15 de diciembre de 2010

DCLXXII.- Timo


Necio tabernáculo del éxito:
láminas de plata con cencerros de cristal,
inigual,
el amaranto murallón ubérrimo
que nadie nunca pudo atravesar.

La primavera de los sueños niños,
que van haciendo lagartijas en el cielo:
pero yo sé que es sólo un fraude puerco.
No queda nadie en este mundo
sólo el mundo y yo.

Lo cavernícola pariente que pobló la tierra:
el amistoso convivir de flores,
de caminantes y dolores y cariño,
de nubes ángeles filosofo moral.

¿Pero han venido desde el vértigo peligro
nuestros amantes en el año de la luz?

Yo quiero ver un día hablándonos de nuevas vidas,
amistosas y prudentes como el Faro Pedro Dios,
donde se busquen las anémonas verdades:
en otro mundo la cantata seguirá.

9 de diciembre de 2010

DCLXXI.- Fischer 68



Si yo supiera que el bastión hecho de fuego,
el que separa mi prisión de las demás,
de las oscuras prisiones ajenas,
tiene compuertas cada diez o quince pasos;
si me rindiera sin alzar la voz
y cual Arquímedes absorto en su futuro invento
ignorase la llegada del soldado,
digo pretérito que no me conoce,
en la irrupción de la batalla del mundo,
todo un planeta iridiscente en mi ventana,
una clausura eternamente para mí
y sin aviso me llevara la muerte;
si lo supiera, de una vez y para siempre,
no podría seguir escribiendo.

Hay algo dentro que se llama herida furia,
una reyerta que hace días me atrapó
y confinado me ha tomado las manos,
para quitarme lo que tonto conseguí,
una casona donde corren niños
y el pueblo fétido en que vive la gente.


Yo ya no quiero ser el mismo nunca más.

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