31 de diciembre de 2018

CMLXXXI.- Aquinti Viracocha Diecinueve


Se va el año duro y costoso, mas tú no te vas:
estás con nosotros, te quedas aquí, 
hilando la paz, legando tu rostro, 
hiriendo la fe del año dieciocho.

Moviendo la baraja, llenando las cucharas, 
cambiando nuestras aguas por vino en las tinajas, 
silvando a las aves que lloran y sufren, 
viviendo a carcajadas, estás con nosotros. 

El año se va y tú, aquí de nuevo, 
meando callado en el árbol de tu mal, 
de todas las ciencias, del bien y del pecado, 
y ungiendo el caldillo del santo perdón.

Nos llega otro tiempo de cápsulas fijas,
y tú te has marchado comiendo aceitunas,
al áspero eterno: detrás de la luna,
así nos veremos, pasado el invierno.

Tu nombre se cuela por cada rendija,
los niños preguntan, la mesa está puesta,
hirvió la cazuela, te llaman las hijas
y tú en el salón del trino y la fiesta.

Te vas con nosotros, se sirve la sopa,
se esconden los vinos, se ordena la pieza,
maduran los libros, se limpian las copas,
se aliñan los piures, murio la tristeza.

30 de diciembre de 2018

CMLXXIX.- Cinco menos cuarto



Un niño se esconde detrás de un farol que nada ilumina, que poco se enciende. Ventanas cubiertas de humo y rocío, de frío y de nieve: no calienta el sol. El perro lo mira y el viejo se duerme, la luz se retira, se extingue un fogón.

Ni todas las voces que oscurecen la tarde, ni amantes que nadie conoce muy bien, ni el joven poeta fantasma que va creyendo que el cielo se cierra por él, sabían que el viejo no tenía hijos, ni casa ni padre ni cama ni pan.

28 de diciembre de 2018

CMLXXVIII.- Mi grano de mostaza.



No creo poder alcanzarla 
sino que la busco en silencio 
y, a tientas por la noche,
creo hallarla entre dos estrellas, 
en la mirada de mis hijos,
en la rendija de una puerta
o en una taza de café. 

Esa gente que entrega folletos 
o predica gritando en las plazas
me causa pudor y me alejo,
porque el tenue viento suave
que sopla donde quiere 
y me habla sin saber 
por donde viene o va, 
susurra al oído tan niño,
tan frágil, que me hace callar.

Sólo ha sido un brote, 
un capullo que sin querer 
y sin saber por qué 
llegó lentamente a mi vida
e invadió hasta enamorar 
mi corazon con esa bruma 
escurridiza que llena el alma, 
la levanta y la consuela 
como lo haría un amigo infinito. 

Es sólo eso. 

Me gustaría no estar solo 
en esta insensata soledad de creer 
que se puede soñar para siempre
y que pueden hallarse tesoros 
en el tacho de la basura.

27 de diciembre de 2018

CMLXXVII.- Vertiginoso Resplandormido



De todas las dulces maneras
que elije la luz divina
para marcar su huella en el ancho mundo,
hay algunas preferidas por el cielo:
abrir capullos, romper crisálidas,
partir naranjas, surcar el mar,
madurar la nuez, desojar los tréboles,
llenar desnudo el aire claro
con el aroma de las olivas verdes,
desplegar helechos, iluminar crisoles,
brotar la prímula al primer anuncio
de la primavera dorada en flor
o anticipar la salida del sol en su música.

Yo sospecho que la elegida
por los angeles enamorados
es cantar tu nombre serpentina
y rescatarlo de entre los sueños
para parir la nieve en un éxtasis alado.

26 de diciembre de 2018

CMLXXVI.- Suavidádiva



Añade un solo instante de paz,
prefiere sólo pétalos vivos
y alégrate de todo cada dia más,
que estaré nuevamente contigo.

Lo amable es diptongo de flores 
tan fieles que nunca trepidan
e incluso marchitas repiten
el canto de todas las vidas.

Por eso te busco y te pido, 
te sigo y te miro y te siento, 
te doy y te enciendo y respiro
en el alma que hay dentro de ti.

25 de diciembre de 2018

CMLXXV.- Me arrepentínder



Si les das demasiado que hacer, 
se alejan porque ya no sirves 
y buscan felicidades que viven
y mueren en el hombre y la mujer.

