¿Qué fue de tus albricias,
corazón vacío?
Llenábase de lirios
tu candor de guagua.
El ángulo del sol
tras la cortina crecía
y todo un aire círculo
amarillo dibujó.
Algo pasó. Nunca lo supe.
La luz de esa sonrisa
se cubrió de tormentas,
que taparon tus oídos
y se despertó
un largo calderón
anochecido, frío
y te encerró tras murallas de basalto.
Mi mano era una cálida pulsión
celeste,
cincel que arremetía para aniquilar
al negro caporal de las cadenas, quise
echarlo a un precipicio donde nunca más.
Y luego te miraba
mas quedó en tus ojos,
de nuevo la cizaña y su maldito sabor,
cubrieron de cemento lo que tanto amaba,
pendiente en la cornisa tu fragilidad.
¿Que fue de tus albricias,
corazón dolor?
Yo quiero que en las cruces no
haya clavos.
¡Baila!
Abrazame desnuda
sobre el riel, Amor,
para que pase a nuestro lado
un carro y bese de nuevo nuestra
piel.
Miremos las estrellas
que dibujan dioses,
y rompe la coraza
de tu caparazón.