El faro pálido ya está deshabitado
y existe un amplio renglón de casuchas de roca
que se extiende en lo estéril del viento occidental.

Estás conmigo. Siento tu voz.

Van tres gaviotas que vigilan el abismo
y aquel pelícano plateado que de pronto se desploma,
se sumerge en el intenso esmeralda del mar.

Somos abrazo. No hay nadie más.

Todo es espuma que esparcida en el contorno
dibuja láminas de leche marina
donde la tarde se detiene a contemplar
el escarlata tibio y dulce del silencio.

Y desde entonces ha quedado suspendido,
como una sábana de lúpulo y marfil,
en mi retina la memoria de este bello acantilado
que es magnético y planeta enamorado de ti.

24 de febrero de 2009

D.- El Nano


Algo queda intacto en la belleza
de su cana tibia voz que voy
tratando de entender emocionado,
con alguna dificultad.

Un extraño mozalbete maquillado
se sumó a la silbatina general:
no han oído una palabra y les molesta,
pero yo lo quiero oír cantar.

Quise verlo actuar en Chile desde niño:
no había caso, no podía entrar.
Mi papá guardaba un disco de vinilo:
me gustaba a mí Para la Libertad.

Había otro que tenía mi abuelo,
en que hablaba de la tierra y de su Plany al mar.
No entendía ni una jota, pero es bello
el idioma Joan Manuel Serrat.

A comienzos del noventa pude verlo
una noche en el Estadio Nacional:
¡Qué templado corazón sin arrogancia!
¡Qué magnífico sencillo metafóricatalán!

Hoy he visto nuevamente a ese jilguero mero macho,
que ni en más de cinco lustros ha parado de volar.
¡Por favor, dejad que cante el muchacho!
Se hizo viejo pero sólo quiero verlo disfrutar.

23 de febrero de 2009

CDXCIX.- Superegrino



¡Correría, correría, correría treinta veces!
Y amaría nuevamente esa minúscula abstracción,
la amatista que era mía, la limosna de la gente:
lo que busco desde siempre y perdería la razón.

Pero no.

Sentí la muerte volcando su fuente:
fuego de gozne y locura desatada,
porque tenía yo mi mundo diferente
y en un instante no tenía nada.

La ruina dejando su marca invisible
y un nuevo horizonte se instala a mis pies:
yo quiero correr y volar, quiero irme
y lograr que se acabe mi eterno después.

22 de febrero de 2009

CDXCVIII.- Échale Paelante




La vida toca música en las puertas de las casas
y asiste a los enfermos en un cielo portentoso,
dedica varias horas en el día a ser ingenua
y pierde las batallas importantes sin sufrir.

La vida decepciona lentamente, pero grita,
llevándose la gente de los pueblos a la carga,
esparce rojos pétalos de pulcra ropa sucia,
pidiéndonos a todos mantener la precaución.

La vida tiene varias acepciones intrigantes,
y oscuras catacumbas anegadas de avaricia:
nos pide que cuidemos a sus hijos cuando sale
y luego en la mañana la abrazamos sin razón.

La vida es una caja de bombones deliciosos,
y nunca sabe nadie lo que puedes encontrar:
a veces peligrosos roqueríos o una flauta
e incluso en la basura viven ángeles de Dios.

CDXCVII.- Valparavicio



Yo te veo casi siempre en todos lados,
esperando en Melgarejo a que haya un Trolley,
contemplando al mimo pálido y callado
y en el bolso negro, Ampuero: tú ya sabes.

Yo venía dando vueltas por Urriola
y te vi comprando el Clinic en la esquina.
Fue un instante, nada más, y dije “Hola”.
Pero al cabo me encontré con la vecina.

Yo no sé en cuántos pilares me he apoyado.
Mi licencia dice “crítico sin pánico”.
No conocen al jilguero enamorado
que te llama desde el mismo Arco Británico.

19 de febrero de 2009

CDXCVI.- Suficiente


A mi modo, pero en algo se compensa,
incubándose en la entraña primordial
de mi noble testarudo, una defensa
que me aleja de su espejo radical.

¡Que la culpa la corroa! ¡Que me evite!
¡Que presuma de su indigna rara esbelta peculiar,
la promesa que promiscua propalándose permite
que se aparte de mi huella! Pero todo da igual.