Que sólo es amor del bueno
cuando te aman y te miman,
cuando te entienden y te animan,
y te ponen mucha atención.

Nadie se la juega por nadie,
ni tiene tiempo que perder:
si el otro no les hace feliz,
lo dejan porque anhelan placer.

Así se están perdiendo todos
porque juran que son sólo mariposas
en la panza y no se dan las cosas
que se consiguen codo a codo. 

Te abandonan, te niegan y fingen
que su dulce amor se esfumó,
y buscan otro verdadero amor
y otro y otro que aman y maldicen.

Vive la vida de los tibios amantes,
si buscas de verdad que te quieran:
ya no se sacrifican como antes.
Gamulán que se duerme a la papelera.

CMLXXIV.- Cucuniños



Niños que no saben, niños que buscan,
niños que no tienen, niños que gritan,
niños que no lloran, niños que dibujan,
niños que nos quieren, niños que lloran,
niños que están lejos, niños que viven
pequeñas aventuras, niños que van
creciendo con nosotros, niños que son
amigos de lo ingenuo, niños que dan
tesoros infinitos, niños grandes, 
niños viejitos, niños santos, Niño Dios.

21 de diciembre de 2018

CMLXXIII.- Te molesté toscopio



Frecuento cada noche tu mano acalambrada,
respiro de tu boca un sabor desconocido 
y esa indiferencia silenciosa, pavorosa, 
que no existe en los anales 
de mi tonta biblioteca inmóvil, 
con libros tan ingenuos, tan inútiles
que hablan del encuentro absoluto 
del ser absoluto con el río absoluto, 
pero no saben de ti, 
ni de tu silencio de agua fría, 
ni de las horas que paso mirándote, 
porque todo lo que sé de ti 
está en tu pecho y no en el mío, 
se va en tu frente y mi vida tiene 
dibujada la sabana que cubrió tus pies 
y ahora que la pego a mi nariz para sentirte, 
para desear estar allí donde tu puño acaba,
donde tu fuego se escondió una tarde,
persigo insensato palabras margaritas,
repentinas y amables para dar contigo, 
para escuchar tus pasos,
para entablar una amistad sincera 
con esa prisa que te aleja de mí,
para entrar por fin en la noche donde duermes,
dándome la espalda.

19 de diciembre de 2018

CMLXXII.- Permanentemente en algún lugar.



Cuando la luz de esa estrella ondulante 
inició su camino, la madre 
de un pequeño roedor moría 
tristemente congelada, dejando 
el temor de su hijo a merced 
del invierno asesino y eterno, 
dueño de la muerte y del viento,
del temblor y la resaca rigurosa.

Cuando la luz que brillaba en los ojos
de esa musaraña abandonada
partía hacia el cielo infinito,
no había nada en la noche todavía,
porque no hay dos momentos exactos
ni viajes que tengan sentido,
no hay tiempo para darse por vencido,
solo náufragos escualos del dolor.

CMLXXI.- Candor Nitorrinco Lorido



Confío desmesuradamente, 
me entrego al presto imaginario  
del alma subyugante del prójimo 
e inexorablemente confío. 

Esparzo alrededor de mí 
frecuentemente un vendaval 
de tibios canijos sinceros,
para palomas desconocidas, 
aparentemente amigas, y me voy
con ellas volando, sujeto al rigor 
amable de sus garras peregrinas,
que luego me dejan caer 
hacia el abismo de todas las mentiras,
al ocaso del siglo en que nadie confía,
excepto yo.

Confío indefectiblemente
y lavo mis manos de sangre inocente 
creyendo feliz en el aura 
voluptuosa y positiva de la gente,
por un amigo que ofrecio su mano,
por una mano en la que tonto creí
y en sus brazos cariñosamente,
que eran cálidos de niño creyente,
fervientemente y me perdió.

A pocos le interesa mi pavor arrepentido,
y todos me dicen que el mundo no era tal,
que no existen verdaderamente fieles,
ni agua clara ni perritos ni laureles,
porque el tiempo se ha encargado de borrar
todo vestigio de buena voluntad
y se asombran de mi vivo calor,
de los cuentos en que juro dormido,
de este sueño en que no quiero despertar,
porque necio testarudo y displicente
una y otra vez confío.

