26 de julio de 2010

DCLXIV.- Bien Familiar



Nunca me llamó
más de una vez,
salvo el 19
de cada mes.

Nunca me dio un beso
más enamorado
que en los blancos pasillos
del supermercado.

Cauta se libró
(pero sólo de mí).
Poco le importó:
por eso me fui.

¡Ella, que me fue!
(nunca de verdad):
¡Yo, que le compré!
(hasta la mitad).

20 de julio de 2010

DCLXIII.- Cuculí Blue





El mejor de los ejemplos posibles
para dar noticia exacta de la dicha,
es la ingente propulsión de mi sonrisa
y del mundo en el que quiero vivir.

Ha llegado hasta mi noche adversa,
cabecita de rosados y caricia,
la daniña macarena mas propicia,
su bandera tiene vida y tricolor.

Debería contener mis serpentinas,
en ahorro para un tiempo sin rubor.
La prudencia me aconseja y me asesina:
yo prefiero darlo todo por el viento motor.

El amor no es el bullicio de la esquina,
pero es eso lo que llena el corazon:
una guerra de trompetas que jamás se desafina
y que por eso tiene beso como queso y coliflor.

19 de julio de 2010

DCLXII.- Reviví Pop


En el alma de la furia viven lágrimas,
viven ángeles y viejos tamarugos
que se apiadan de mi celo
por ser cada vez más justo,
por vivir la vida pura dignamente,
y tener junto a la puerta mi bastón.

Yo quería ser el grande comandante
de una recia madre nave
por el cielo y en el valle
abrigar una esperanza inclaudicable,
pero nunca hubo una tierra
prometida tras el mar,
y a mi paso por la calle
se encalló la soledad.

¿Qué más?

Ahora que puedo disfrutar el trigo dulce
de la prole y de la bella caminata pueril,
me lo vedan por amar y no rendirme jamás:
soy el loco que se esconde
bajo el quid de los faroles,
el insano y peligroso que destruye su hogar.

¿Qué haré?

Yo no quiero ser de nuevo Cuculí:
ese espasmo de agua trilce
que lloraba dando tumbos,
ya se ha muerto irremisiblemente,
porque nada que haya dicho se cumplió.

Hay un nuevo cascarón
sobre la vieja enramada,
un polluelo de vigor
en sangre dulce y delicada.
Hombre libre que ha parido el amor:
se llama Pedro Aravena Arriagada.

5 de julio de 2010

DCLXI.- La Mayor



Yendo transcurrida la mitad del camino,
miro hacia adelante y lo que puedo ver
es una vereda que me lleva a la noche,
larga como larga es la que ya caminé.

Justo en el instante en que creí extraviada
frágil la belleza de mi tierna juventud,
tocan a la puerta tan de madrugada,
casi que no supe que venías tu.

Mínima, sencilla y caminando leve,
tal como la vida que si viene, va
dando a cada paso un escalón que tiene
el mismo perfume de la libertad.

Niegan mis amigos este sueño loco:
"Déjate de bromas que ya no es tu edad:
sigue tu camino que te queda poco.
Viejo, peregrino, deja para los demás".

Pero no los oigo porque nada dicen:
lucen cicatrices sin querer sangrar,
mueren años antes de parir la dicha:
lloran en la playa sin tocar el mar.

Canta, puro trino, ni te pongas triste:
hay una distancia que no tiene valor.
Eras mi destino pero te escondiste.
Todos somos niños cuando llega el amor.

1 de julio de 2010

DCLX.- Letargonauta



Me sumerjo irreverente
en el abismo de este sueño
que no tiene lar ni dueño
y que nos hace bostezar.

No quería remecerla,
tan sumida en su belleza
y me acaricia un brillo perla,
en delicado ajuar, su pieza.

La sencilla y perezosa
macarena dormilona,
que no quiere ni por nada
en este mundo despertar.

Va desnuda y secuestrada
entre la sábana y la lona:
me recuerda levemente
a la quietud del mar.

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