Hay un mecanismo implacable:
lo que subyace en el bemol de cada dios.
Todo milagro para santos y tomases:
antiguo fraude que heredamos de Platón.
Vírgenes ideas que parieron profetas
sin haber conocido maravilla ni varón,
porque luego se escondieron a la luz de una cometa,
que olvidaba en la inerrancia su banal revelación.
Que compare tres versículos ajados
y que crea lo que quiera aquél que nunca creyó.
Si salimos a la calle abandonados,
no escuchamos las trompetas de la luna en Jericó.
Matusalén sólo vivió cuarenta años,
y con Yahvé ni San José jamás soñó ni habló,
que no hay posesos, magdalenas ni rebaños:
sólo jaurías de conversos el domingo a pleno sol.
lo que subyace en el bemol de cada dios.
Todo milagro para santos y tomases:
antiguo fraude que heredamos de Platón.
Vírgenes ideas que parieron profetas
sin haber conocido maravilla ni varón,
porque luego se escondieron a la luz de una cometa,
que olvidaba en la inerrancia su banal revelación.
Que compare tres versículos ajados
y que crea lo que quiera aquél que nunca creyó.
Si salimos a la calle abandonados,
no escuchamos las trompetas de la luna en Jericó.
Matusalén sólo vivió cuarenta años,
y con Yahvé ni San José jamás soñó ni habló,
que no hay posesos, magdalenas ni rebaños:
sólo jaurías de conversos el domingo a pleno sol.