Yo creo en la fábula del mundo,
más me intriga la frecuencia siniestra
de ese oscuro pavor bandido,
narciso vanidoso prohibido
en el que tanto una tarde confié,
pero confío.

18 de diciembre de 2018

CMLXX.- Amón Lislipin



Siempre estoy durmiendo y nada me hace mal.
Sueño algunas cosas. No las recomiendo. 
Duermo todo el día y en la noche igual. 
Tomo unas pastillas. Las dan en la ACHS.

Yo imagino un beso que nadie me da,
justo en el pescuezo y en la oscuridad.
Siento cosas raras, me vuelvo a acordar
de una playa cara y se me sale el mar.

Siempre estoy durmiendo: salgo a caminar,
llego tarde a todo. No alcancé a estudiar.
Duermo todo el día y despierto mucho más.
Ronco y todavía miro el celular.

Imagino que ella me viene a buscar:
siempre nos amamos. Es como irreal.
Vivo cosas raras, libros en mi hogar,
¡Cierra la mampara! Tengo que embalar.

17 de diciembre de 2018

CMLXIX.- La cloaca



Juntos aprendimos de memoria la misión
que fijara cierto día el Mandar Íntocable
y de paso nos cegamos a su noble visión
ideada para ciertos funcionarios intachables.

Se adueñaron de su puesto los mafiosos,
que llegaron prometiendo toda fría impunidad
a esa indigna piara de honorables perezosos
para dar al latrocinio su caval continuidad.

Y si alguna nos denuncia, ligerito la seguimos
¡Y su pobre camarada amor eterno se calla!
Que si no, lo reemplazamos por un primo.
Y si al resto no le gusta, que se vaya.

Así no más la cosa: ¡qué te importa el clima!
Porque saben colocarse dónde brilla el sol 
y meneándonos la cola, llegaron a la cima
seguidos por su cohorte de babosa y caracol.

Esa mar siniestra no existió desde siempre.
Yo llegué a saberla tras un largo aprendizaje:
Mala gente que se vende a quien la compre
porque poco les importa lo que diga el perraje.

16 de diciembre de 2018

CMLXVIII.- Arrebol Vergel Atinoso


Me gusta ir a la feria para oír el canto glorioso de las alcachofas ordenadas y sorprender aquella prisa imposible que rodea a las aceitunas cuando aguardan ser arrebatadas de su acuario escabechado y devoradas por la mano maligna de su propio buen gusto.

El voceo que se esparce sobre el aire nauseabundo de las acelgas muertas sin sepultura.

La tierra que ensucia y viste a cada betarraga enrojecida, a todas las papas caídas, y las disfraza cada mañana de asteroides almidonados o las cubre de tristeza cuando el infiel de la balanza mide el reglamento de su peso, registra indiferente su llanto y fija un precio seguro a su cabeza.

Las monedas que no alcanzan y las cajas vacías, el coro celestial de las manzanas rojas, el platillo de metal que secuestra y reúne multitudes de habas, cerezos inmigrantes y tomates divertidos.

El ajetreo bullicioso de los niños felices, que llevan en sus mejillas huérfanas la dulce sangre risueña de un corte de sandía.

El hormigueo eterno de la tierna clientela y el trato zalamero que reciben las damas, que son reinas en el tumulto, emperatrices del sabor y esclavas de su dinero, cuando llegan una mañana impaciente a la pecera de los gritos humanos y aplauden el rubor de su dicha pasajera, al ser coronadas de clientas y ocupar el cristalino trono agropecuario de las caseras.

CMLXVII.- Epítome Monócrata



Si hablo en plural y digo: Todos los hombres hemos sido víctimas, todos hemos sufrido abuso, todos hemos vivido en tinieblas y hemos amado, hemos sido traicionados y hemos caminado largos años, hemos corrido y elevado nuestros pies volando alto para ser quienes somos, estoy enarbolando la bandera de mi género, la voz de todos los varones, atribuiyéndome un poder de representación para alzar la voz, en nombre de todos, y denunciar asumiéndolo, tal o cual iniquidad. 

A su vez, las mujeres están reconociéndose, asumiendo el poder que les fue negado desde el origen de la historia, pero no tienen el monopolio del sufrimiento humano. Todo el mundo hiere alguna vez.