Mi impaciencia, mi violencia, mi tontera,
mi carácter, mi calor de carroñera ebullición
morirán cuando mi amor se muera:
por ahora mantendré mi artificial respiración.

CDXCV.- Te con Leche



Me pregunto qué será de la pequeña,
de la grata que en silencio no me abandonó,
que conoce lo que quiero con apenas una seña
y que siente cada tarde lo mismo que yo.

Que era vástago de un cínico parco y sombrío
y me ha dicho que mi vértigo es un traje de amor.
Que era sombra de la oscura preclusión de los deberes
y ella sólo con un ángel de valor me liberó.

Yo debiere dedicarle totalmente mis frutales,
vincularme íntimamente a su sentido del candor
y ser cura de las pestes que de pronto me subyugan,
por dejar que su costumbre me enarbole tricolor.

Es por eso que le canto desde labios persistentes
y me animo como suelo yo animarme el día mejor,
a asistir a la grandiosa ceremonia que precede
al tritón de sus gorriones que es la llave del sol.

17 de febrero de 2009

CDXCIV.- Plena Morado


Amo mis zapatos de Arequipa
y mi flamante biblioteca de Oregón.
Amo mi equeco con la boca partida
y también amo el cuculí blog.

Las canciones que cantaba en Traslaviña,
amé su cálida cadencia, amé mi voz,
y mi cuaderno de Filosofía,
amaba tanto caminar a pleno sol.

He amado mucho tanta cosa en esta vida,
mi amigo mágico, mi perro chascón
y los domingos que me fui a Chanavayita
y la primera vez que al fin hice el amor.

Considere el amor que siento por mi hermano
y por mi madre que se fue pero volvió,
luego venía amar al género humano,
y en ese trance me olvidé que existo yo.

El instalado subyacente de mis ojos,
que no es el rígido abogado ni tampoco el escritor,
sí apasionado prisionero que a su antojo
se ha enamorado de su oficio de amador.

CDXCIII.- Valiosamaritano


Blasfemo he parido una tromba insensata:
mandinga con alas, Damián sin bozal.
La cruel maldición que denigra, acorrala:
mi boca la mata y corrí sin razón.

Abrí con febriles guadañas la selva:
demente y perversa: mi mala prisión.
Lloré como lloran los niños su pena
y me fui a la desdicha cabal del dolor.

Pero hubo una simple certeza de manos,
un cirio escondido, de fiel devoción.
Las almas que buscan y besan mi frente,
practican congruentes conmigo su paz.

Yo quiero dar gracias a toda la gente
que siente por alguien esa obligación.
Más vale tener un puñado de amigos:
que nada, yo digo, es mejor que el amor.

Mi ceño fruncido por fin se aliviana
y la amarga vasija se viste de flor.

14 de febrero de 2009

CDXCII.- Neftalí Pop


Quiero tener una vihuela urgentemente,
con su tablón de melodías adecuada
a mi siniestra mano libre de madera:
vestida blanca y levemente barnizada.

Su paralela fina blanca de encordados
halos de junco y femenina garbosa,
para brindarle así por fin a mi adorada,
mi Cuculina su profética ocasión.

Voy a cantar despavorido rozagante
y plenamente luz abierto a mi pasión,
allá en la plaza, en el balcón, radiante
y en las ramadas atrevido mi canción.

Tengo la furia, tengo el alma y soy la voz
de mil millones de mujeres angustiadas:
doy cuatrocientos dos poemas de amor
y noventa canciones desesperadas.

13 de febrero de 2009

CDXCI.- Corazonámbulo


Yo lentamente voy a desaparecer de ti
o aniquilando mi presencia entre la gente,
o dando paso a la resaca misteriosa,
esa que es parte de un relato más vulgar.

Fue porque algunos me responden extasiados
eso que yo no le pregunto a nadie,
que me reservo susurrándome callado,
como un idiota cabizbajo por la calle.

Tú, al recorrer con el sulfuro de la noche;
Tú, el aguamarga que en vesículas lloré tal vez:
no me dejaron amarte y moriré
para seguir haciendo cándidas canciones.

