31 de octubre de 2021

MCXXVI.- Renuncian Sunshine


Yo vivo en el suburbio desamor.
Descalzo y repentinamente vulgo,
sospecho que esta noche dormiré
y seré,
persígnome resígnome canguro.

Contengo en mi vacío marsupial dolor,
pelusas de amargura en el ombligo.

Yo mismo coloqué mi desventura:
asumí
la cruz de una locura terminal,
su herida de abandono que intenté
curar,
hiriendo mi abandono sin amigos.

Quisiera que de pronto comenzara,
otra vez,
un día nuestra vida de improviso:
volver a ser un ámbito de fuego
inmadurez,
ternura y alimento sin respiro.

Mirarla nuevamente enamorándome,
tal vez:
lo sueño sin pensar en lo que digo.

Yo vivo en el suburbio desamor.
Extraño y marginal fulgor abrigo.

22 de octubre de 2021

MCXXV.- Cuervorágine los ojos


¿De dónde viéneme eso,
lo del pánico de huir,
terrible cataclismo
abismo vértigo incontrol?

¿Por qué me han hecho daño
paño y lágrimas temer,
de niño dependiendo
y siendo rápido me iré?

Me escondo.
Me nubla una pirámide contorno,
se arropa como gárgola compleja
y cubre su alma pátina de mí.

Yo sé que tiene término y comienzo.
Lo puedo desde lejos viejo asir.
Un ágrido recuerdo ciervo negro
que grita mudo magro y me corrí.

Y si abro la mirada al día siguiente,
cuan pronto comprendo que no estaba allí:
bloqueaba los pasos que no se acercaban,
cerraba mi puerta y la nada detrás.

Te juro que el viento de lo insoportable
se ataba arañando mi tranquilidad,
vestía de oscuro oficial o gestapo
y dábame alcance, quería gritar.

Me siento tan solo con este presiento,
tan chico abatido y herido sin fe,
que fijo una culpa de sangre rescate,
de doce monedas y sigo de pie.

Querría que todo el ingente abanico
de seres amigos abrigos venir,
me amaran y hablaran hallaran la causa,
y no abandonaran mi escriba canción.

21 de octubre de 2021

MCXXIV.- Siete por siete

 

Dibujo en algún sitio
de la clínicartulina blanca,
la risa carcajada disimula
del conjunto batallón de seres
que lentamente hundieron
sus dedos en la llaga
e hirieron los ojos de mi tercorazón.

Aprendímela memorizando
la culebra de la culpa mía:
que no fui tan bueno nunca
y no los quise mucho más,
ni te eché tanto de menos
cuando pude amar,
pero la víbora se va disolviendo.

Aquella que no quiso
lo limpio que le daba,
y el tío que me fraguabampiro,
la música perfumarola,
los niños en el patio de Vivar,
el óptico desprecio repentino
de mi vida en blanco y negro militar.

Que no fui al desfile,
que no tengo paletó,
porque tengo miles de agujeros
y dos tarros vacíos de nido
sostienen los largueros de mi cama,
donde duerme el Camilo con leche
y la Laika no se quiere devolver.

Sus mejillas se parecen tanto,
la mirada es una sola en la pared,
se repite como calcomanía
y resulta que los vuelvo a ver,
porque dañan cuando arañan surcos,
me enseñaron a no dar amor
y quisiera que me hicieran desaparecer.

Como dijo el ordinario la Tabita,
y me echaba de la clase Zumarán,
disfrazado de particular subvencionado,
caminabajó la calle Villafaña final,
y me carga Bernardo Guerrero,
que me dio sus calcetines morados
y resulta que se estaba burlando de mí.

Pero nuevamente el sol carente
de la sucia peregrina de ayer
tras el largo calderón de la noche
aparescenario cántaro en mi piel,
porque yo no me arrepiento de nada,
ni del plátanoriental que irrita:
ojalágrimas pupilas del niño que fui.

19 de octubre de 2021

MCXXIII.- Achaplinarte por el Arte


El anarquista sirve para dar la lata,
sentando al fondo oscuro de la cervecería,
diciéndonos qué hacer en pantuflas y bata,
tomándose un café y leyendo poesía.

El anarquista tiene solución para todo,
y así como en el agua se disuelve la sal,
se ahogan los sueños rebeldes en su lodo
y nunca lo encuentras si algo sale mal.

El anarquista envía a quemar una iglesia
al hijo de la viuda que alimenta el cura:
lo llena de promesas, y sufre de amnesia.
¡Jamás te dije eso! ¡Apártate, basura!

El anarquista siempre se sube al plinto:
derriba monumentos, usando mascarilla.
Le teme al minotauro, pero ama al laberinto
y nunca consigue llegar a la otra orilla.

16 de octubre de 2021

MCXXII.- Montón de Simpatía


Y así me vi rodeado
de esta gente,
que se mofa impertinente
de lo que no puede atar
ni guardar, clasificar sellado
y dejar encasillado en un cajón,
porque nada que no engarce
en cierto tipo penal,
que no quepa asimilar
en una o más categorías,
en rigor merecería filiación.

Lo que no puede nombrar, no existe:
y si el alma de las cosas se resiste
a la máquina retina del control,
al espíritu teatral de la corbata,
al overol
y a la farsa del charol, se elimina,
se somete, se castiga, se atrinca,
se persigue para recapacitar,
que comprenda que hay un modo,
una sola única ciencia,
y una flor de la conciencia, nada más.

Llora larga cortapisa de razones,
que ha vedado, vendado y vendido el color
a la luciernaga pastora inclaudicable,
a las piruetas repentinas del sol,
a la profunda humanidad que hay en el aire
y al farol inteligente de la tierra mejor,
que se rebela y se regala galante,
se me ofrece con genuino candor,
y recojo enamorado de la vida
a esa mínima y sencilla imprudencia
que reía encadilándome en un diente de león.

Nos gusta Cuculí Pop