Así, cuando una sola mujer asume la palabra por todas y dice: 'ya es hora de que las mujeres nos unamos' o 'las mujeres hemos sido abusadas'; una sola habla, una sola escribe, pero habla en plural y enarbola para sí la bandera de todas. Generaliza, indefectiblemente, porque no todas, y es inevitable que así sea, no todas -digo- tomarán esa bandera, pues hay mujeres que no se unirán, hay mujeres que no han sido abusadas y hay mujeres que no quieren salir de su sitio, que no quieren hacerse responsables de un destino que no han elegido. El feminismo tiene una carga de pluralidad y de unitarismo, una suerte de sindicalizacion obligatoria que me parece, no sé si errónea, pero dudosa. Todas las generalizaciones son equívocas. 

Los varones también han sido víctimas de abuso, de algún modo todos lo han sido y desde cierto punto, también han sido dejados de la lado, apartados de un protagonismo que es cultural. ¿Puedo válidamente decir: "Todos los hombres hemos sido vapuleados alguna vez", si soy sólo yo quien lo dice? ¿Puedo acaso atribuirme la voz de todo mi género y elevarla para reivindicar algún dolor o interpretar sueños colectivos?

Totalizante, como los grandes relatos, hubo también un positivismo marxista. El mismo Marx decía que no podía haber emancipacion de las clases trabajadoras si no había también emancipación de la mujer. El fantasma que recorre Europa carga en sus hombros a las mujeres del mundo, para alcanzar la libertad.

Luego, puedo invocar a la totalidad, pero no declarar representarla. Hay que recibir ese poder, ser delegatario. Pero aún así habrá quien no sea representado. El extrañamiento y el vacío de la personalidad son síntomas del siglo XXI.

Cuando Allende dijo de sí mismo que "solo fue intérprete de grandes anhelos de Justicia", adquirió ese talante mesiánico que aún hoy es reivindicado por quienes fueron de ese modo interpretados para alcanzar su anhelo. 

Mas hoy no existe, según veo, esa posibilidad cultural de serlo. Ya no hay colectivos. Hay monócratas. Cada cual ejerce un poder auténticamente individual. Por eso forman una suerte de etnia y de ahí que puedan asumir ciertas mujeres la representación de todas. Y es raro ver a alguna mujer que haya tomado conciencia de género hablar individualmente, salvo para denunciar. 

Cuando Nabila Rifo dijo: "¿Que tiene que ver mi vida sexual con lo que me pasó?" lo hizo como el epítome del tipo de subjetividad monócrata.

Yo mando para mí lo que quiero para todos y digo por todos lo que conviene a la totalidad. Mi personal autoridad ética consume la de todo mi colectivo, el cual deja por eso de existir y deviene en un vacío simpático, o sea, una multitud denunciante y conectada para conseguir ser oída, para ser marea que roe y vértigo humano erosivo, que no permite el disenso ni la melindrosa inactividad de quién no ha dado votos para ser liderado por nadie, y en la vergüenza de su oculto claustro de interés divergente, calla y plancha, amamanta y apaga el televisor. 

Marchan miles y otras miles ven la marcha en su celular. Opinan todos y nadie sabe bien qué ocurre ni de qué se trata. Se informan poco e insultan a muchos, no aceptan desmentidos y fijan indeleble una verdad impresa y fotografiada, filtrada y comentada, publicada y viralizante, que es tatuaje extraviado de un montón.

Solo hay montones, sólo hay gritones, sólo hay un criterio, una posibilidad, una alternativa y una mirada. La del monócrata autocompulsivo, idiotizante y exagerado. Todos los denunciados son culpables, todos los políticos son corruptos, todos los sacerdotes, pedófilos y todos merecen la cárcel por toda la eternidad y la desaparición de la pantalla, porque todos son impresentables alguna vez. 

Y todos deben callar.

13 de diciembre de 2018

CMLXVI.- ¡Te lo dije!



Y pasó que finalmente yo tenía la culpa,
que era el tonto totalmente responsable.
El origen primigenio de todos los males.
El causante principal del pecado original.

Era el más equivocado desde siempre.
No fui nunca el compañero ni el amor,
ni el consuelo ni el calor ni fui la ayuda.
Era yo en definitiva lo peor de lo peor.