Amanta mínima derrota del oculto afán,
mi perentoria mi carísima mirándome,
que se parezca tu postrera despedida al mar
que me abandona sin jamás abandonarme.

10 de febrero de 2009

CDLXXXIX.- Temor Filial


Constante presencia de seres,
enjambre rugiendo voraz,
perpetuo bullicio que muere
del hambre que no va a acabar.

Yo escapo, me escondo, me encierro.
Mentira que nadie jamás
podrá descubrir por completo:
no está en mi interior la verdad.

No impide por cierto esa mala costumbre
que a veces me enfrente al conjunto total
de gente que viene el 18 de octubre,
y devore mi vida por un año más.

9 de febrero de 2009

CDLXXXVIII.- Eterno Clamor Imposible


Hay un espectro furtivo, inasible.
Un aura sin armas que rinde a la tropa.
Un cerco invisible que atrapa y que arroba,
con una sensación indescriptible.

Su acción galopante sin verbos corroe.
Su espíritu noble es capaz de matar.
Prefiere instalarse desnudo y solemne
en el seno rebelde de nuestra libertad.

Lo exige la doncella hasta la muerte sin dudar.
Lo guardan, lo atesoran, lo defienden, lo lloran
y lo juran de la mano los amantes frente al mar.

Hay mujeres que no saben como hacer para salvar
el último rescoldo de cariño que les toca,
y se niegan como locas a dejarlo escapar.

8 de febrero de 2009

CDLXXXVII.- El Nono


Papito.

Cuando partí de Iquique, esa mañana del 8 de enero, me miraste a los ojos y sentí fuerte, tajante tu fuerza y tu vida, tu alegría, tu pena, tu fuego y la aventura humana completa que brillaba desde el fondo de tu alma.

Estoy en mi casa hoy, 8 de febrero, oyendo la última entrevista de Jorge Guerra, que quiero que oigas completa, para que puedas entender todo lo que quiero decir.

Nunca he dicho que te amo. Acaso sea la primera vez que lo digo. Tampoco tú nunca me lo dijiste, pero debe ser por la misma razón.

Te amo.

Me pongo a llorar como un niño, en la pieza del computador, que es mi pieza desde hace un par de años y me acuerdo de tantas y tantas cosas.

De esa tarde en que te esperé cerca de Pedro Prado, en 1980, a la salida del colegio, para que me fueras a buscar y -no recuerdo por qué- no pudiste llegar a la hora y me fui caminando solo, pensando que me había equivocado de lugar.

Pero llegaste. Y me recogiste entre Los Molles y Castro Ramos, y yo me puse a llorar, tan chiquito, tan tonto. Y tú me consolabas, y me llevaste al Chino, y me compraste un chumbeque, para que se me pasara la pena.

Y se me pasó.

De esa mañana de sábado, cuando fui a jugar ajedrez a Cavancha y el campeón regional tomó su fino rey y lo echó desesperado sobre el tablero, hastiado y se fue, cuando ya no quedaban más niños, ni nadie que me llevara.

Y me fui caminado por la Avenida Balmaceda, pensando de nuevo que me había equivocado.

Y llegué a la casa, llorando. Pero me abrazaste y me consolaste, y conseguiste que el colegio me premiara, por haberle ganado al campeón regional, para que se me pasara la pena.

Y se me pasó.

De esa tarde en 1985, cuando el director de la Academia me sacó del concurso de la canción francesa, porque era muy niño.

Y no sé cómo lo supiste, pero conseguiste que -igual- cantase como invitado en el mismo festival esa hermosa canción de la Edith Piaf, orquestada por el Perro Campos- Y canté como un astro, glorioso y sencillo- Y me fui entre los aplausos, brillante y furtivo, y nunca lo olvidé, porque tú lo conseguiste, me abrazaste y me consolaste, para que se me pasara la pena.

Y se me pasó.

Yo no sé, yo conozco poco, pero estoy seguro que los padres deben hacer eso por sus hijos.

No para que crezcan felices, ni para que logren sus objetivos, ni tampoco para que sean dichosos ni buenos padres de familia, sino para que sean humanos, plenamente humanos, y agradezcan a sus padres cuando lleguen a cierta edad, y vuelvan con los años a mirar hacia atrás.