Todo aquello que me hizo padecer dolor
era clara y meramente sólo asunto mío:
era mío todo el frío del maldito desamor
y era yo el que no cuidaba de los críos.

Todos estos años he perdido el tiempo,
creyendo que podía hallar alguna solución,
haciendo todo aquello que creí posible
y era justo lo contrario de lo que debía hacer.

Se parece a las manzanas verdes esta vida,
que se comen esos tontos desgraciados
que no vieron ni supieron que había rojas ricas,
y se ríen los malditos como perros resignados.

¿Por qué pasan estas cosas? Sólo sábelo Dios.
Y que digan lo que digan, que lo hice todo mal.
No me puedo arrepentir de lo que ya pasó,
que si vuelvo atrás, haría todo igual: tal cual.

9 de diciembre de 2018

CMLXV. Ictus


Suponen que el Espíritu es paloma, 
que María es una esclava feliz, 
que el ciego de Damasco es un patriarca loco 
y un mendigo delirante que se fue.

Creen que Jesús es sólo un hombre bueno
y su dolor, un estigma insensato.
Se burlan del camino de la fe
y suponen que la Iglesia es un ladrón barato.

Nos creen peregrinos ignorantes
o gente piadosa que teme morir,
nos piden un milagro en el calvario
y juran en vano que buscamos sangrar.

Pero ocurre que en la tierra somos más extraños:
venimos de un desierto plagado de flores, 
cruzamos los mares con los ojos cerrados
y esperamos inseguros y seguros a la vez.

La dicha se nos va, la sal nos alimenta,
el vino se derrama y el pan nos vuelve a unir.
Lo negamos por la noche y lo vemos brillar.
¡Y todo es tan dificil como cuesta arriba!

Es ingenuo porque tiene mal sabor,
es vinagre que nos clava por la noche
o una piedra en la tumba que el viento cerró
y ha caído dejando un sudario vacío.

Es absurdo lo que vemos en el alma.
Un escándalo que nadie viviría,
la daga con que el hombre mata al hijo
y un océano infinito del más raro perdón. 


CMLXIV.- Diametral en el abismo



Camino solo, leo solo,
madrugo solo y sólo fumo:
desnudo sostengo el sopor
del sol que no llega nunca.

Celibato arrepentido
del amor en el descuido trágico
que los hijos hincan en la tierra,
como un faro irrepetible
del que no podré volver,
más que en un sueño despierto:
en la manca soledad sin voces.

Tenía una gata blanca,
me esperaba un plato de sopa,
saludaba al amor sin tregua,
sin duda y sin dolor.

Hasta que una noche escapé
en la sombra de un desierto
que llamaba la aventura.

Nunca volví:
todo lo hice mal.
Mi casa era mi vida
y fue una estatua de sal.

El corazón dejo de latirme.
Mi cuerpo, de vivir.
El alma se partió en las rocas
y colgue mi retrato para siempre.

Hoy es demasiado tarde:
mañana tendré temor
y temblor en la paradoja,
en la angustia pasajera,
en la plaza de los loros
y en el bullicio del día mayor. 

CMLXIII.- Hundido para arriba


Tu oscura tierra 
corazón es toda plana, 
pero Valparaíso es
un torrente tan hondo, 
como mi blanca margarita 
en la escala,
y tan fugaz como un pescado 
redondo como la luna,
y tan hediondo.

CMLXII.- Entre todas las mujeres


Un mes de amable diálogo 
secreto en la oscuridad 
de la noche esperanzada
sirve para tan poco, 
pero la vida es precisamente eso: 
la luz que no ilumina otra cosa 
que el camino hacia la noche, 
creyendo fervientemente 
que al final de la nada está 
la cara del abismo del Amor 
y un ruego insondable 
para mi espíritu infinito,
en la hora de la muerte.

8 de diciembre de 2018

CMLXI.- Recla Manece Sidad



Vuelvo otra vez peregrino a volar
cómo en niñas espirales de veleta,
dando un beso clandestino a la doncella
que no quiere ver pasar escarabajos
sobre el cojo jardinero del aire.

Voy haciendo de las hojas caídas
un amparo de curiosas volvoretas,
las que guardan el secreto del follaje
aunque esperen ser pisadas por gigantes.

Parco, leve y lentamente toco
la palma de la tierra y me contacto
con el negro batallón de caracoles al acecho,
con goterones que marcan el paso del mundo
y los grillos solitarios que duermen en el eco
de su propio concierto anaranjado,
sobre el agrio rocío de las piedras
en la terca y matutina oscuridad.

Hijos ciegos de violines alados
que, al anuncio inminente de la aurora,
guardan digno y respetuoso silencio,
sobre el gris que la bruma dispersa
y anida en la canción de los gorriones:
un conjuro demente que no quiere dormir.

Crujen cascarones debajo de la piedra,
larvas que lloran su huérfano color,
que pudren al olmo en su jardín perfecto,
que apagan la alarma del día que vuelve
cabizbaja en la garganta de millones de seres,
o bailan borrachas buscando bocados.

El bosque no deja ver al árbol,
la luna no desea su humedad,
pues han teñido su plateado maquillaje
y la abrigan sin aviso cantando
una extraña bienvenida al sol.

6 de diciembre de 2018

CMLX.- La mataba soledad



Era un beso en el cuño del tiempo,
que tocaba mi espalda de bocas,
las que gritan un paso arrepentido
como un tonto, tan lento y tan triste.

Acaso fui un faro furioso, aburrido
de luciérnagas que hieren demasiado:
millones de ojos que ya no me miran,
las manos empuñadas que nunca olvidaré.

Me ataba seguro a las miradas dulces
que unía con agua a mi polluelo corazón,
hasta que una mañana se hallaba sin vida
la flor desconocida, sin saber a dónde fue.

Por esa ventana, un fantasma de madera
que partía la noche de la fría Independencia,
y la vi deslizarse desnuda para siempre.
A veces, de noche, se me vuelve a aparecer.

4 de diciembre de 2018

CMLIX.- Nunca Fracasa Propia



Vuelvo está noche a mirar hacia atrás
y vi la traición de un amigo y mis jefes,  
amargo abandono y un poco más,
mis propios colegas me escarnecen.

Ignoro la causa, no sé qué pensar:
pero hay una forma de turbia razón
a dónde me vaya y en cada ocasión,
que crea el vacío en cualquier lugar.

Recuerdo la Escuela, la fría mañana
de mi aburrimiento, de olor a café,
y veo un tumulto de gente malsana.
No quiero ser uno de aquellos que odié.

Me ponen ausente en la clase a la que fui
y envidian hirientes aquello que amo,
me mojan, me aplanan, se ríen de mí..
Por eso es que canto y les digo: soy sano.

Yo vuelvo al colegio de amable resabio
y soy el pendejo con hoyo en los zapatos.
Juan Díaz y el Archi en medio del patio,
exhiben mi pobreza, se burlan de mi horror.

¿Y a dónde debiese buscar mi alegría,
si allí donde escarbo me embriaga el dolor?
La incierta mañana de mi fantasía
recién amanece, tan pura de sol.

Allá, está en el fuego que duerme todavía,
la dicha que espanta: la voy a buscar.
El cielo ha parido su luz de mediodía.
Un mundo que gira, mi barco hacia el mar.

Palabra futuro, que no me abandona,
que siempre me espera silbando feliz.
No sabe de jaulas y todo lo perdona,
me abraza, me cuida y me lleva hacia ti.

3 de diciembre de 2018

CMLVIII.- Mayéuticariño



Que cada uno diga lo que quiera, 
que la verdad se alimenta de los sueños, 
de mentirillas piadosas y de cosas 
que no son, o de ignorantes pequeños.

Ni la terca parodia de la santa sofía,
tan científica beatífica que niega todo,
esperando que el modelo se compruebe,
nos sacará de la barbarie ni del lodo.

Discutir, equivocarse y sacarse mala nota,
abrazar o cobijar al que no sabe leer,
y burlarse divertido cuasimodo de la gente
que dice que se callen los idiotas de una vez.

Y que se atrevan a taparte la boca
esos pedantes culinjuntos y maestros,
porque la noche inveterada de los tiempos
nos cubrirá con su tiniebla de rocas.

¡Mejor que abunde el insensato canto lindo 
de los brutos que no tienen la razón!
Porque a veces nos recuerdan lo distinto
que en el fondo de las almas se durmió.

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