Gracias.

CDLXXXVI.- Repentino Caprichoso Capilar


Llora, mira, caperuza,
qué bonita pila llena
toda bermellón opaco
y caprichoso tentador.

Sé la fiebre silenciosa
como la delgada arena
y como plena mariposa,
sé la luz y el color.

Sé la búsqueda perfume
peligrosa de mis manos,
y ten ánimo pequeña,
que algún día volveré.

Porque hay algo de tu boca,
que me llevo este verano,
porque cálido me toca,
y me provoca, beso o piel.

Todo tuyo pero bueno
sólo quiero un día ser.
tu preciso, tu presente,
tu parola, tu merced.

Mi sencilla, mi gloriosa,
mi promesa, mi talmud
ahora duerme, luminosa,
sin latido ni inquietud.

6 de febrero de 2009

CDLXXXV.- Cuculí Vox


Vocalista versátil,
amplio registro,
potente voz,
letrista creativo,
carismático en vivo,
ofrece integrar banda.

Profesionalismo.

5 de febrero de 2009

CDLXXXIV.- En tus manos


Descansa en mis brazos y olvídate todo,
Vaguemos desnudos por anchas arenas.
La playa nos llama: mi vida está llena
de luces y manos preñadas de amor.

Recorro callado el montón de recuerdos
que desde hace rato nos une y nos va
pidiendo palabras, pidiendo miradas,
queriendo que juntos volvamos atrás.

Y siento el orgullo de ser ya por tantos
parajes y sueños tu eterno candor,
tu amigo escondido, tu amor silencioso,
y un malabarista de palo en tu honor.

CDLXXXIII.- El Eterno Marido


Que largos y opacos se separan los hilos
de licor almibarado con el paso del tiempo:
es que vienen tantos días sin mujer y sin hijos,
sin amor y saturados de vil arrepentimiento.

Me despido en la mañana: “Que esté bien.
Deje llaves, por favor, con la vecina”.
Salgo acaso por la noche o llame a quien
busque celo o tenga grata compañía.

Pero quedan más vacíos que una lágrima
los pasillos y la cama solitaria.
Hablo solo y juego cartas con las ánimas
y he comido más sandía de la que era necesaria.

Si tuviera un viejo amor que me llamase
y acordase de pronto un encuentro casual,
es posible que mañana diga: “Pase.
Estoy solo aquí en mi casa y ya no tengo a quien amar”.

Pero sé que cuando vuelva mi familia,
cuando el grito de los niños acapare la atención,
volveré a pensar de nuevo en el almíbar
y su alcohol que con el tiempo me dará la libertad.

4 de febrero de 2009

CDLXXXII.- Humillados y Ofendidos


Un perro atraviesa
la calle escondido
siguiendo mis pasos
creyendo que llevo
un pequeño mendrugo
que es todo su almuerzo,
pero ando pensando
en tonteras sin hilo
y me llevo a la boca
sólo un cigarrillo.

Me viene mucho más
la gente sencilla.
Aquel guardia callado
que todos los días
saludo afectuoso
cuando entro al trabajo
y me cuenta que vive
en la casa cuidando
a su única hija
que la madre abandonó.

Sin duda prefiero
confiar en el alma
delgada y dolida
de aquellas palabras
de tono sincero
y poquita comida
que escucho yo a veces
cuando ando apurado
y me bajo del metro:
me quieren hablar.

Mi mundo cantante,
camina y saluda,
persigue y recuerda
a la niña del puerto
que un día me hablaba
de su padre muerto,
y de todas las ganas
que siempre tenía
de verlo despierto
y besarlo feliz.

2 de febrero de 2009

CDLXXXI.- Te lo demostraré


¿Que la otra vida queda
allá en el más allá?
¡Es sólo una vereda!
La bástanos cruzar...

Toda nuestra suerte
entre un millón de rejas:
un montón de muertes,
nos paran y te alejan.

Sabemos lo que somos:
dos sombras de papel
y sin saber yo cómo
resulta que te amé.

Y crees que sólo sueño
sentir ese placer,
que nadie fue tu dueño,
que nunca me casé.

Mañana por la tarde
te espero en el correo:
verás cómo nos arden
los labios del deseo.

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